Introducción

El día ha llegado, tras un arduo camino para superar los estudios, nuestr@ joven ingenier@ del ICAI, ha superado brillantemente las pruebas de selección y se incorpora a su primer trabajo. Y algo menos de un mes después, recibe su primera nómina. Es sin duda un momento emocionante, todo el esfuerzo comienza a tener un retorno contante y sonante.

Ahora bien, el hito del primer ingreso implica una nueva responsabilidad: ¿Existe una forma óptima de gastarse lo recibido o simplemente ‘me dejo llevar por las circunstancias’?

No parece que esta última opción, la de afrontar lo que aparezca sin más sea la mejor opción. Por tanto, es razonable el establecer alguna metodología para controlar nuestro destino financiero.

Para comenzar se pueden aplicar algunos métodos ampliamente difundidos, como:

Regla del 50-30-20

La meta es limitar:

  • los gastos fijos (o necesidades) al 50%,
  • los gastos discrecionales (o deseos) al 30% de los ingresos netos (después de impuestos),
  • dejando un 20% para ahorrar para los objetivos a mayor plazo.

Método Kakebo

Permite organizar las cuentas del hogar con tan solo papel, lápiz y un poco de constancia.

Consiste en un libro de cuentas para el ahorro doméstico en el que tienes que registrar todos tus ingresos y los gastos diarios, para después evaluarlos mes a mes y finalmente, de forma anual.

Al tratarse de un método de origen japonés, requiere una constancia que a menudo no somos capaces de mantener.

Método High-5 o de las 5 cuentas

Implica tener lo que su ideóloga, Sahirenys Pierce, llama el “número perfecto de cuentas bancarias”: dos cuentas corrientes y tres cuentas de ahorro.

El objetivo es hacer un seguimiento de las áreas presupuestarias individuales en las cuentas en lugar de en una hoja de cálculo, al tiempo que se establece de forma automática transferencias de dinero a cada cuenta separada a comienzos de mes.

Podríamos seguir con más métodos o incluso con programas y aplicaciones móviles que sin duda son herramientas útiles para organizar nuestra economía financiera, pero considero que de forma previa debemos establecer una estrategia, definiendo: en primer lugar lo que queremos conseguir y, consecuentemente, cómo logarlo.

Estrategia en la distribución de ingresos

Las reflexiones expuestas a continuación se basan en dos pilares’.

  • Primero, como experto en planificación de las finanzas personales, con más 20 años de trayectoria.
  • Igualmente importante, ese inmenso poso que nos ha dejado nuestra formación en ICAI en cuanto a la búsqueda de la optimización y aplicación de las mejores técnicas y herramientas para cada caso. Siempre con una vertiente humanística y ética en la aportación de valor a todas las partes.

Por tanto, propondría a un joven ingeniero de unos 25 años que acaba de conseguir su primer trabajo, que distribuya su primer sueldo de siguiente manera.

La finalidad principal es que pueda financiar y cumplir con sus necesidades y objetivos financieros a corto, medio y largo plazo. Para lo cual, se precisaría de forma previa, una reflexión por su parte para tratar de identificarlos, al menos en primera instancia, dada la situación actual en la que se encuentra.

1. CORTO PLAZO (hasta 1 año)

  • Establecer un fondo de emergencia: Recomiendo destinar al menos un importe equivalente a 3-6 meses de ingresos mensuales a un fondo de emergencia líquido (con disponibilidad inmediata o en 1-2 días) en una cuenta de ahorro o inversión que esté remunerada. Actuará como un ‘colchón financiero’ en caso de imprevistos como la pérdida de empleo o gastos inesperados.

    Obviamente, este fondo tardará un tiempo en constituirse, pero debe establecerse como una de las prioridades desde el primero momento.

  • Priorizar saldar deudas de alto interés: Si el joven tiene préstamos con altas tasas de interés, es aconsejable destinar parte de sus ingresos para pagarlas lo más rápido posible. Concentrarse en liquidar estas deudas implica liberar recursos financieros y mejorar la salud financiera a largo plazo.

  • Iniciar una inversión de corto plazo: Para cubrir los objetivos financieros a corto plazo como un viaje, formación o la compra de material electrónico, por ejemplo. Para ello, es recomendable elegir una opción de inversión de bajo riesgo, a poder ser con tipos de interés garantizados, ya que en el corto plazo no se pueden asumir riegos. Conviene que esté en un activo (cuenta, depósito temporal, etc.) diferente del fondo de emergencia.

2. MEDIO PLAZO (entre 1 y 5 años)

  • Si tiene metas específicas a medio plazo, como la compra de una vivienda, coche o la realización de estudios adicionales, es aconsejable destinar parte del sueldo a un fondo separado para dicho fin. Conviene evaluar opciones de inversión de mediano plazo, como bonos, depósitos o cuentas de inversión con retorno garantizado en ese periodo o fondos de inversión diversificados y acorde a su perfil de riesgo, que en este caso tiene que ser moderado.

  • Continuar eliminando deudas: Realizar un seguimiento de las deudas restantes y continuar reduciéndolas. Esto mejorará la capacidad de endeudamiento y la estabilidad financiera largo plazo.

3. LARGO PLAZO (más de 5 años)

  • Plan de ahorro / jubilación: Aunque parezca lejano, es importante que el joven comience ahorrar e invertir para su jubilación. En este caso lo mejor es destinar una cantidad mensual a un producto de ahorro a largo plazo, como un plan de pensiones individual, un PIAS (plan individual de ahorro sistemático), una cuenta jubilación empresarial u otra cuenta de inversión que permita la aportación periódica a largo plazo.

La gran ventaja de hacerlo a esta temprana edad es que ‘la magia del interés compuesto’ nos llevará a cantidades ahorradas muy significativas si tenemos la paciencia y la constancia de mantener (e incluso aumentar) el ahorro periódico.

Por ejemplo, supongamos un ahorro de 100€ todos los meses. Con un tipo de interés fijo del 4% anual. Los resultados, manteniendo ambos parámetros constantes, serían los siguientes:

Aportación mensual 100€
Incremento anual de aportaciones 0.0%
Interés nominal anual 4.0%
Años Aportaciones totales Importe acumulado Rentabilidad total (%)
10 12.000€ 14.725€ 22.7%
20 24.000€ 36.677€ 52.8%
30 36.000€ 69.405€ 92.8%
40 48.000€ 118.196€ 146.2%

Tabla 1. Elaboración propia

Gráfico 1: Elaboración propia

Son cifras interesantes para tratarse solo de 100€/mes. Supongamos que podemos incrementar un poco el ahorro cada año, por ejemplo, un 3% anual a fin de compensar el efecto de la inflación.

Aportación mensual 100€
Incremento anual de aportaciones 3.0%
Interés nominal anual 4.0%
Años Aportaciones totales Importe acumulado Rentabilidad total (%)
10 13.757€ 16.717€ 21.5%
20 32.244€ 47.389€ 47.0%
30 57.090€ 100.842€ 76.6%
40 90.482€ 190.915€ 111.0%

Tabla 2. Elaboración propia

Gráfico 2: Elaboración propia

Es decir, en 40 años, pasamos de tener un acumulado de 118.196€ a otro de 190.915€.

Y por último, ¿Qué ocurre si ese ahorro mensual fuera un poco más generoso (con aportaciones constantes)?

Gráfico 3: Elaboración propia

Y con un incremento anual del 3,0% en las aportaciones:

Gráfico 4: Elaboración propia

Desde luego, nos ponemos en cifras de ahorro acumuladas muy importantes que despejarían nuestro futuro de cara a no depender de las pensiones públicas, las cuales son una incógnita en cuanto a su evolución a tan largo plazo, pero las perspectivas no invitan a ser optimistas.

El resumen de este punto es:

“AHORRA CADA MES TODO LO QUE PUEDAS, DURANTE TODO EL TIEMPO QUE PUEDAS”

  • Inversión de ahorro acumulado en productos con mayores posibilidades de rentabilidad. Además del ahorro periódico antes comentado, lo deseable es que se fuera generando una cantidad de ahorro que se puede destinar a largo plazo.

Esto nos ofrece la posibilidad de invertir una porción del sueldo en acciones, fondos de inversión u otros productos que puedan ofrecer mejores resultados a largo plazo. No solo financiero, también pueden ser inmobiliarios o de otro tipo.

Es importante tener en cuenta que hay que ser muy disciplinado con las inversiones con mayores periodos de maduración, puesto que suelen estar expuestas a mayores fluctuaciones (volatilidad) y, por tanto, pueden producir resultados negativos a corto o medio plazo. El destinar un porcentaje asumible de nuestro patrimonio a esta partida del que no necesitemos disponer hasta dentro de unos años, mejorará los resultados globales de nuestra cartera de inversión.

En este punto me gustaría hacer un inciso sobre la conveniencia de mantener las posiciones de largo plazo invertidas, evitando dejarnos llevar por el pánico en caso de caídas bruscas de mercado o bien por el desánimo, tras un periodo bajista que se prolonga más de lo que nos gustaría. La experiencia, reforzada con datos, dice que el salirse del mercado en momentos bajistas (lo que se denomina ‘market timing’) nos lleva a ejecutar pérdidas que no recuperaremos, ya que probablemente no volvamos a entrar hasta que la subida se haya consolidado. Nos perderemos pues las mejores sesiones de subida.

El siguiente gráfico, elaborado por la gestora de fondos Fidelity, con datos de rentabilidad total del S&P 500 del 31/12/1997 al 30/12/2017, ilustra perfectamente la anterior argumentación.

Gráfico 5: Fuente Datastream, Fidelidy International, febrero de 2018

En este punto podemos encontrar alguna opinión discordante sobre todo en productos que estén basados en modelos predictivos y ahora más que nunca, que incorporen Inteligencia Artificial.

Esto es totalmente válido, pero desde mi modesto punto de vista, lo restringiría a opciones de ‘trading’ (compraventa de activos para obtener una rápida mentalidad) sobre todo a corto plazo. Y siempre con importes que supongan un porcentaje bajo y no esencial sobre el total de nuestros ahorros.

Lo mismo podría opinar de las criptomonedas, aunque este punto podría dar para otro artículo en sí mismo. En cualquier caso, aplicar mesura y sentido común, que eso abunda en los jovenes ingeniero.

A medida que el joven aumente sus conocimientos y experiencia en inversiones, puede tomar decisiones más informadas sobre dónde y cómo invertir, sobre todo en productos que impliquen cierto grado de complejidad técnica o determinado riesgo.

Como veremos al final, el contar con un buen asesoramiento profesional especializado en este ámbito marcará la diferencia de los resultados en el futuro.

  • Diversificación: Es importante distribuir las inversiones en distintos productos, plazos y entidades para minimizar los riesgos y optimizar el retorno global. Esto implica ser cauto y no dejarse deslumbrar por ningún producto, por muy bueno que parezca.

Nuestros mayores nos decían:

  • La prudencia es la madre de la ciencia
  • “No pongas nunca todos los huevos en la misma cesta”

Dos principios cargados de tanto sentido común que son incontestables y que conviene tener muy presentes, aplicables igualmente a las inversiones de corto y medio plazo.

Reparto de las partidas de gasto de los primeros sueldos

Para concluir, si me pides que me moje un poco más en cuanto establecer porcentajes para las partidas recomendadas, considerando que los ingresos son el 100%, podría sugerir la siguiente distribución:

Tabla 3: Elaboración propia

Consideraciones finales

  • Es importante tener en cuenta que estos porcentajes son solo una orientación y pueden variar según la situación financiera y los objetivos individuales del joven.

    Además, esta distribución puede ajustarse a medida que el joven avance en su carrera y aumente sus ingresos o se tenga que enfrentar a nuevos gastos, por ejemplo, al formar una nueva familia o comprar un activo de importante valor, como una casa, que acarrea un desembolso inicial y un compromiso a largo plazo con una hipoteca.

    Lo más importante es asegurarse de tener un equilibrio entre el ahorro, el pago de deudas y la inversión, de acuerdo con las metas a corto, medio y largo plazo. Y, por supuesto, NO OLVIDARSE DE VIVIR LA VIDA PLENAMENTE, destinando nuestro dinero a aquello que realmente nos importe y nos aporte tranquilidad o felicidad.

  • Si nos vemos un poco desbordaos por estas cuestiones, dado que no conocemos los productos, sus características, fiscalidad, etc. puede que tengamos la humana tentación de procrastinar el abordarlos. No es lo más recomendable, ya que hemos visto que el tiempo es uno de nuestros mejores aliados, por lo que no hay que empezar cuanto antes, idealmente desde que se es joven.

    Para evitarlo, lo más razonable es acudir a un asesor financiero especialista en cuestiones de planificación del ahorro personal. Nos ayudará a establecer un primer plan financiero personalizado, que se adaptará a nuestros objetivos y evolucionará con el tiempo.

    Ya lo hacemos cuando tenemos un problema de salud acudiendo al médico o con el coche yendo al mecánico (salvo los compañeros ‘muy manitas en estas lides’) o recurriendo a un abogado con temas legales, etc. Apliquemos en este caso el sentido común y apoyémonos en especialistas de CONFIANZA que nos pueden ayudar.

Y ya, para finalizar, recuerdo la  Fórmula mágica del Ahorro’:

I A G = 0

Donde I = Ingresos A = Ahorro G = Gasto

Gráfico 6: Elaboración propia

Y la importante matización que en este caso el orden de los factores es determinante:

  • 1º debe producirse el Ingreso, en 2º lugar el Ahorro y en último lugar el Gasto.

Si intercambiamos estos dos últimos de orden, la experiencia tozuda indica que probablemente no quedará nada para ahorrar. Y ni que decir tiene, que si abordamos un gasto sin disponer de los ingresos o ahorros suficientes tendremos que financiarlo lo cual requerirá un detallado análisis para evaluar su viabilidad.

Otra forma de indicar lo mismo pero, según el punto de vista y las propias expresiones de grandes pensadores y expertos en esta materia, incluida la sabiduría popular.

Nadie puede tener éxito en la vida sin ahorrar. No hay excepciones a esta regla y nadie puede escaparse de ella.

Napoleón Hill.

Ahorrar no es solo guardar, sino saber gastar.

Anónimo.

Imagen. Elaboración propia

Confío que esta exposición ayude a reflexionar sobre estas cuestiones desde el primer día.

Cuanto antes lo hagas, mejores resultados conseguirás y así podrás hacer que el dinero trabaje para ti y puedas considerarlo como lo que realmente es: una herramienta más que nos ayude alcanzar lo verdaderamente importante, nuestro desarrollo y plenitud profesional, personal, familiar, social, etc. Ahí el orden que ya lo establezca cada cual.