La tarjeta de presentación de la persona responsable de Normalización de una de las mayores empresas industriales del mundo, sino la mayor, deja bien claro el sitio que corresponde a la Normalización dentro de su organización: “Market Intelligence, Innovación y Sostenibilidad”.

La Normalización es una actividad antigua, aunque, creo yo, no por antigua, suficientemente conocida.

Para entender lo que es la Normalización habría que empezar por decir que el término norma puede inducir a cierta confusión. En nuestro idioma, la palabra norma, al menos en su entendimiento más usual, tiene un significado demasiado cercano al precepto jurídico, lo obligatorio por ley. Sin embargo norma también significa referencia, modelo, patrón, nivel, un concepto más cercano a la palabra estándar, cuyo significado en su lengua de procedencia está bien definido y nada tiene que ver con el precepto legal, con lo obligatorio.

Hacer Normalización es promover consensos; la Normalización es el foro en donde las partes interesadas en la actividad económica relacionada con un producto o servicio se ponen de acuerdo sobre sus características esenciales de manera voluntaria y transparente.
Para promover esos consensos el instrumento fundamental son los Comités Técnicos de Normalización, comités de expertos, agrupados por áreas de interés, abierto a la participación de todas las partes interesadas. En la actualidad, promovidos y coordinados por el organismo español de Normalización, organizados en 209 Comités Técnicos de Normalización, colaboran de 11.000 expertos de más de 5.500 empresas y entidades españolas.

Entre las numerosas aportaciones de la normalización, se encuentran la racionalización, la seguridad y la calidad. Respecto a la racionalización, el origen de la Normalización está en la necesidad de racionalizar las dimensiones y las variedades de los productos.

Que los tornillos de un fabricante sean compatibles con las tuercas de otro, que las lámparas se fabriquen sólo en determinadas potencias, no es casualidad, es la aportación de la Normalización. Los tamaños del papel, las dimensiones de los muebles de la cocina, en fin, una lista interminable, casi todo. Y por dar un ejemplo más moderno, Internet. En la Normalización es en donde se establecen los criterios para que se puedan comunicar entre sí, para que puedan funcionar en conjunto, los dispositivos que vemos y los que no vemos.

La racionalización de los productos es la primera y probablemente la mayor de las aportaciones de la normalización, porque sin ella no existiría la economía industrial. Simplemente, seguiríamos viviendo en la época preindustrial o artesanal, o quién sabe si acaso viviríamos.

La siguiente gran aportación de la Normalización es la seguridad. A la Normalización hay que agradecerle la introducción de condiciones de seguridad en el diseño, fabricación y venta de los productos y el desarrollo de métodos de ensayo para verificar esos requisitos de seguridad.

Y la tercera de las grandes aportaciones de la Normalización es la calidad. Racionalización, seguridad y calidad son conceptos difícilmente separables a la hora de hacer las normas, que son, en definitiva, documentos con requisitos técnicos desarrollados en un equilibrio entre, por un lado, las posibilidades reales de los sistemas productivos y del estado del arte de la tecnología, y, por otro lado, las expectativas y necesidades de sus consumidores y usuarios; todo ello en la presencia de otras partes interesadas como las Administraciones Públicas, centros tecnológicos o laboratorios.

¿Por qué la Normalización es Importante para una Organización?

El primer contacto con la Normalización con frecuencia suele producirse por la necesidad de disponer de información referente a algún producto o servicio; las normas contienen información muy importante para la competitividad de las empresas y para el control de los riesgos derivados de su actividad.

A 31 de diciembre de 2014, el catálogo de normas UNE está compuesto por 31.108 normas, de las cuales 23.950, el 77%, son normas europeas, y 12.172, el 39% son adopciones de normas internacionales. Y la mayor parte de ellas, en español, medio millón de páginas.
Y aún más importante que eso, el valor del contacto con el selecto grupo de profesionales que compone un Comité de Normalización, verdadero centro de inteligencia sobre los productos y los servicios.

En definitiva, las normas y la Normalización desempeñan un papel esencial en la diseminación y la transferencia de la tecnología, desde las grandes empresas a las pequeñas, desde las empresas más innovadoras a las que no lo son tanto, y desde los países desarrollados a los países en vías de desarrollo.

Responsabilidad Legal

Las normas sirven para construir confianza y despejar incertidumbres. Sirven para prevenir los riesgos derivados del cumplimiento de las obligaciones legales de los productos y servicios de su organización, y son la manera más eficaz de cumplir con los requisitos de seguridad de las legislaciones de los mercados internacionales, requisitos que existen porque todos los Estados del mundo tienen la obligación de garantizar la seguridad de sus ciudadanos y de su medio ambiente.

Pero la limitación o exención de la responsabilidad legal a través del cumplimiento de las normas no sólo afecta a los productos y servicios, también limita los riesgos como consecuencia de otros ilícitos.

Acceso a los Mercados

Según datos de la Organización Mundial de Comercio, entre 1950 y 2013, mientras que el producto mundial bruto se multiplicaba por 9, el valor de los intercambios comerciales entre países lo hacía en un factor de 298, es decir, que en los últimos 63 años el comercio ha crecido 32 veces más deprisa que el producto bruto. Aunque no soy economista sino ingeniero, me parece a mí que este dato pone de manifiesto algo muy importante: que hoy en día, en donde tenemos las oportunidades, el crecimiento y el desarrollo económico, es en la exportación y en la buena gestión de los intercambios comerciales.

Las normas son el pasaporte para las empresas y para sus productos y servicios. Antes he puesto de manifiesto que los Estados, en el ejercicio de su obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos y del medio ambiente, imponen requisitos, y que las normas son el mejor medio para conseguir presunción de conformidad. Pues las empresas, a la hora de comprar, son mucho más exigentes aún que los Estados.
Los compradores privados o públicos, lo mismo que los Estados, necesitan garantizar la seguridad de los productos. Pero también necesitan que sus características estén normalizadas para asegurar la compatibilidad con otros componentes. Necesitan niveles de calidad, porque de otro modo sus productos no serían competitivos. Necesitan evitar la multiplicación de ensayos y controles de aceptación de los productos, para acelerar sus procesos productivos y mantener el coste final de su producto bajo un umbral que les permita ser competitivos. Necesitan eliminar incertidumbres y establecer relaciones de confianza.

Este enfoque surge de la necesidad de impulsar la innovación y de conseguir que los nuevos conceptos lleguen al mercado de manera eficaz y rápida, y en esto, la Normalización puede jugar un papel fundamental. Se trata de impedir que normas existentes dificulten de facto la implantación de las nuevas ideas en el mercado, y de que por el contrario, nuevas normas o la rápida adaptación de las existentes, sean la mejor autopista para el acceso de las innovaciones a los mercados.

Fruto de ello es el actual esfuerzo de las instituciones y los organismos de Normalización, y desde luego de AENOR, de promocionar la Normalización en los foros del I+D+i, y de facilitar las herramientas de la Normalización a las empresas innovadoras para asegurar su rápida llegada e implantación en el mercado.

Influencia en los Mercados

En el apartado anterior puse de manifiesto uno de los riesgos de la Normalización, esto es, que la falta de capacidad para hacer nuevas normas o la falta de agilidad para actualizar las existentes pueda dificultar el éxito comercial de las innovaciones.

El avance de las denominadas barreras técnicas al comercio, y de otro tipo de barreras, ha progresado en paralelo con la disminución de los aranceles y con el extraordinario crecimiento del comercio internacional. Su importancia queda patente por la realidad diaria del comercio internacional y por ser éste un tema de especial atención en la Organización Internacional de Comercio. Uno de sus principales acuerdos, el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio, está dedicado a este asunto.

Las normas y la Normalización puede tener, tanto por lo bueno como por lo malo, un efecto muy importante, sino definitivo, sobre la comercialización de los productos, y por tanto sobre la competitividad de una empresa, de un país o de un área económica.

La Normalización puede llegar a ser una de las más eficaces herramientas para la difusión de las tecnologías y de obtención de ventajas competitivas. Lo saben bien las primeras economías del mundo y los mayores grupos industriales, que tratan de sacar adelante sus criterios en las normas, y que pelean porque los mercados y las economías emergentes adopten sus cuerpos normativos frente a los de otros. Exportar Normalización es ganar posiciones en la carrera de la competitividad.

Ayuda a la Legislación

Las Administraciones Públicas tienen la obligación de velar por la seguridad de los ciudadanos, la protección del medio ambiente y la protección de los derechos de los consumidores. Para ello deben establecer reglamentos técnicos que contengan requisitos de mínimos relativos a esas obligaciones. Por ejemplo, es evidente que los materiales de construcción básicos, como son el cemento o los productos siderúrgicos para la construcción, tienen que cumplir unos requisitos que garanticen la seguridad y calidad de las viviendas, de los edificios públicos, de las construcciones civiles, en el momento de su construcción y durante muchos años.

La Normalización simplifica y racionaliza los textos legales y facilita su cumplimiento y la capacidad de adaptación a la evolución de la tecnología, en línea con los objetivos de la Ley de Garantía de Unidad de Mercado y de la política europea de “Legislar mejor para potenciar el crecimiento y el empleo en la Unión Europea”.

Efectivamente, el conjunto de requisitos, de métodos de ensayo, de buenas prácticas, en fin, el fondo de conocimiento desarrollado en la Normalización es un valiosísimo recurso para las Administraciones Públicas a la hora de legislar. Y no sólo por el coste que supondría para ellas desarrollar ese fondo económico, sino por la dificultad real de hacerlo en sintonía con el estado del arte de las tecnologías y la realidad de los mercados.

A 31 de diciembre de 2014, un total de 3.720 normas UNE estaban citadas en distintas disposiciones reglamentarias, nacionales o autonómicas.

Presente y Futuro de la Normalización en España

Desde 1986 la Asociación Española de Normalización y Certificación ha venido promocionando, impulsando y gestionando la Normalización en España.

Desde su creación, en estos ya casi 30 años de existencia, la Asociación he dado un impulso extraordinario a la Normalización en nuestro país, como pone de manifiesto el Cuadro 1.

Cuadro 1 Cifras de AENOR (a 31 de diciembre de 2014)

Cuadro 1 Cifras de AENOR
(a 31 de diciembre de 2014)

Las normas UNE son la enciclopedia de nuestra tecnología, un conjunto documental de enorme valor para nuestras empresas y nuestro país, dentro y fuera de él, ya que nuestro idioma lo hablan otros 400 millones de personas fuera de nuestras fronteras, lo que supone uno de los mayores mercados del mundo.

No sólo es una herramienta de extraordinario valor para nuestras empresas y nuestro país, lo es también para nuestros socios europeos, dado que el 77% de nuestras normas son normas europeas. Bien puede decirse que las normas UNE son las normas Europeas en español, y por lo tanto una oportunidad para las empresas europeas y para la Unión Europea de diseminar su tecnología en el espacio económico de los países que hablan español. Este espacio, el de los países que hablan español, tan próximo a nosotros, que está experimentando ya desde hace años un desarrollo sostenido, que se encuentra, justo en estos tiempos, en proceso de industrialización, de adopción de tecnologías, y de consolidación de sus infraestructuras de seguridad y calidad.

También quiero señalar el valor para pymes y autónomos. Con diferencia, somos el país de habla no inglesa, francesa o alemana, con mayor número de normas internacionales en nuestro idioma. Imagínense la dificultad para pymes o autónomos si tuvieran que utilizar las normas, internacionales en su mayor medida y cada vez más en su número, en idioma distinto del español.

Aunque más modestamente, la Normalización española ha progresado en su participación y liderazgo en la Normalización internacional. Digo más modestamente, porque aunque mantenemos una intensa relación con los organismos internacionales de Normalización, y hemos tratado de especialmente mantener una relación estrecha con los de los países que hablan español, las 9 secretarías de Comités o Subcomités de la Normalización internacional que lideramos desde España, están significativamente distantes de los 166 que lideran desde Alemania o de los 23 que lideran desde un país más pequeño que el nuestro pero muy avanzado como es Holanda.

2015 no es 1986. En lo que se refiere al pequeño mundo de la Normalización, hay mucho que tener en cuenta a la hora de avanzar hacia el futuro.

En primer lugar, nuestra problemática más local y por lo tanto, inmediata. Primero la Comisión Nacional de la Competencia en Julio de 2010, y posteriormente la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia en Julio de 2014, publicaron dos informes con recomendaciones a las Administraciones Públicas y que son relevantes para el modelo de la Normalización en España.

Entre otras cuestiones, recomiendan llevar a cabo una separación de las actividades de Normalización y de Evaluación de la Conformidad, o lo que es lo mismo, que en la persona jurídica que promocione, impulse y gestione la Normalización en España no se lleve a cabo ninguna actividad de Evaluación de la Conformidad. Cabe suponer que la autoridad de competencia espera que la separación de estas actividades contribuya a evitar cualquier riesgo de que una de ellas se pudiera ver condicionada, para mejor o para peor, por la otra.

La conjunción de ambas actividades en una única persona jurídica no es exclusiva de España, ya que es un modelo común en el mundo y en los países europeos; ni tampoco lo es de AENOR, ya que el antiguo IRANOR llevaba a cabo ambas actividades y existen numerosos antecedentes en la legislación española en relación con el impulso de marcas de certificación como aplicación práctica de la Normalización en interés de la competitividad de nuestra industria y de la seguridad de los ciudadanos y en apoyo de funciones del actual Ministerio de Industria, Energía y Turismo. No obstante y como no puede ser de otra manera, la Asociación ha iniciado los trabajos en línea con las recomendaciones de la autoridad de competencia, habiendo sido aprobado por su Junta Directiva en 2014 una Propuesta para la revisión del actual modelo de organización de las actividades de la Asociación Española de Normalización y Certificación.

Esta propuesta incluye la transferencia de las actividades de Evaluación de la Conformidad y de otras actividades que actualmente lleva a cabo la Asociación y que son diferentes de la Normalización, a una persona jurídica diferente. Igualmente, y una vez completada esa transferencia, contempla la futura obtención de la declaración de utilidad pública para la entidad de Normalización.

No obstante, la implantación de esas recomendaciones, que básicamente requieren alejar la Normalización de cualquier actividad económica que pueda condicionar su desarrollo, abre un horizonte de incertidumbre en relación con la sostenibilidad futura del modelo de la Normalización Española, del modelo que ha estado vigente desde 1986. Adicionalmente a este hecho, existe una fuerte presión en relación con la gratuidad de las normas, tanto en nuestro país como en otros países.

Ambas circunstancias, junto al efecto de las dificultades económicas por las que ha atravesado nuestro país en los últimos ejercicios, han hecho reducir los recursos que la Asociación ha dedicado a la Normalización. En concreto, entre 2008 y 2013, en aproximadamente un 25%, lo que sitúa el volumen de los recursos dedicados a la promoción, impulso y gestión de la Normalización en España en apenas el 7% de los del organismo alemán de Normalización DIN.

Además hay que atender los nuevos desafíos provenientes de las prioridades de las autoridades europeas. Mencionaré al menos tres de ellos.

  1. En primer lugar, la disminución de los recursos destinados por la Comisión Europea a la promoción, impulso y gestión de la Normalización europea. Una reducción que deberá ser compensada por los organismos nacionales de Normalización. En el caso de los públicos, que son la mayoría de ellos, corresponderá en última instancia a sus Administraciones Públicas nacionales.
  2. En segundo lugar, la necesidad de acortar los plazos para la elaboración de las normas. No se trata de un desafío fácil, ya que la Normalización no es una fábrica de especificaciones técnicas, sino una actividad dirigida a alcanzar consensos. Superar este desafío va a requerir un enorme esfuerzo.
  3. En tercer lugar, el aumento de la participación de las pymes y de los consumidores o sus representantes en la Normalización. Al menos en nuestro caso, el de España, las cifras de la participación de las Pymes en la Normalización hablan por sí solas de la cantidad y calidad de su participación. El caso de los consumidores, al menos el de los consumidores finales, es siempre complicado, por el número de órganos y la especialización de los trabajos que se llevan a cabo en las reuniones de Normalización. No obstante, en estas reuniones y en la propia entidad siempre ha habido una especial sensibilidad y apertura hacia la participación de los consumidores.

Estoy convencido de la fuerza del concepto de la Normalización, de su importancia para la actividad económica, para la competitividad de las empresas y para los países con aspiraciones como el nuestro; de su aportación a la seguridad de las personas; de su valor para hacer frente a los requisitos medioambientales y sociales de nuestro tiempo.

Por ello, seguirá aumentando el número de empresas y organizaciones de todo tipo que se acercarán a la Normalización para encontrar soluciones de competitividad o simplemente información. Las Administraciones Públicas continuarán dando el apoyo que siempre han dado a esta actividad y lo aumentarán en el futuro. Y que todo eso propiciará un nuevo marco económico y legal para esta actividad, de utilidad pública, e imprescindible en un país
líder.

Bibliografía
  • W. Edwards Deming, (1982) “Out of the crisis. Quality, Productivity and Competitive Position” Cambridge

    University Press. Edición en Español.
  • Ley 21/1992, de 16 de Julio, de Industria.
  • Real Decreto 2200/1995, de 28 de Diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Infraestructura de la

    Calidad y Seguridad Industrial.
  • Directiva 2001/95/CE del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la seguridad general de los productos.
  • Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales.
  • Reglamento 1025/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de Octubre de 2012, sobre la Normalización Europea.
  • Agenda para el fortalecimiento del sector industrial en España.
  • Ley de Garantía de Unidad de Mercado.
  • Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo COM (2005) 97 Legislar mejor para potenciar el crecimiento y el empleo en la Unión Europea.
  • 85C/C 136/01 La Consecución del Mercado Interior. Libro blanco de la Comisión para el Consejo Europeo. Junio de 1985
Avelino Brito MarquinaDirector General de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)

Inició su carrera profesional en AENOR poco tiempo después de la creación de la Entidad, en 1986. Se responsabilizó de la actividad de normalización en el sector eléctrico y electrónico en un momento de intenso trabajo normativo, para adaptarse al entorno resultante de la entrada de España en la, entonces, Comunidad Económica Europea.

De AENOR pasa a desarrollar actividades de consultoría estratégica a empresas multinacionales, incorporándose posteriormente a Logistic Activities (Grupo FCC) primer operador logístico español como Director de Organización y Sistemas.

En 2001 se reincorpora a AENOR siendo, sucesivamente, Director de Organización y Operaciones, Subdirector General y Director General Adjunto.
Avelino Brito es Ingeniero Industrial del ICAI y Máster en Administración y Dirección de Empresas por ICADE.