Resumen

Examinaremos los principales errores emocionales que cometemos al invertir, utilizando analogías con problemas de ingeniería para hacerlos más reconocibles.

Analizaremos:

  • La aversión a las pérdidas: Por qué sentimos más dolor por perder que placer por ganar, y cómo esto distorsiona nuestra percepción del riesgo.
  • El exceso de confianza: Por qué sobreestimamos nuestras capacidades de predicción, especialmente después de algunos éxitos.
  • La falacia del autocontrol: Cómo las promesas a largo plazo sucumben ante la gratificación inmediata.
  • El anclaje emocional: Por qué nos aferramos a precios de compra o valoraciones pasadas.

Cuando la ingeniería emocional falla

“No es casualidad que incluso los inversores más analíticos sucumban a patrones predecibles de comportamiento irracional. Son ‘bugs’ incorporados en nuestro software cerebral durante millones de años de evolución.”

Carlos era respetado en su empresa por su capacidad para diseñar sistemas robustos a prueba de fallos. Sus colegas acudían regularmente a él para revisar sus proyectos porque tenía un don para identificar vulnerabilidades que otros pasaban por alto. Sin embargo, cuando la bolsa cayó un 20% en 2022, Carlos, que había invertido gran parte de sus ahorros en el mercado, entró en pánico y vendió casi todo su portafolio.

Seis meses después, mientras el mercado se recuperaba sustancialmente, Carlos aún mantenía su dinero en efectivo, paralizando por el miedo a ‘volver a equivocarse.’

“Lo irónico”, comentó más tarde a su asesor financiero, “es que, si alguien me hubiera presentado esta situación como un problema de ingeniería, habría recomendado lo contrario de lo que hice. Diseñamos sistemas para resistir fallos temporales, pero cuando se trató de mi dinero, mis emociones anularon toda lógica”.

La paradoja del ingeniero inversor

Esta historia ilustra una paradoja común: los profesionales técnicamente cualificados pueden ser extraordinariamente racionales en su campo de especialización, pero sorprendentemente vulnerables a sesgos emocionales cuando se trata de sus propias inversiones.

¿Por qué ocurre esto? Porque los sesgos emocionales operan en un nivel más primario que nuestro razonamiento consciente. Afectan a nuestras decisiones financieras mucho antes de que nuestras capacidades analíticas entren en juego.

Los ‘errores de diseño’ emocionales en nuestro cerebro inversor

Así como un ingeniero busca vulnerabilidades en un sistema, vamos a analizar los principales ‘bugs’ emocionales que afectan nuestras decisiones financieras:

Figura 3.1: Mapa de sesgos emocionales en decisiones financieras

 1. Aversión a las pérdidas: El sesgo más costoso

“El dolor de perder 1.000€ es psicológicamente 2,5 veces más intenso que el placer de ganar la misma cantidad. Esta asimetría emocional explica buena parte de nuestros peores errores financieros.”

La aversión a las pérdidas es quizás el sesgo emocional más poderoso en el ámbito financiero. Los estudios de Kahneman y Tversky demostraron que el dolor de perder es psicológicamente entre 2 y 2.5 veces más intenso que el placer de ganar la misma cantidad.

En términos prácticos, esto significa que:

  • Perder 1.000€ te hace sentir tan mal como bien te haría ganar 2.000-2.500€.
  • Este desequilibrio emocional lleva a comportamientos financieros irracionales.
El experimento de la moneda

Un experimento clásico ilustra perfectamente este sesgo: se ofrece a los participantes una apuesta basada en el lanzamiento de una moneda:

  • Si sale cara: ganas 150€
  • Si sale cruz: pierdes 100€

Matemáticamente, esta es una apuesta con valor esperado positivo. Sin embargo, la mayoría de las personas la rechazan. La explicación: el miedo a perder 100€ pesa más que la atracción de ganar 150€.

Figura 3.2: Experimento de la moneda y valor emocional asimétrico

Manifestaciones en inversiones reales

La aversión a las pérdidas se manifiesta de múltiples formas en nuestro comportamiento inversor:

  1. Efecto disposición: Tendencia a vender rápidamente activos ganadores mientras nos aferramos a perdedores esperando que ‘se recuperen’.
    Estudio de caso: Investigadores de la Universidad de California analizaron más de 10.000 cuentas de inversión y descubrieron que los inversores eran 50% más propensos a vender acciones con ganancias que acciones con pérdidas, incluso cuando la venta de perdedores ofrecía ventajas fiscales.
  2. Parálisis por pérdidas recientes: Tras experimentar pérdidas, muchos inversores desarrollan una aversión extrema al riesgo que les impide volver a invertir, perdiendo oportunidades de recuperación.
  3. Escalada del compromiso: Inversión adicional en posiciones perdedoras para ‘promediar a la baja’, a veces irracionalmente, para evitar admitir el error inicial.
La paradoja del error aceptable

Isabel, ingeniera de calidad en una empresa de componentes aeroespaciales, aplicaba diariamente el concepto de ‘error aceptable’ en su trabajo. Sin embargo, cuando se trataba de sus inversiones, no podía tolerar ni siquiera pequeñas desviaciones negativas temporales.

En mi profesión, entiendo que un sistema robusto no significa cero fallos, sino fallos contenidos dentro de parámetros aceptables“, explicó. “Pero cuando veía mi cartera bajar un 5%, toda esa comprensión desaparecía“.

Su asesor financiero eventualmente la ayudó a desarrollar una ‘matriz de tolerancia a pérdidas’, similar a los diagramas de análisis de riesgos que usaba en su trabajo, lo que transformó su perspectiva sobre las fluctuaciones del mercado.

2. Exceso de confianza: El sesgo del ‘yo lo sé mejor’

El exceso de confianza es particularmente peligroso en profesionales altamente capacitados. Después de todo, si eres excelente resolviendo problemas complejos en tu campo, ¿por qué no serías igualmente hábil en los mercados financieros?.

El estudio del 90%

Un famoso estudio pidió a un grupo de conductores que evaluaran sus habilidades al volante. El 90% se situó ‘por encima de la media’, una imposibilidad estadística. Este mismo fenómeno se reproduce en las finanzas:

  • En una encuesta a inversores individuales, el 74% creía que podía superar consistentemente al mercado.
  • La realidad: menos del 10% de los gestores profesionales logran superar al índice S&P 500 durante periodos de 15 años.

Figura 3.3: La ilusión de superioridad en las inversiones

Las tres manifestaciones del exceso de confianza
  1. Sobreestimación: Creer que sabemos más de lo que realmente sabemos.Caso real: Durante la burbuja de las ‘puntocom’, muchos ingenieros informáticos invertían agresivamente en empresas tecnológicas basándose en su conocimiento técnico, sin evaluar adecuadamente los modelos de negocio subyacentes.
  1. Sobreposicionamiento: Asumir posiciones demasiado concentradas basadas en una sola tesis de inversión.
  1. Ilusión de control: Creer que podemos influir en resultados que son en gran medida aleatorios.
El efecto Dunning-Kruger financiero

El efecto Dunning-Kruger describe cómo las personas con conocimientos limitados en un área tienden a sobreestimar su competencia. Paradójicamente, los profesionales con conocimientos técnicos avanzados no están exentos; simplemente manifiestan el sesgo de manera distinta.

Manuel, ingeniero estructural con 15 años de experiencia, desarrolló un complejo modelo matemático para predecir movimientos de mercado. Invirtió gran parte de sus ahorros basándose en este modelo, convencido de que había descubierto patrones que otros habían pasado por alto. Cuando el modelo falló durante la pandemia, reconoció: “Confundí precisión con exactitud. Mi modelo era matemáticamente impecable, pero ignoraba variables fundamentales que no podía cuantificar”.

Un asesor financiero experimentado podría haberle señalado las limitaciones de su enfoque antes de que pusiera en riesgo sus ahorros, destacando variables cualitativas y factores macroeconómicos que su modelo no contemplaba.

CASO PRÁCTICO: La prueba de calibración

En un experimento con 300 profesionales técnicos de alto nivel, se les pidió que respondieran 10 preguntas sobre predicciones financieras, indicando un intervalo de confianza del 90% para cada respuesta (es decir, estar 90% seguros de que la respuesta correcta caía dentro del rango proporcionado).

El resultado: la respuesta correcta estuvo dentro del intervalo solo en el 37% de los casos, muy lejos del 90% esperado. Este fenómeno, conocido como “calibración deficiente”, revela cómo sistemáticamente sobreestimamos la precisión de nuestras estimaciones. Curiosamente, los participantes con mayor formación cuantitativa mostraron mayor discrepancia entre su confianza y su precisión real.

3. Sesgo de autocontrol: La batalla entre el yo presente y el yo futuro

El sesgo de autocontrol refleja nuestra dificultad para equilibrar gratificaciones inmediatas con beneficios a largo plazo. En términos económicos, tendemos a ‘descontar’ excesivamente el valor futuro.

El experimento del malvavisco (Marhsmallow)

El famoso experimento de Stanford ofreció a niños dos opciones: un malvavisco (golosina en forma de nube esponjosa) ahora o dos si esperaban 15 minutos sin comerlo. El seguimiento décadas después mostró que los niños que pudieron esperar tuvieron mejor rendimiento académico, profesional y financiero.

Como adultos, seguimos enfrentando esta disyuntiva constantemente en nuestras decisiones financieras:

  • Un coche nuevo ahora vs. una jubilación más cómoda en el futuro.
  • Gastos discrecionales vs. inversión para objetivos de largo plazo.
  • Gratificación inmediata vs. seguridad financiera.
La paradoja del interés compuesto

Entender matemáticamente el poder del interés compuesto no garantiza tomar decisiones coherentes con ese conocimiento. Laura, ingeniera química, podía explicar perfectamente cómo 10.000€ invertidos a los 25 años podían convertirse en más de 70.000€ al llegar a los 65 años (suponiendo un 5% anual). Sin embargo, año tras año posponía maximizar sus aportaciones a planes de jubilación.

“El problema no era de comprensión matemática”, reflexionó años después. “Era que mi ‘yo presente’ no se sentía conectado emocionalmente con mi ‘yo futuro’. Para mí, esa persona de 65 años era casi un extraño”.

Su perspectiva cambió cuando le recomendaron usar un software de envejecimiento facial para verse a sí misma en la jubilación, creando una conexión emocional con su yo futuro.

Figura 3.4: El valor psicológico del dinero en el tiempo

4. Dotación: Valoramos más lo que ya poseemos

El sesgo de dotación nos lleva a valorar más algo simplemente porque nos pertenece. En un experimento clásico, a los participantes que recibieron una taza se les preguntó por cuánto la venderían, mientras que a otros se les preguntó cuánto pagarían por adquirirla. Los vendedores consistentemente exigían aproximadamente el doble de lo que los compradores estaban dispuestos a pagar.

Manifestaciones en las inversiones
  1. Apego irracional a ciertos activos: “Esta fue la primera acción que compré” o “Esta inversión me la recomendó mi padre”.
  2. Resistencia a diversificar: Concentración excesiva en acciones de la empresa donde trabajamos o de sectores que conocemos.
  3. Sesgo nacional: Preferencia desproporcionada por invertir en empresas domésticas, perdiendo oportunidades de diversificación internacional.

Miguel, ingeniero de telecomunicaciones, mantenía más del 40% de su cartera en acciones de la empresa tecnológica donde había trabajado durante 15 años. Cuando su asesor le sugirió diversificar, su respuesta fue reveladora:

“Conozco esta empresa mejor que cualquier otra; sería irracional reducir mi posición en algo que entiendo tan bien”.

Lo que Miguel no consideraba era que, precisamente por trabajar allí, ya estaba doblemente expuesto: su salario y sus inversiones dependían del mismo factor de riesgo.

5. Status quo: La inercia financiera

El sesgo del status quo es nuestra tendencia a preferir que las cosas permanezcan igual, resistiéndonos al cambio incluso cuando nos beneficiaría.

El estudio de los fondos de pensiones

Un estudio analizó las asignaciones de activos en planes de pensiones y descubrió que la mayoría de los participantes nunca cambiaban su asignación inicial durante décadas, incluso cuando su tolerancia al riesgo y horizonte temporal cambiaban significativamente.

Por qué nos cuesta tanto cambiar

Desde una perspectiva evolutiva, conservar energía y minimizar riesgos era adaptativo. Los cambios representaban potenciales peligros. En finanzas, esto se traduce en:

  1. Inercia en decisiones de inversión: Mantener la misma cartera año tras año sin reevaluación.
  2. Resistencia a nuevas estrategias o clases de activos: “Siempre he invertido así y me ha ido bien”.
  3. Evitación de decisiones complejas: Posponer indefinidamente revisiones o ajustes necesarios.

El caso de Alberto, ingeniero mecánico próximo a la jubilación, ilustra este sesgo. A los 60 años, mantenía la misma asignación agresiva (80% en renta variable) que había establecido a los 35. “Sabía que debería reducir el riesgo a medida que me acercaba a la jubilación”, confesó, “pero cada vez que intentaba hacer cambios, me sentía incómodo y lo posponía”.

Su asesor financiero eventualmente le sugirió implementar un plan de diversificación gradual, reduciendo sistemáticamente la exposición a renta variable durante 5 años, lo que le permitió proteger su patrimonio antes de la jubilación.

El efecto contagio o ‘efecto manada’: Cuando las emociones se propagan

Un fenómeno particularmente relevante en la era digital es cómo los sesgos emocionales se amplifican a través del contagio social.

El experimento de la ansiedad financiera

Investigadores de la Universidad de Nueva York monitorizaron la actividad cerebral de inversores mientras veían noticias financieras. Descubrieron que las respuestas emocionales se intensificaban cuando los participantes veían las mismas noticias junto con reacciones de otros inversores (como en redes sociales).

Figura 3.5: Contagio emocional en decisiones financieras

El ‘efecto manada’ resultante puede llevar a burbujas y pánicos, donde incluso inversores con sólida formación técnica pueden verse arrastrados por emociones colectivas.

El ingeniero emocional: Estrategias para mitigar sesgos

A estas alturas queda claro que nadie, ni siquiera profesionales técnicamente sofisticados, es inmune a estos sesgos. Sin embargo, podemos implementar ‘contramedidas de ingeniería emocional’:

  1. Cuantifica tus emociones:
    • Desarrolla una escala personal de 1-10 para medir tu nivel de miedo o euforia antes de tomar decisiones financieras.
    • Establece reglas predefinidas para diferentes niveles emocionales (Ej: ‘Si mi nivel de miedo supera 7/10, esperaré 48 horas antes de vender’).
  1. Diseña un ‘circuito de retroalimentación negativa’:
    • En ingeniería, estos circuitos estabilizan sistemas que de otro modo se descontrolarían.
    • En inversiones: define reglas de rebalanceo que te obliguen a vender parte de activos que suben mucho y comprar los que bajan, contrarrestando la tendencia natural a hacer lo contrario.
  1. Implementa ‘cortafuegos’ emocionales:
    • En construcción, los cortafuegos impiden que un incendio se propague.
    • En inversiones: segmenta tu cartera en ‘bloque de activos’ según objetivos y plazos, con reglas y productos distintos para cada uno.
  1. Colabora con un ‘sistema externo de verificación’:
    • Los sistemas críticos tienen verificaciones independientes.
    • Una formación especializada (seria y profunda) impartida por profesionales de referencia y acreditada trayectoria en el sector o un asesor financiero cualificado y con años de experiencia, pueden actuar como verificación externa, identificando sesgos que no puedes ver por ti mismo.

“A veces, el mayor valor de un asesor financiero no es decirme qué hacer, sino impedirme hacer lo que no debería” – Elena, ingeniera de software y cliente de asesoría patrimonial durante 12 años.

En el mundo de las inversiones y las finanzas muchas veces, por no decir todas, es más importante no cometer errores de bulto que encontrar soluciones o productos brillantes que generen una alta rentabilidad.

Aplicando una metáfora del mundo del fútbol (me reconozco un ‘entregado aficionado al deporte rey’), se podría decir que:

“un partido puntual lo puedes ganar por goleada si el equipo está brillante y las circunstancias vienen ‘de cara’. Pero una competición de mayor duración no solo se gana a base de ‘meter goles’. Solo se podrá conquistar si se cuenta con un trabajado esquema defensivo que evite el recibir goles absurdos”.

Y diseñar una buena planificación de nuestras finanzas, que nos lleve a alcanzar nuestros objetivos a largo plazo, desde luego es ‘una competición de amplio recorrido’.

El valor medible de controlar los sesgos emocionales

¿Cuánto cuestan realmente estos sesgos? DALBAR, una firma de investigación financiera, estudia anualmente la diferencia entre los rendimientos del mercado y los obtenidos por el inversor medio. Sus conclusiones son reveladoras:

Durante el período 1997-2017, mientras el índice S&P 500 generó un rendimiento anualizado del 7.2%, el inversor medio en fondos de renta variable obtuvo sólo un 4.3%. Esta diferencia del 2.9% anual, acumulada durante 20 años, representa una pérdida de más del 40% del patrimonio potencial.

La principal razón de esta ‘brecha de comportamiento’: decisiones impulsadas por sesgos emocionales en momentos críticos del mercado.

Figura 3.6: La brecha de rendimiento causada por sesgos emocionales

Ejercicio práctico: Tu mapa de emociones financieras

Para concluir este capítulo, te invito a crear tu propio ‘mapa de emociones financieras’:

  1. Recuerda decisiones financieras importantes que has tomado en los últimos 5 años.
  1. Para cada decisión, responde (sé sincero contigo mismo, esto es por y para ti):
    • Qué emoción predominaba cuando tomaste la decisión? (miedo, codicia, orgullo, arrepentimiento…)
    • ¿Cuál fue el resultado de la decisión a largo plazo?
    • ¿Identificas alguno de los sesgos discutidos?
  1. Busca patrones en tus respuestas:
    • ¿Hay emociones que consistentemente preceden a malas decisiones?
    • ¿Hay contextos específicos donde eres más vulnerable a ciertos sesgos?
  1. Diseña tu estrategia de mitigación personal:
    • ¿Qué ‘señales de alerta’ emocionales puedes identificar en ti mismo?
    • ¿Qué reglas o protocolos podrías establecer para los momentos de alta carga emocional?
    • ¿Cuentas con ‘sistemas externos de verificación’ (asesores profesionales, amigos de confianza que tengan sólidos conocimientos financieros, mentores, etc.) que puedan ofrecerte perspectiva cuando tus emociones nublen tu juicio?

Este ejercicio, aparentemente simple, ha demostrado ser transformador para muchos inversores técnicamente capacitados. Como comentó Rafael, ingeniero civil:

“Pasé años perfeccionando modelos matemáticos para mis inversiones, pero el mayor rendimiento lo obtuve cuando finalmente invertí tiempo en entender mis propias emociones financieras”.

En el próximo capítulo, analizaremos los sesgos cognitivos que afectan nuestro procesamiento de información financiera, complementando nuestra comprensión de los factores emocionales que acabamos de explorar.

Capítulos anteriores

Este artículo, compuesto por una serie de ocho capítulos, constituye una invitación a profesionales técnicamente formados a aplicar su capacidad analítica al complejo reto de los sesgos cognitivos en las decisiones financieras.

Primer capítulo de una serie de ocho que conforman el artículo “Finanzas Conductuales: Cuando las emociones gobiernan nuestras inversiones”.

Segundo capítulo de una serie de ocho que conforman el artículo “Finanzas Conductuales: Cuando las emociones gobiernan nuestras inversiones”.