Resumen
En 1898 España se encontraba en una profunda crisis social, económica e institucional, estaba muy retrasada respecto a las grandes potencias europeas. Tenía importantes problemas estructurales en educación primaria, profesional y universitaria, en su industria y en la explotación agraria, en legislación y seguridad laboral, en protección sanitaria y social, en igualdad de derechos. En este contexto, España necesitaba personas con liderazgo que ilusionaran a los españoles y transformaran la sociedad. Este trabajo describe la visión del jesuita José A. Pérez del Pulgar, que puso toda su energía, inteligencia y voluntad para conseguir que un nuevo descubrimiento, la energía eléctrica, fruto de la revolución industrial, fuera la locomotora que tiraría del desarrollo económico y social de todos los españoles, de las empresas y que contribuiría a restaurar una posición en primera línea europea. Si quisiéramos sintetizar en una palabra el modo de ser de o la norma de vida de Pérez del Pulgar la palabra sería “hacer” que resume su actividad prodigiosa. Estábamos en la edad de plata de la ciencia española, pero las circunstancias que vamos a analizar frenaron los grandes logros que el país podía haber conseguido.
Palabras clave: Jesuita, preocupación social, educador, científico, ICAI.
La visión de Pérez del Pulgar
Para entender los acontecimientos que jalonan la vida de José Agustín Pérez del Pulgar S.J. y su contribución para salir de la crisis de 1898 en España es necesario comenzar este trabajo analizando la calamitosa situación social, educativa, académica, científica y laboral de la época. La recuperación y regeneración de España pasaba por apoyarse en la ciencia, siguiendo el modelo europeo, y confiar el liderazgo a científicos excepcionales como Ramón y Cajal, José Echegaray, Blas Cabrera, Leonardo Torres-Quevedo, Pío del Río Hortega, Odón de Buen, Jaime Ferrán, José A. Pérez del Pulgar, etc. que con el adecuado apoyo político e institucional habrían contribuido a remediar más rápidamente la situación de España y el retraso acumulado. Este trabajo analiza el esfuerzo titánico de uno de ellos, el jesuita Pérez del Pulgar.
Todos los biógrafos destacan en la figura de Pérez del Pulgar su profunda preocupación y su hacer constante para mejorar la situación de los más desfavorecidos de la sociedad [1], tenía una convicción y vislumbraba un camino para mejorar la calidad de vida y recuperar la mermada riqueza del país, este era su objetivo, para eso se hizo sacerdote, educador y científico. Para alcanzar este objetivo decidió concentrar su inteligencia en una gran idea y le guardo fidelidad durante toda su vida, con una educación de la voluntad excepcional.
Necesitaba un proyecto que aunara sus anhelos como agente del cambio social, educador y científico. En su visión [2], la electricidad se iba a convertir en elemento de primerísima necesidad, que se podría distribuir a todo el país a cargo del Estado, con un coste muy bajo. Sería el agente decisivo para la recuperación, las redes eléctricas constituirían el sistema nervioso y el circulatorio, los motores eléctricos los músculos para la industria. Pero para que la idea fuese una realidad lo prioritario era formar artesanos, especialistas e ingenieros, que reforzaran el tejido social tan quebrantado por la crisis del 98. La escuela de obreros, de montadores electromecánicos, de ayudantes de ingeniero y de ingenieros, en el Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI), sería la base del proyecto educativo de los jesuitas en España.
Al comenzar el siglo XX la situación laboral y la educación profesional en España era muy mala, por ello los jesuitas de Madrid, mediante una donación del Marqués de Vallejo, habían construido en 1908 el ICAI, proyecto que lideró el padre Ángel Arroyo para dar formación gratuita a hijos de obreros y capacitación profesional en sus talleres de electricidad, mecánica, carpintería, forja, etc. Para financiar la formación gratuita en los talleres y atender las necesidades educativas de Madrid, se puso en marcha un colegio de enseñanza media donde los más favorecidos pagaban las becas de los hijos de los obreros que no podían costearla.
A este proyecto inicial de ICAI se incorporó José en 1912 cuando finalizó sus estudios de teología en Holanda y Bélgica y su formación en electromagnetismo en Europa. La visión de Pérez del Pulgar fue impulsar un itinerario formativo con prácticas en laboratorio y taller que cubriría las capacidades necesarias para el desarrollo de la industria eléctrica en España, para ello consideró esencial implantar un instituto de ingeniería técnica electromecánica comparable con los más avanzados de Europa.
Para entender las claves del proyecto y sus resultados analizaremos: la importancia de asimilar su programa de estudios al de las escuelas de ingeniería eléctrica de Francia y Bélgica; el establecimiento prioritario de unos buenos laboratorios y talleres de prácticas, comparables con los de las industrias, probablemente no había en 1920 ninguna escuela oficial de ingenieros [3] en España que los superara; la importancia de la investigación y rigor científico; la necesidad de un fructífero intercambio tecnológico con otros países; desarrollar sentido de pertenencia e integración social creando las asociaciones de ingenieros ICAI; promovió la creación de Anales de Mecánica y Electricidad, siguiendo el modelo francés, donde publicó la mayor parte de sus trabajos.
Pero, sobre todo, la mayor dificultad no estuvo en el planteamiento y en el inicio de las diferentes líneas de trabajo, el mayor logro estuvo en conseguir que todos estos proyectos siguieran adelante en dos momentos muy graves, gracias a la dedicación y energía de un grupo de personas lideradas por Pérez del Pulgar: la expulsión de los jesuitas de España por la segunda República, que conllevó la clausura del ICAI y el trasladó con todos sus alumnos a Bélgica durante cinco cursos académicos; y la guerra civil, que produjo la devastación de España y la necesidad de comenzar de nuevo en todos los sentidos. Tras el paréntesis de la guerra, el ICAI volvió a España para el curso 1939-1940. José permanecería ligado a la institución hasta su muerte, a finales de 1939.
El enorme interés que mostró Pérez del Pulgar por entender en profundidad el desarrollo físico matemático del electromagnetismo y sus aplicaciones industriales se explica, en primer lugar, por la actualidad y relevancia de las investigaciones en ese campo de la ciencia y por el protagonismo que tomaba la electricidad en Europa. No fue hasta el año 1865 cuando se unificaron los fenómenos de la electricidad y el magnetismo, con la formulación de las ecuaciones de Maxwell, las cuales describían los fenómenos electromagnéticos, considerándolos como el origen de la electricidad. En el aspecto científico y como investigador el objetivo de Pérez del Pulgar fue perfeccionar las ecuaciones de Maxwell [4].
Por otra parte, la enseñanza académica en la España de 1898 de la electrodinámica era muy deficitaria [5], por limitaciones de cátedras y de especialistas. Respecto a la industria, comienzan a construirse las primeras centrales hidráulicas y se habían instalado máquinas de vapor para la iluminación pública y usos comerciales en cuatro grandes ciudades. La generación estaba muy segmentada y localizada cerca de los centros de consumo y no había interconexión entre los generadores. Es el momento de aunar el esfuerzo de los científicos, los superartesanos y de la industria, para impulsar la electricidad hasta convertirla en el motor de la transformación tecnológica de la industria en España y mejorar la calidad de vida de los españoles.
Como hombre de acción, fue para él una prioridad el desarrollo de la red española de distribución de energía eléctrica de propiedad estatal, pero no consiguió que se materializara por la inestabilidad política [6]. No podemos predecir la velocidad con la que se habría desarrollado la electricidad en España si no se hubiera dado un periodo tan largo y de tanta inestabilidad. Desde 1898 se suceden veintisiete relevos en la presidencia del gobierno hasta el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923, la segunda República en 1931, el golpe de estado de Franco y la guerra civil en 1936.
Mejor le habría ido a España si hubiera habido un liderazgo desde lo público, desde el gobierno, para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la industria eléctrica entre otras, como hizo Francia. El esfuerzo de José se nos antoja mucho más titánico viendo las condiciones sociales y políticas en las que tuvo que llevarlo a cabo. Por la extensión de este trabajo no podemos profundizar en su legado, que llegará con sus alumnos.
La electricidad como locomotora de la mejora socioeconómica. Creación y aprovechamiento de las capacidades autóctonas
Breve reseña biográfica de Pérez del Pulgar
José Agustín Pérez del Pulgar, S.J. (Madrid, 28 de agosto de 1875 – Madrid, 28 de noviembre de 1939) ingresó sin tener aún catorce años en el noviciado jesuítico de San Jerónimo (Murcia), sus estudios humanísticos y filosóficos los hizo en Murcia, Madrid y Granada (1892-1898)[7] . Como profesor de física estableció en 1897 el observatorio meteorológico en Chamartín de la Rosa (Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo Chamartín, Madrid) y dirigió su boletín entre 1900 y 1904, publicando estudios minuciosos sobre la circulación media de la atmosfera del centro de España, que condujeron más tarde al establecimiento de una ley [8] . Formó parte del equipo que estudió en 1900 el eclipse solar en Elche contribuyendo al avance de la astronomía en España. Visito los observatorios de Inglaterra y Francia.
Terminó la carrera de Física en la Universidad de Madrid (1903-1905). Estudió Teología en Enghien (Bélgica) y Valkenburg (Holanda), un bienio en cada ciudad (1905-1909), a la vez que ampliaba sus conocimientos de Física en Lieja 1906 con el profesor Gerard, en Gothingen en los veranos de 1907 y 1908 con los profesores Klein y Hilbert [9] . Posiblemente estas prácticas confirmaron su visión y le inspiraron las características de un centro técnico para estudiar ingeniería eléctrica. En 1909 Asiste a curso de espectrografía en el laboratorio de Stonyhurst College con el profesor Sedgreave. En 1908 se ordena sacerdote.
Fue grande su preocupación social. Por ella fundó la Escuela Superior de Ingeniería para dar más amplitud a la Escuela para obreros ya existente y para conseguir que éstos y los ingenieros, que se encontrarían en las fábricas, trabajasen conjuntamente desde los estudios en el mismo centro. Por su dedicación a la Escuela de obreros, en 1929, seis mil, prácticamente todos los que habían sido discípulos suyos, obtuvieron para él la Medalla de Oro del Trabajo. El último año de su vida, la devastación causada por la guerra civil y la pobreza y dolor que produjo llevó al sacerdote Padre Pulgar a ocuparse en un programa de redención de penas, sustituyéndolas por trabajos retribuidos en talleres, de forma que aprendieran un oficio si no lo tenían y pudieran mantener a sus familias. Su inquietud social no queda empañada, aunque la implementación del programa haya sido objeto de debate histórico.
La clave y el nudo que unía todas estas facetas fue su condición de sacerdote, educador y formador de hombres en todos los aspectos: religiosos, científicos, formativos, sociales, organizativos. Dedicó mucho tiempo a la atención personal a sus alumnos en todos estos campos. Reconociendo tantos servicios, le fue concedida a título póstumo (25 de noviembre de 1940) la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.
España en 1989: Contexto educativo, académico, demográfico y social, laboral y sector eléctrico
En España el nivel de analfabetismo era extremadamente alto, cerca del 68% en 1887, especialmente en zonas rurales y entre mujeres. Una serie de iniciativas lograron reducirlo al 50% hacia 1920 y en torno al 35% en 1936. La educación primaria era obligatoria, pero con escasa financiación. La Institución Libre de Enseñanza (ILE), fundada en 1876, tuvo gran influencia como alternativa pedagógica progresista frente a la educación tradicional controlada por la Iglesia. Con la llegada de la segunda república en 1931 se produce una Reforma educativa ambiciosa, creando miles de nuevas escuelas, promoviendo la separación Iglesia-Estado, la innovación pedagógica mediante la aplicación de métodos educativos modernos inspirados en la ILE. Se lograron avances significativos en el acceso femenino a todos los niveles educativos.
En 1900 había en España unas 10 universidades públicas y los estudiantes representaban menos del 0,1% de la población, unos 15.000 estudiantes, la educación universitaria estaba reservada para las élites sociales y económicas con una presencia muy limitada de estudiantes de clases medias y bajas. A partir de la Real Orden de 1910, que permitió el acceso de las mujeres a la universidad sin necesidad de permisos especiales, comenzó un lento pero constante incremento de estudiantes femeninas. La influencia de la ILE y la creación de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) en 1907 introdujeron algunas innovaciones en las universidades. La JAE impulsó significativamente la ciencia española mediante becas para estudiar en el extranjero y la creación de laboratorios modernos. Durante la “Edad de Plata” de la ciencia española que estamos analizando, España experimentó un momento relativamente brillante.
La población española pasó de unos 18 millones en 1890 a alrededor de 23,5 millones en 1930. En el periodo se produce un descenso gradual de la mortalidad (especialmente infantil) mientras la natalidad seguía siendo alta. Así mismo, se intensifica la migración, por una parte, del campo a la ciudad, con crecimiento de núcleos urbanos como Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla y por otra, con importantes flujos migratorios hacia América Latina (especialmente Argentina y Cuba) y, en menor medida, hacia Francia y norte de África. En este periodo se produce una transformación de las costumbres; primeros movimientos feministas y secularización de la España tradicional católica especialmente en ciudades. Hay una gran desigualdad social regional entre zonas industrializadas y regiones agrarias. La primera guerra mundial generó tanto beneficios temporales como profundas tensiones sociales e inflación.
La situación laboral a principio del siglo XX era muy desigual, la industria estaba concentrada principalmente en Cataluña, País Vasco y algunas zonas mineras, con unas condiciones laborales extremadamente duras, jornadas de 10-12 horas, trabajo infantil generalizado y pésimas condiciones en el campo. Como consecuencia se produce un crecimiento de sindicatos como UGT (1888) y CNT (1910) que promueven el movimiento obrero, cuya lucha desencadena conflictividad social, huelgas en Cataluña (1909) y general (1917). Durante la Dictadura (1923-1930) se produce un incremento en la creación de empleo mediante grandes proyectos de infraestructura. El establecimiento de la Segunda República (1931-1936) intentaría abordar muchos problemas estructurales de España: se aprueba la Reforma agraria para intentar una redistribución de tierras que tiene unos resultados limitados. Se aprueba una legislación laboral avanzada con jornada de 8 horas, salarios mínimos y seguros sociales, no obstante, hay un alto desempleo.
Al comenzar el siglo XX el sistema eléctrico español se encontraba en una fase temprana de desarrollo, caracterizada por sistemas aislados y fragmentados, principalmente se utilizaba para el alumbrado de las grandes ciudades en corriente continua, como sustituto del gas, se iniciaba sus usos en el transporte, industriales, textiles y mineros, en corriente alterna. Las centrales de generación eran pequeñas hidráulicas y térmicas, suponían una potencia agregada de unos 120 MW. La mayoría de las centrales de carbón (40%) eran de muy pequeña potencia, con máquinas de vapor con rendimientos muy bajos. Las fábricas textiles y los altos hornos tenían sus propias centrales térmicas para autoconsumo. Había una importante contribución de tecnología y capital extranjero; canadiense, suizo y alemán.
A partir de 1920 comienza la etapa de expansión del sistema, con la construcción de centrales hidroeléctricas de mayor potencia (entre 25 y 50 MW) lo que aceleró la electrificación del país. Estas grandes obras, promovidas por la dictadura de 1923 y por la segunda República, requirieron de grandes infraestructuras y mejora de las líneas de transporte de alta tensión, que no estaban integradas en una red eléctrica nacional.
Contribuciones relevantes de Pérez del Pulgar para acelerar la electrificación a gran escala
El Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI)
José A. Pérez del Pulgar ha sido siempre y sobre todo educador. Su vida estuvo ligada al ICAI [10], recién fundado en 1908, obra que había concebido y empezado a pilotar Ángel Ayala S.J. El instituto comenzó siendo una escuela diurna de enseñanza media para obreros y de libre acceso y clases nocturnas gratuitas para obreros ajustadores, torneros, forjadores y electricistas. Después de analizar la experiencia de instituciones similares en el extranjero la dirección concluyó que debía extenderse su nivel de estudios creando la escuela de aprendices, montadores y ayudantes de ingeniero y finalmente la escuela superior de ingenieros que funcionó desde 1912, año en el que se graduó la primera promoción con un solo ingeniero. Los estudiantes más brillantes pasaban de una escuela al nivel siguiente, pudiendo llegar desde montador a ingeniero.
Pérez del Pulgar recorrió Europa estudiando a fondo las instituciones similares, concluyó que, para que una escuela obrera pueda tener la orientación, los planos de taller apropiados, los ensayos de los materiales y herramientas que emplea y el prestigio necesario para atraer a los obreros con más potencial, ha de radicar necesariamente en una fábrica que la utilizaría para preparar a su personal o en una escuela superior de ingeniería, que daría el complemento intelectual técnico y la preparación sólida para responder a las necesidades de la industria y al éxito profesional de los estudiantes.
Presidieron su concepción del ICAI tres ideas clave; estudios libres, que, al margen de los planes oficiales, respondieran eficaz y rápidamente a las necesidades de la sociedad; estudios prácticos, los futuros ingenieros armonizaban las clases teóricas con talleres y laboratorios; estudios integrales, con una formación a la vez religiosa, humana, social y técnica. En ese momento la industria española era escasa y débil, estaba dirigida en muchos casos por ingenieros extranjeros, pudiendo acceder a esos puestos sin la necesidad de un título oficial. En 1914 creó la Escuela de Montadores Mecánico-Electricistas, orientada a la formación gratuita de jóvenes obreros como maestros de taller y ayudantes de ingenieros, que facilitaba el salto a la ingeniería. Como educador fue un gran profesor, cercano a los alumnos, a los que estimulaba y enseñaba a hacer. Atrajo a colaboradores y le dio prestigio nacional e internacional.
Defensor de la enseñanza libre, no quiso reconocimiento oficial al título de ICAI, a fin de que no decayese el esfuerzo de alumnos y profesores para que les reconociesen las empresas y la sociedad. El primer programa de estudios se modificó rápidamente para adaptarlo a los estudios superiores de ingeniería. Para establecer las bases científicas del plan, José realizó una visita por diversos centros europeos a las escuelas técnicas de Charlottenburg, Colonia, Friburgo y Manchester, las universidades de Oxford. Cambridge y Ámsterdam y el Instituto Gramme de Bélgica, el Institute Catholique d´Arts des Metiers (ICAM) de Lille, Francia, y Suiza tras examinar detenidamente sus programas preparó los que debían seguirse en el ICAI.
Este plan estuvo en vigor hasta 1920, cuando se adaptó para incorporar los cambios habidos en la construcción mecánica después de la guerra de 1914 y la experiencia adquirida desde la creación de la Escuela. En 1925 se volvió a revisar para tener en cuenta los nuevos laboratorios y la teoría y práctica que se desarrollaría en ellos, así como para acercarlos a las necesidades de la industria.
Los laboratorios fueron desde el principio una prioridad para el ICAI. La incorporación de nuevos equipos fue progresiva, el prestigio que iba alcanzando hacía que las principales casas constructoras donaran equipos magníficos para los laboratorios de ensayo e investigación. La casa Siemens dona un oscilógrafo de tres bucles con dispositivo fotográfico y de proyección; y la General Electric Co un grupo eléctrico de ejecución especial para prácticas de estudio; el ministerio de la Guerra envía unos motores de explosión para prácticas, un novísimo rectificador de vapor de mercurio regalo de Brown Boveri. Llego a disponerse de unos laboratorios y talleres que podían ponerse como modelo. El de máquinas herramientas era el mayor y mejor instalado de esta clase en Madrid [11]. Entre 1920 y 1926 se incrementaron sustancialmente los laboratorios al completarse el de Metalografía, Tratamiento Térmicos, Resistencia de materiales, e Hidráulica, Verificación de contadores, Instalaciones eléctricas y reformarse el taller de ajuste. Estas mejoras se trasladaron al programa teórico y práctico de estudios. Entre 1925 y 1928 se renovaron completamente siete laboratorios.
En el curso 1930-31 se formaban gratuitamente en el ICAI unos 600 obreros, que acudían al acabar su jornada de trabajo. Entre todos los cursos había unos 100 cursando los estudios de ingeniería, un buen número procedentes de Hispanoamérica. Para la formación de sus alumnos preparó una obra en cinco tomos sobre Electrodinámica Industrial, con una bibliografía extensa, los tres primeros tomos publicados en 1915 y el que versa sobre corriente continua y sobre corriente alterna en 1924.
Aportaciones científicas como matemático
La segunda faceta de José fue la científica. Su campo general era la electricidad. Se centró en dos aspectos: el transporte de la energía sin hilos, por ondas, y la distribución de intensidades. Se ocupó de temas prácticos sin descuidar los filosóficos conectados con la ciencia. José fue un investigador intuitivo y de espíritu crítico.
Pérez del Pulgar concentró su actividad científica en teoría del potencial y física matemática, destacando obras como: “Estudio de un grupo curioso de cuádricas” publicado en 1906 en la revista Razón y Fe, y en 1907 en Ingeniería Eléctrica publica “La teoría del potencial y la cuadratura del espacio”, donde abordó el concepto de curvatura espacial dentro del marco de la teoría matemática del potencial. Su trabajo se inscribe en la línea de las teorías previas de Gauss y Riemann, aportando ideas sobre la relación entre la geometría y la física. Ese mismo año publica en la Real Academia de Ciencias Físicas y naturales de Madrid la memoria “Ensayo de geometría analítica no euclidiana” donde demuestra que la radiación es también susceptible de una geometría lobatschewskiana [12].
En 1914 publica en el Instituto de ingenieros civiles “Crítica sobre las bases matemáticas de la electricidad” y en 1915 en la Revista de la Sociedad Matemática Española, presenta dos artículos “Determinación del primer armónico de una función periódica” y “Aplicaciones de la teoría de la polaridad y de las razones antiarmónicas al rendimiento de las redes de corriente alterna”.
En 1927 publica su artículo titulado “Sobre algunas propiedades infinitesimales de las funciones de vector”. La afición de José por el cálculo vectorial, así como por las funciones hiperbólicas le hicieron ser calificado por el profesor Plans (Catedrático de Matemáticas de la Universidad Central) de “vectorialista e hiperbólico”. Desarrolla nuevos teoremas, así en 1928 publica “Los seis teoremas fundamentales de la teoría de campos”, en los que obtiene un teorema, al que da el nombre de teorema de Abraham y que liga la fricción de un vector sobre una superficie cerrada con el rotacional del vector dentro del volumen encerrado, y otro que pudiera llevar el nombre de Pérez del Pulgar que tiene aplicaciones al estudio de la polarización eléctrica y magnética.
En 1928 asiste junto con Torroja al Congreso Matemático Internacional de Bolonia para presentar un trabajo sobre las funciones analíticas de tetravector, con las que pretende poder efectuar una síntesis analítica de los fenómenos físicos.
Aportaciones como Investigador
Publicó “El teorema de Stokes y las leyes fundamentales del electromagnetismo” y “Vectores y cuaternios” en 1914, donde estudió las ecuaciones de Maxwell desde el punto de vista del análisis vectorial y el cálculo diferencial. Su trabajo ayudó a entender mejor la relación entre campo magnético y corrientes inducidas.
En 1923 se publica el trabajo de José, escrito en colaboración con el profesor Vicente Burgaleta titulado “Observaciones sobre la Mecánica de Einstein-Minkowski”, siendo uno de los primeros en entender la teoría de la relatividad. En la demostración matemática llega a plantear Pérez del Pulgar que en el caso de ondas esféricas y en determinado caso particular; la velocidad con la que es preciso desplazarse para estar situado sobre los puntos de igual fase del potencial es superior a la velocidad de la luz.
El trabajo de profunda investigación que ha preocupado más a Pérez del Pulgar durante toda su vida ha sido el de determinar las variaciones que en la magnitud y dirección del vector eléctrico y magnético introduce la consideración del tiempo que tarda en propagarse en el espacio la acción de los cambios de intensidad de la corriente que engendra el campo electromagnético. El fenómeno fue observado por Oersted y, para una corriente continua constante, fue evaluado por Ampere y por Maxwell basándose en el fenómeno de la inducción en el caso de una corriente variable continua o alterna (régimen cuasi estacionario). Ningún autor ha tratado el caso general de una manera completa.
El descubrimiento de Pérez del Pulgar, que podría revolucionar la teoría del campo engendrado por una corriente de variaciones rapidísimas, es que, además de las ondas electromagnéticas ordinarias emitidas por el conductor con máximos en el plano ecuatorial y mínimos en la polar, el conductor emite otra clase de ondas eléctricas, que pueden apreciarse en el electroscopio, con máximos en la línea polar y mínimos en el plano ecuatorial, por lo que pensaba que las ecuaciones de Maxwell eran incompletas. La teoría matemática sobre el tema la presentó José en la sección del 3 de mayo de 1933 de la sociedad de Física y química de la Sociedad Científica de Bruselas [13]. Su teoría fue impugnada por M. Manneback profesor de física y secretario de la sección, pero al analizarla no deja de reconocer su valor y la importancia de sus consecuencias.
La teoría fue posteriormente expuesta en la revista Anales en diferentes artículos [14] entre 1933 y 1936, desgraciadamente la guerra trunco el curso de estas investigaciones.
Otro tema sobre el que trabajó durante muchísimos años y que merece ser destacado es su Estudio de la distribución de intensidades en circuitos de características (resistencia, autoinducción y capacidad) repartidas de cualquier manera. El planteamiento en los libros clásicos se supone que estas características están localizadas para que pueda plantearse como un sistema de ecuaciones diferenciales de segundo orden. Pero José enunció el problema general y lo desarrollo en diversas publicaciones entre 1916 y 1934, cuando publicó su trabajo de síntesis que permite reducir a una teoría elemental la de los principales sistemas eléctricos, como son las líneas de transporte con características repartidas de una manera cualquiera, los transformadores con un numero cualquiera de arrollamientos, las máquinas síncronas y de inducción o asíncronas, etc. Trabajo muy elogiado por su preparador en Lieja M. Rosembaum, quien envió una nota para la Revue Générale de l´Electricité de Paris.
Para reforzar y entender el reconocimiento internacional al Profesor Pérez del Pulgar podemos citar los diversos artículos técnicos sobre física que publico en revistas alemanas [15]. Pero lo que da un valor especial a sus investigaciones científicas es el trabajo experimental que realiza en su laboratorio. Destaca la colaboración con Joaquín Orland en Bélgica. El estudio de los “Efectos del paso de una corriente eléctrica a través de materiales ferromagnéticos” publicado en 1929/30, le permitió deducir ciertas relaciones entre la corriente a que se sometía la barra y el magnetismo remanente de la misma, efecto no observado hasta entonces y que podría considerarse su descubrimiento. Como decía el Profesor Manneback, en su contestación a la teoría de Pérez del Pulgar, solo con la experiencia se puede decidir si es o no posible físicamente.
La relevancia para España y para la universidad de participar en los Congresos nacionales e internacionales es evidente y se ha confirmado sobradamente con la participación en certámenes sectoriales sobre energía [16] que se citan más abajo.
Aportaciones científicas como precursor de una red nacional de energía eléctrica
Pérez del Pulgar desarrollo una gran actividad encaminada al aumento de la producción de energía eléctrica en España, así como su distribución económica. Comienza a publicar en 1915, donde aboga por la necesidad de nacionalizar el suministro de energía eléctrica en España [17], proponiendo una red estructurada en dos polígonos concéntricos con líneas radiales, visita en 1917 las instalaciones eléctricas en Suiza, da conferencias en el Instituto de Ingenieros Civiles y publica en 1920 un interesante trabajo sobre la Defensa de la electrificación y nacionalización de la energía eléctrica En sus investigaciones sobre generación de energía, defendió el uso de centrales hidroeléctricas como una fuente clave para la electrificación del país.
En estos años, Jose Antonio de Artigas que presidia la comisión eléctrica internacional apoyó el proyecto, pero ni Alfonso XIII, ni Primo de Rivera consiguieron los fondos públicos para construir la red eléctrica nacional. En 1944, las empresas privadas productoras, integradas en la patronal UNESA, ofrecieron al gobierno la unidad de explotación del sistema eléctrico nacional, que entró en servicio en 1945. La mayor parte de sus alumnos del ICAI ya se habían incorporado al sector eléctrico.
El 25 de septiembre de 1935 pronunció Pérez del Pulgar una conferencia en el Palacio de Comunicaciones sobre el transporte de energía por radiación. Dio una nueva prueba de la emisión de las ondas longitudinales que había pronosticado con su teoría y además mostro algunas aplicaciones de esta a la radiotelefonía.
Dimensión internacional del proyecto educativo de Pérez del Pulgar
La pérdida de las instalaciones del ICAI en Madrid obligaron a Pérez del Pulgar a buscar un sitio donde proseguir la formación de la Escuela fuera de España. El prestigio del ICAI hizo que tuviese que elegir entre varias ofertas. Importantes escuelas de ingeniería de Francia, Bélgica y Alemania se aprestan a recibir en sus aulas a los estudiantes que han tenido que salir de España para continuar sus estudios. Tras el estudio de equiparación de programas y de las condiciones económicas, etc. llevó a Pérez del Pulgar y al Rector Sr. Polavieja a elegir el Instituto Gramme, en Lieja (Bélgica), escuela especial de ingenieros que otorgaba títulos oficiales del Estado belga, con la que se concertó, previa aprobación de Ministro de Instrucción Pública de Bélgica una convalidación sin previo examen de los estudios cursados en los tres primeros años en Madrid.
El director del Gramme, M. Henry Goffard, en carta dirigida a Pérez del Pulgar manifestaba que un estudio detallado del programa del ICAI me ha llevado a la conclusión de que puede ser asimilado a los mejores centros de enseñanza técnica superior de Francia y Bélgica. Citaba que cumplía con el programa ideal establecido por M Guillet, director de la Escuela Central de Artes y Manufacturas de Paris. El 1 de noviembre de 1931 comenzaron los cursos del ICAI en Lieja, la sede se denominó “Hogar Español”, que reunió a los alumnos de los tres primeros años. Ninguno dejó la carrera por motivos económicos, pues se creó una bolsa común. Algunos sacaron también el título en la Escuela Superior de Electricidad (París).
Se desarrollaron 5 cursos académicos en la sede de Lieja entre 1931 y 1936. En ese periodo Pérez del Pulgar fue invitado por otras universidades y empresas europeas para que las visitara con sus alumnos. En total se graduaron con la doble titulación 4 promociones [18], teniendo que volver la de 1936 a España, por la guerra civil, si haber pasado el examen final ante el tribunal belga. Dos de los mejores expedientes en Bélgica los consiguieron alumnos becados procedentes de las clases nocturnas de obreros del ICAI. En todos los cursos entre 1932 y 1935 el reconocimiento internacional de Pérez del Pulgar propició que fueran invitados por las empresas punteras europeas y sus universidades de Alemania, Suiza, Francia, Suecia e Inglaterra, para realizar el viaje de prácticas de estudio con sus alumnos.
Por otra parte, La escuela Superior de Electricidad de Paris (se gestó en 1888 a raíz de la exposición internacional de electricidad de Paris de 1881), el centro de estudios superiores de doctorado en el que se desarrollan los cursos de especialización en electrotecnia más importantes de Francia admitió sin examen de acceso a 5 estudiantes que finalizaron su carrera en Lieja en 1933, obteniendo este título de doctorado.
Creación de la Asociación de Ingenieros del ICAI (1920) [19] , de la Asociación de Montadores y Obreros Mecánicos (1922) y Fundación de la Revista Anales (1922)[20]
Siguiendo el modelo de las sociedades de profesionales francesas y europeas, estudiadas por sociólogos con Durkheim por su importancia para la estructuración de la sociedad, se constituyeron sendas asociaciones profesionales para montadores e ingenieros que jugaron un papel fundamental en la defensa de los intereses del colectivo en los difíciles momentos que estaban por venir. La sociedad de ingenieros se constituyó en enero de 1920, como lazo de unión tanto en el terreno de amistad, ayuda mutua, científico y técnica e industrial donde los antiguos alumnos puedan acudir con consultas y en demanda de información técnica y comercial.
En 1922, cuando apenas llegan a 50 los ingenieros del ICAI, el ímpetu de los estudios de investigación y de los trabajos hacen necesaria la creación de una revista que sea archivo de los trabajos que puedan contener enseñanzas útiles para cualquier otro ingeniero o experto. En ese momento en España el número y calidad de las revistas técnicas era muy limitado. La revista se publicó ininterrumpidamente entre 1922 y 1931 y reapareció en 1940. José publicó a lo largo de su vida más de 100 artículos en Anales. Como decía Enrique de Rafael SJ, “si Pérez del Pulgar hubiese escrito en francés, alemán o inglés los artículos que ha escrito en Anales en castellano, su nombre figuraría en todos los libros de técnica eléctrica moderna de todas las naciones” [21].
Aportaciones a la industria Eléctrica y Ferroviaria Española
En sus investigaciones sobre generación de energía, defendió el uso de centrales hidroeléctricas como una fuente clave para la electrificación del país. Así mismo, Pérez del Pulgar defendió en conferencias y en prensa la necesidad de grandes centrales termoeléctricas, emplazadas en las cuencas carboníferas, para la transformación económica de los despreciados carbones españoles en energía eléctrica. “Quemar nuestra pobreza” decía. A pesar de su preferencia por la energía hidráulica, José consideraba que España disponía del carbón suficiente para producir una cantidad de energía capaz de influir sensiblemente en la producción y en el precio de generación.
Su doctrina era una producción combinada con centrales hidráulicas y de carbón. En 1925 no se podía seguir construyendo centrales hidráulicas más grandes porque faltaba consumidores para que su producción fuera económicamente viable, por tanto, las centrales térmicas servirían de puente entre las hidráulicas medianas y las muy grandes que vinieron detrás. Unos años después de la muerte del Pérez del Pulgar se inauguraban las centrales de carbón nacional de Compostilla y Puentes de García Rodríguez [22], primeras de un conjunto de centrales de carbón que han aportado una cantidad muy relevante de energía al sistema eléctrico nacional hasta su cierre.
También se dedicó José al análisis y propuesta de soluciones técnicas para abordar las graves dificultades que revestía para España el problema de la electrificación de la red de ferrocarril. Comenzó a publicar trabajos sobre el tema en 1915, pensionado por el JAE emprendió en 1917 un viaje por las electrificaciones suizas y sus fábricas de material eléctrico, redactando una Memoria que fue un estudio de referencia en su época. José organizó unas conferencias en 1921 donde participan las primeras personalidades en la materia. En la quinta conferencia que dio Pérez del Pulgar fue presidida por Alfonso XIII. Las conclusiones formuladas por los conferenciantes para resolver el problema ferroviario fueron presentadas al Ministro de Fomento.
En 1922-23 Pérez del Pulgar y el Profesor Burgaleta dieron unas lecciones sobre tracción eléctrica de libre acceso para todo el sector interesado, que posteriormente constituyeron el “curso fundamental de tracción eléctrica” Madrid 1925. Este curso se convirtió en manual de consulta en muchos países europeos e hispanoamericanos. Es de destacar el viaje que realizó José a Estados Unidos [23] ese mismo año, acompañado por un grupo de ingenieros, para conocer la experiencia de electrificación de los ferrocarriles en ese país, visitando 24 Estados y las fábricas más modernas. Sus acompañantes se asombraron al comprobar que las grandes figuras de la ingeniería eléctrica americana conocían al detalle sus trabajos científicos.
La preocupación por lo social y el importante papel que podía desempeñar esta nueva industria eléctrica como motor de desarrollo del país fueron las principales motivaciones del esfuerzo de Pérez del Pulgar.
Conclusiones
No es fácil encontrar una persona que brille en tantas materias, por su educación filosófica y moral, sus dotes como educador de personas, sus conocimientos teóricos de matemáticas, física, junto a su capacidad para la experimentación y su visión de ingeniero, que aplica todo ello a resolver problemas de la ciudadanía, y que tenga la enorme energía necesaria para llevarlos a cabo en una época tan convulsa. Así podremos entender las múltiples contribuciones que hizo Pérez del Pulgar al desarrollo de la sociedad española.
Destaca en primer lugar su labor de educador, con el propósito de paliar el relevante déficit que tenía España en formación profesional y de ingeniería electrodinámica. Destacó en campos tan diversos como la educación moral de personas sin distinción, en la formación de obreros y de enseñanza media, en las prácticas en los laboratorios a los montadores electromecánicos, y la formación técnica y práctica de los ingenieros en comunidad con los montadores y ayudantes. Como científico destacó en más de cien publicaciones sobre teoremas e investigaciones sobre matemáticas, física, filosofía. Nunca separó la teoría de la práctica, para la que se requieren buenos laboratorios, y siempre creyó que el marco ideal era la universidad.
Pérez del Pulgar nos aporta sus claves de éxito para una universidad técnica con un objetivo marcado desde el inicio a corto y largo plazo, abierta, con autonomía de gestión, internacionalizada, con los mejores docentes, que considere toda la red de actores que deben cuidarse para conseguir el propósito que se ha marcado, dando prioridad a lo social y ayudando a los que no pueden financiar sus estudios. Ver una universidad católica en España como lo es Lovaina en Bélgica, fue un deseo expresado por José en 1934, este deseo se vio colmado con la Universidad Pontificia de Comillas.
Su modelo de formación integral de aprendices, montadores ayudantes e ingenieros para conseguir los superartesanos que requiere una tecnología se ha demostrado brillante. Elegir el campo de actividad, la energía y la electrificación, como el más adecuado para resolver los problemas de la sociedad de su época fue un éxito rotundo de José. Porque él era de HACER, promovió un sistema eléctrico integrado, una red eléctrica en alta tensión eficiente y de propiedad pública, y el desarrollo de todas las tecnologías de generación de electricidad autóctonas en su época, con su gran predilección por la energía hidroeléctrica. Una buena parte del éxito se lo debemos a este pionero de la industria eléctrica española, José Agustín Pérez del Pulgar.
Bibliografía
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Referencias
[1]N. González Ruiz. Genio y Figura del Padre Pulgar (Madrid. 1960), p. 72.
[2] N. González Ruiz. Genio y Figura del Padre Pulgar (Madrid 1960), p. 11-12.
[3] Redacción, “Apuntes para una historia del ICAI”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), p. 128: Visita de Alfonso XIII a las instalaciones del ICAI en marzo 1919, donde Pérez del Pulgar le muestra un aparato de su invención un electro dinamo magnetómetro. Visita del general Primo de Rivera, el 5.4.1927, durante la misma reconocía que los ingenieros que salían del ICAI tenían condiciones similares a los del extranjero y que, por tanto, les correspondía reemplazar a estos ingenieros que en gran medida ocupan puestos de responsabilidad en nuestra industria.
[4] E. de Rafael, “Labor científica del P. Pérez del Pulgar en Bélgica (1932-1936)”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), p. 199.
[5] N. González Ruiz. Genio y Figura del Padre Pulgar (Madrid 1960), p. 14.
[6] R. M. Sanz de Diego. “ICAI-ICADE. Un centro educativo complejo y plural”, en E. Gil (ed.), La Universidad Pontificia de Comillas. Cien años de historia (Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1993), pp. 160-221, p. 211.
[7] R.M. Sanz de Diego, “Pérez del Pulgar, José A.” en Ch. O’Neill y J. Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Vol. III (Madrid. Universidad Pontificia de Comillas. 2001) p. 3904.
[8] E. Gutiérrez Gómez, “El P. Pérez del Pulgar y la física eléctrica. Resumen de sus principales trabajos en el décimo aniversario de su fallecimiento”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (octubre 1949), pp. 315-328, p. 315.
[9] J. Fraile Mora. Genios de la Ingeniería Eléctrica. De la A a la Z (Fundación Iberdrola. 2006), p. 456.
[10] R. M. Sanz de Diego. “ICAI-ICADE. Un centro educativo complejo y plural”, en E. Gil (ed.), La Universidad Pontificia de Comillas. Cien años de historia (Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1993), pp. 160-221.
[11] Redacción, “Apuntes para una historia del ICAI”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), pp. 125: El ilustre catedrático de la Universidad Central D. Julio Palacios dice que siempre que necesitaba una fundición difícil o alguna pieza complicada, para la cual no disponían de medios los talleres ordinarios, los alumnos del ICAI hacían el trabajo a la perfección.
[12] E. Gutiérrez Gómez, “Nota sobre la obra científica del P. Pérez del Pulgar”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), pp. 204-212, p. 212.
[13] E. de Rafael, “Labor científica del P. Pérez del Pulgar en Bélgica (1932-1936)”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), p. 198; Annales de la Sociedad Científica de Bruselas. Tomo LIII, fasc. 2, 24-VI-1933. Ver fasc. 3 y 4 para la recusación.
[14] E. de Rafael, “Labor científica del P. Pérez del Pulgar en Bélgica (1932-1936)”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), pp. 199; J.A. Pérez del Pulgar, Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (junio 1933): El régimen variable de los campos electromagnéticos irrotacionales; AME (mayo 1935): Variaciones de la energía puntual con respecto al tiempo; AME (mayo 1936): Instalación de un magnetrón Philips en el laboratorio de medida eléctricas del ICAI en Lieja. Para estudio experimental sobre la constitución de las ondas electromagnéticas de muy corto periodo.
[15] E. Gutiérrez Gómez, “El P. Pérez del Pulgar y la física eléctrica. Resumen de sus principales trabajos en el décimo aniversario de su fallecimiento”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (octubre 1949), p. 316: 1908 en Annalen der Physik publica Allgemeine Theorie der elecktrostatichen Messinstrumente mis besonderer Berücksichtigung des Quadrantenelektrometers, este estudio es consecuencia de trabajos realizados por él al investigar el torio y el radio en las cuevas de Valkenburg con el electtómetyro de Dolezalek. 1909 en Physikalische Zeitschrift, se publica artículo sobre las aplicaciones del electrómetro de Wulf para la determinación de iones. En 1925 la revista Zeitschrift für Physik publica su trabajo “Die Veränderlichkeit des Sternliches”.
[16] Congreso internacional para el adelantamiento de las ciencias en mayo de 1913 en Madrid. Torres Quevedo había insistido en la presencia del ICAI, aseguraba que el 20% de los objetos expuestos procedían del ICAI. En la exposición se presentan tres inventos de Pérez del Pulgar un Fotómetro, Un Oscilógrafo y un método nuevo para analizar las cualidades mecánicas de los lubricantes pastosos por refractometría. Durante la visita inaugural D. Jose de Echegaray se deshizo en elogios para con el ICAI. En la Exposición Nacional de Maquinaria de noviembre 1925 celebrada en Madrid, el ICAI recibe un premio extraordinario por los trabajos realizados en sus talleres y la felicitación a Pérez del Pulgar del rey Alfonso XIII. En la Exposición en la Universidad central con motivo del XXV aniversario de la Sociedad de Física y Química en abril de 1928, el ICAI presenta un torno de filetear completamente realizado en el instituto; una mesa de ensayos psicotécnicos diseñada por Pérez del Pulgar, trabajos de laboratorio de los estudiantes y del taller, puesto que el ICAI enseña y produce. Presentó también un automóvil LANDA construido completamente en el ICAI.
[17] G. de Artiñano, “Facetas del P. Pérez del Pulgar. Precursor de la red eléctrica nacional”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), pp. 213-223, p.217.
[18] C. Espada Salas. Recuerdos inolvidables 1931-1932. Asociación Ingenieros del ICAI. Madrid. 2007.
[19] R. M. Sanz de Diego. Nuestra Casa. Historia 75 años del ICAI-ICADE (Universidad Pontificia de Comillas. Madrid 1984), p. 33 y 36.
[20] R. M. Sanz de Diego. Nuestra Casa. Historia 75 años del ICAI-ICADE (Universidad Pontificia de Comillas. Madrid 1984), p.77 y 87.
[21] E. de Rafael, “Labor científica del P. Pérez del Pulgar en Bélgica (1932-1936)”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (mayo-junio 1941), pp. 197-200, p.198.
[22] Editorial, “El P. Pérez del Pulgar y las centrales termoeléctricas”, en Anales de Mecánica y Electricidad (AME) (octubre 1949), pp. 251-252, p. 251.
[23] R. M. Sanz de Diego. Nuestra Casa. Historia 75 años del ICAI-ICADE (Universidad Pontificia de Comillas. Madrid 1984), p. 111.