(Carta a los miembros de la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados)

Antonio Arenas Alonso

28/10/2018

Introducción

El pasado miércoles 18 de octubre en la Comisión de Educación y Formación Profesional se ha aprobado la presentación de una Proposición No de Ley[1](PNL) para establecer la Filosofía y la Historia de la Filosofía como materias obligatorias en 4º de la ESO y en 1º y 2º de Bachillerato. ¡Una gran noticia!

Son múltiples e importantes las repercusiones formativas que esta medida puede tener en nuestra sociedad, sin embargo, como se puede comprobar más adelante esta medida no beneficiará a más allá del 50% de la sociedad, y menos en el futuro si se aplican las medidas que nos recomiendan instituciones internacionales, medidas que deben llevar a aumentar de forma relevante el número de alumnos que cursen Formación Profesional de Grado Medio (FPGM). Aunque esta medida se anuncia para la enseñanza secundaria, es la secundaria postobligatoria de carácter general[2] (Bachillerato) la que recibe el principal beneficio, dejando fuera de éstos a la secundaria postobligatoria de carácter vocacional (FPGM), quedando afectada únicamente por la medida que se plantea para 4º de ESO.

Las reflexiones siguientes pretenden mostrar con datos que esa buena medida que se ha anunciado es insuficiente, pensando en el objetivo de hacer partícipe de los beneficios de la filosofía a la mayoría de la sociedad, pues si ya ahora, con las elevadas cifras de abandono temprano que tenemos y las bajas cifras de personas que cursan FPGM, únicamente el 50,5% de la población ha cursado estudios de Bachillerato, cuando se consiga reducir a menos del 10% las cifras de abandono temprano y potenciar la FPGM a los niveles medios de la UE, la población que reciba los beneficios de una formación en filosofía serán porcentualmente más bajas si se mantiene su incorporación únicamente al Bachillerato.

La propuesta que se hace aquí no pretende frenar la tramitación de la PNL, sino hacer ver el limitado efecto de su alcance, y la injusticia que con ello se produce, si no se avanza en la reforma del sistema educativo para conseguir una Formación Profesional que configure un camino de formación aplicada, paralelo al camino general e interaccionando con él, que permita transitar escalonadamente hasta las máximas cualificaciones profesionales (universitarias), formando íntegramente personas con cultura, valores y capacidades profesionales.

Las bondades de la filosofía

La propuesta de PNL para ser sometida a debate y aprobación describe, en su exposición de motivos:

Sin embargo, existe un consenso internacional sobre las ventajas de una formación en Filosofía. Así, la UNESCO ha declarado la necesidad de la enseñanza de la Filosofía en su Declaración de París de 1995 y ha reiterado este apoyo en numerosas ocasiones, como en la publicación «La filosofía. Una escuela de la libertad (2005)», estableciendo que la enseñanza de la Filosofía debe mantenerse o ampliarse donde ya existe, implantarse donde aún no existe y ser denominada explícitamente con la palabra Filosofía.

Y sigue más adelante:

Finalmente, si entendemos que uno de los fines prioritarios de la educación consiste en formar a ciudadanos libres, la Filosofía es imprescindible para desarrollar el pensamiento autónomo y crítico en que se funda la democracia, ya que la historia de la Filosofía nos enseña a pensar de una manera crítica y autónoma. Crítica, porque el pensamiento se cuestiona permanentemente, y autónoma, porque el individuo toma el mando de su propia razón para exigirse a sí mismo el valor de usar su propio entendimiento. Así, la democracia es la forma social propia de la Filosofía y, por ello, reducir esta implica necesariamente reducir aquella, favoreciendo la desafección política y el estrechamiento de una ciudadanía crítica y reflexiva.
El periódico El País de 13 julio de 2018[3], publicaba una entrevista a la presidenta de la REF[4], María José Guerra y a la presidenta de la Comisión de la REF, Esperanza Rodríguez en la que exponían:

Sin el acervo filosófico y humanístico, además, difícilmente, una persona puede considerarse culta e instruida y esto lastra su acceso a los bienes culturales tal y como ha expresado con claridad el actual Ministro de Cultura José Guirao.

Y más adelante:

Ante la llamada Cuarta Revolución Industrial – que conjuga Inteligencia Artificial, Automatización y Robótica- el mercado de trabajo está sufriendo transformaciones decisivas que exigen una formación integral que fomente las capacidades para el aprendizaje permanente a lo largo de la vida. No hay disciplina que prepare mejor que la Filosofía para la renovación y el cambio consciente tanto en la vida personal como en la laboral y profesional y, más aún, en esta vertiginosa y frenética era digital.

El periódico ABC en su edición del 21 de octubre[5] recoge entre otras algunas manifestaciones relevantes a favor de la enseñanza de la filosofía, así cita:

«Un estudiante tiene que abrir la mente y una de las mejores maneras de hacerlo es a través de la Filosofía porque les permite hacerse preguntas, discutir conceptos y ver más allá de los límites en que vivimos», defiende Carlos Blanco, químico y profesor de Filosofía en la Universidad Pontificia Comillas.

Y más adelante:

Eliminar la Filosofía —añade— es dar la espalda a la construcción de la autonomía e independencia de juicio de los individuos, no solo hablamos de la formación integral de los alumnos sino de su educación como ciudadanos», alerta María José Guerra, actual presidenta de la Red Española de Filosofía y catedrática de Filosofía Moral de la Universidad de La Laguna. Guerra es contundente. «Está en peligro la democracia si no tenemos ciudadanos capaces de plantear objeciones y preguntas a lo que reciben de los medios en la era de la “postverdad” y las “fake news”», advierte.

También Michael J. Sandel al recoger el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018 puso de relieve la importancia de la filosofía como valor ciudadano, según recoge RTVE en su web[6]:

Lo que me atrajo de la Filosofía no fue su abstracción, sino su carácter ineludible y la luz que arroja sobre nuestra vida cotidiana. La Filosofía pertenece no solo al aula, sino a la plaza pública, donde los ciudadanos deliberan sobre el bien común.

Estas y otras muchas otras manifestaciones presentan a la filosofía como una materia formativa, fundamental para el crecimiento de la sociedad, de toda la sociedad, y que por tanto no está justificado que sea excluida de su enseñanza al menos a la mitad de la población.

El Bachillerato no es el único camino de formación

El Bachillerato es un ciclo propedéutico, diseñado para el acceso a la universidad, y la universidad, tiene el cometido de formar a los profesionales de alta cualificación, además de su cometido de generar y transmitir el conocimiento, y hemos de reconocer que el cometido profesionalizante es el principal objetivo de la mayoría de los estudiantes universitarios. Por tanto, es plausible que los profesionales españoles de alta cualificación reciban formación en filosofía a lo largo de su trayectoria. Pero no todos los ciudadanos cursan Bachillerato, y si se aplican las recomendaciones internacionales sobre la potenciación de la FPGM, en el futuro será mucho mayor el número de ciudadanos que al finalizar la ESO continúen sus estudios en FPGM, tal como vemos a continuación.

Según la EPA del 2º Trimestre de 2018 (ver gráfico 1) de los 26.082.900 ciudadanos en el grupo de edad 25-64 años, 9.650.000 han cursado estudios CINE 5 a 8 (universitarios, en su inmensa mayoría a través del Bachillerato, y FPGS[7], normalmente procedentes de FPGM), y si consideramos además quienes su máximo nivel alcanzado ha sido Bachillerato (3.504.300 personas) un total de 13.154.300 personas (50,4%) habrán recibido la formación que se da en Bachillerato, siendo así que si se mantiene esta distribución, prácticamente la mitad de los ciudadanos españoles entre 25 y 64 años, no recibirán los estudios de filosofía que en estos momentos se reclaman como de gran valor, con el impacto que puede tener en la formación de los ciudadanos que están construyendo la sociedad del siglo XXI.

Gráfico 1. Distribución de la población con 25-64 años según el nivel de formación alcanzado. Años 2015 y 2018 en el segundo trimestre. (Fuente: EPA. Tabla 6347 y elaboración propia)

Gráfico 1. Distribución de la población con 25-64 años según el nivel de formación alcanzado. Años 2015 y 2018 en el segundo trimestre. (Fuente: EPA. Tabla 6347 y elaboración propia)

En este mismo gráfico puede observarse la evolución experimentada entre 2015 y 2018 por el nivel de formación alcanzado por nuestra sociedad en el rango de edad 25-64 años. Claramente se observa una tímida mejora al reducirse las cifras de personas con formación alcanzada con nivel ESO e inferior (CINE 0 a 2), y al aumentar ligeramente las cifras de personas con nivel FPGM (CINE 33 a 38), pero lo que sí se observa es que el aumento más importante se ha producido en los niveles de formación superior (universitaria y FPGS), tal como se comprobará al analizar las cifras mostradas en el gráfico 2.

La Formación Profesional ha de crecer

El gráfico 2 nos muestra la comparación de la sociedad española (grupo de edad 25-64 años) con la media OCDE y media EU22, en relación con los tres grandes grupos de nivel de formación alcanzado: educación terciaria, CINE 5-8 (FPGS y universidad); segunda etapa de educación secundaria, CINE 3-4 (Bachillerato y FPGM), y los niveles inferiores, CINE 0-2 (hasta ESO). Se puede apreciar que el grupo de personas con formación en Bachillerato y CFGM (CINE 3-4) es, porcentualmente, la mitad que el grupo con formación equivalente en la media de la OCDE y en la media de la EU22. Por otro lado, el grupo con formación ESO e inferior es en España el doble que la media de los otros dos colectivos, y por último el grupo de formación superior (terciaria, CINE 5-8), es ligeramente mayor en España que la media de los otros dos colectivos.

Es obvio que todas las recomendaciones de los organismos internacionales van en la línea de reducir las cifras de población en CINE 0-2 y aumentar las cifras de población en CINE 3-4.

Gráfico 2. Evolución del nivel de formación de la población adulta (25-64 años) entre los años 2005 y 2016 (Education at a Glance 2018.OCDE. Table A1.1y elaboración propia).

Gráfico 2. Evolución del nivel de formación de la población adulta (25-64 años) entre los años 2005 y 2016 (Education at a Glance 2018.OCDE. Table A1.1y elaboración propia).

Los niveles CINE 0-2 están llamados a reducir fuertemente su presencia en la población española, ya que está formado en gran parte por personas de altas edades, cuya reducción es obvia por ley natural, y en otra parte por las que constituyen el grupo de abandono temprano de la educación[8], sobre el cual se están aplicando medidas tendentes a reducir su índice por debajo del 15% en 2020[9], actualmente en 18,3% siendo sobrepasados únicamente por Malta con 18,6%. Esta reducción en la tasa de abandono temprano, junto con el altísimo índice de escolarización por debajo de los 16 años, provocará un aumento de las cifras de población 25-64 años con niveles CINE 3-4 (Bachillerato y FPGM), pero dado que el Bachillerato es básicamente camino hacia la universidad, y por otro lado no concede cualificación profesional, es deseable y lógico que el incremento de personas en estos niveles se produzca en FPGM, tal como recomiendan las diversas instituciones. No obstante observando las cifras dadas en el gráfico 2, puede verse que entre los años 2005 y 2017 la disminución de personas en los niveles CINE 0-2 (10 puntos porcentuales) no se ha traducido en el mismo aumento en los niveles CINE 3-4, que únicamente ha crecido en 2,1 puntos porcentuales, produciéndose el incremento mayor en la cifra de personas que han adquirido alguno de los niveles CINE 5-8 (7,9 puntos porcentuales), situándose España con una cifra en este nivel superior a la media de la UE22.

Este crecimiento de los niveles CINE 5-8 puede no considerarse alarmante al observar que el crecimiento de los demás países toma cifras similares, pero lo que sí resulta alarmante es el bajo número de personas que se sitúan con nivel de formación FPGM, aparte del problema ya planteado en los niveles CINE 0-2, pero que como se ha comentado se vislumbran claras mejoras.

Estas fotografías de la composición de la sociedad española mostradas en los gráficos 1 y 2, tenderán a modificarse en el futuro aumentando la población que transite por la FPGM (CINE 33 a 38), como así es reclamado por el sentido común (estructura piramidal de niveles profesionales), las cifras reales de demanda de profesionales (elevado nivel de sobrecualificación profesional) y las cifras reales de carencias de nuestra sociedad (en el grupo de edad 25-64 años y con relación a la media de la UE, nos faltan en torno a 6 millones de profesionales con nivel de FPGM), lo que nos induce a pensar que la clase media española, la gran masa de la sociedad española, no es, ni será, la que tiene profesión universitaria. La lógica anterior nos lleva a concluir que una importante masa de la sociedad española, en un futuro no lejano deberá ser la que ostente profesiones con cualificaciones profesionales de niveles intermedios, es decir con niveles de FPGM (CINE 33 a 38), y siendo así, esta masa de la sociedad española estará sin haber recibido los numerosos bienes formativos que, en estos días, se proclaman para los alumnos de Bachillerato que cursen estudios de Filosofía.

El documento “Panorama de la educación 2018”, de la OCDE, analiza la situación de la educación entre los países de su seno, y con relación a los estudios de secundaria, dice (pág. 18) con los datos de 2016[10]: En España, el porcentaje de alumnos de segunda etapa de Educación Secundaria matriculado en Formación Profesional es del 34,5%, muy por debajo de las medias de la OCDE (44%) y de la UE22 (48%). Así, vemos en el gráfico 3 que España se sitúa entre los países de la UE de menor matrícula en CFGM dentro de los alumnos matriculados en secundaria.

Gráfico 3. Porcentaje del alumnado de segunda etapa de secundaria (Bachillerato y FPGM, CINE 3) que en año 2016 estaba matriculado en FPGM. (Fuente: Education at a Glance 2018. Table B1.3. OCDE y elaboración propia).

Gráfico 3. Porcentaje del alumnado de segunda etapa de secundaria (Bachillerato y FPGM, CINE 3) que en año 2016 estaba matriculado en FPGM. (Fuente: Education at a Glance 2018. Table B1.3. OCDE y elaboración propia).

En este mismo sentido se dirigen las recomendaciones de la UE, que en el documento de 2016 “Una nueva agenda de capacidades para Europa[11]”, plantea “La EFP[12] debe incrementar su atractivo a través de una oferta de calidad y una organización flexible, de manera que permita el paso a la formación profesional de grado superior o a la universidad y que tenga una mayor vinculación con el mundo del trabajo”.

Y también, en el mismo documento se recomienda que este nivel educativo no se limite a la formación en habilidades, sino que se procure la formación integral de las personas mediante materias transversales: “La educación y la formación formales deberían dotar a todos los ciudadanos de una amplia gama de capacidades que les abran las puertas a la realización y el desarrollo personal, la inclusión social, la ciudadanía activa y el empleo. Entre ellas, cabe citar las capacidades lingüísticas y de cálculo, en ciencias e idiomas, así como capacidades transversales y competencias clave, como las competencias digitales, el espíritu empresarial, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la habilidad de aprender a aprender y los conocimientos financieros.”

Trabajo y formación

A las recomendaciones anteriores se unen las conclusiones que se derivan del análisis de la situación ocupacional de nuestro país, que también nos lleva a plantear la necesidad de aumentar sustancialmente el número de ciudadanos con formación en niveles intermedios de cualificación, pues, como se observa a continuación, se aprecia una importante sobrecualificación de los titulados universitarios ocupados, ocupando muchos puestos que corresponden a cualificaciones profesionales de niveles intermedios.

Gráfico 4. Distribución de la población ocupada a finales de 2015 y 2ºT 2018, según los Niveles de Competencias asociados a las ocupaciones y los niveles de Formación alcanzados. (Fuente: EPA. Tablas 4147 y 6347, y elaboración propia). (Nótese que la combinación de diversas tablas de la EPA produce algún desajuste entre cifras).

Gráfico 4. Distribución de la población ocupada a finales de 2015 y 2ºT 2018, según los Niveles de Competencias asociados a las ocupaciones y los niveles de Formación alcanzados. (Fuente: EPA. Tablas 4147 y 6347, y elaboración propia). (Nótese que la combinación de diversas tablas de la EPA produce algún desajuste entre cifras).

Así, en el gráfico 4 se recogen datos de la EPA del segundo semestre de 2018, en el cual se han relacionado los Niveles de Competencias Requeridos (NCR) de las diversas ocupaciones (según la Clasificación Nacional de Ocupaciones, CNO) con el número de ciudadanos ocupados que disponen de esas competencias[13]. Así vemos que en la fecha indicada había 4.223.200 personas en ocupaciones que requieren competencias de niveles 3 y 4, competencias que corresponden a los niveles de formación CINE 5 a 8. También vemos que en esa fecha había en España 8.257.300 personas ocupadas con esos mismos niveles de formación. Esto nos plantea una situación de exceso de 4.034.100 personas formadas en niveles de cualificación alto (universitario) con respecto a la demanda de dichos niveles.

Estas personas, que están ocupadas, necesariamente lo estarán en puestos que requieren niveles de cualificación inferiores a los suyos (sobrecualificación). Por otro lado, cuando analizamos las ocupaciones que requieren competencias de nivel 2, vemos que éstas estaban desarrolladas por 12.522.600 personas, pero el número de personas ocupadas con los niveles de formación asociados a estas competencias (CINE 2 a 4), es inferior (9.932.300), lo que quiere decir que al menos 2.590.300 personas de formación CINE 5 a 8 estarán desarrollando estas tareas de nivel inferior a su formación. Por último, las 2.489.900 personas que trabajan en ocupaciones que requieren nivel 1, habrán de tener niveles de formación superior a CINE 0-1, pues entre las personas ocupadas, sólo tienen estos niveles 1.154.500, por lo que 1.335.400 personas habrán de tener nivel de formación superior (¿CINE 5 a 8?, ¿CINE 2 a 4?).

Normalmente se habrá producido un desplazamiento de las ocupaciones, de forma que lo más probable es que los 4.034.100 personas que, teniendo formación CINE 5 a 8, no ocupan puestos de NCR 3 o 4, ocupen puestos de NCR 2, desplazando personas con nivel de formación CINE 2 a 4, que se ocuparán en los niveles más bajos, NCR 1. (Nótese que la combinación de diversas tablas de la EPA produce algún desajuste entre cifras).

En el mismo gráfico 4 se muestran los mismos datos para el segundo trimestre del año 2015, pudiendo observar la evolución que se ha experimentado. Así, se observa que en 2018 se ha producido un aumento del desajuste entre NCR de cada grupo y el número de personas ocupadas con el nivel CINE requerido, principalmente en el nivel de formación CINE 5 a 8, habiendo crecido más el número de personas ocupadas con esta formación que el número de ocupaciones que requieran este nivel. ¿Siguen saliendo de las aulas más universitarios que los que se requieren? O ¿Las ocupaciones que se generan son de bajo nivel?

En plena era digital, en pleno avance de la industria 4.0 y con la cuarta revolución industrial llamando a la puerta, en algún contexto puede pensarse que para desarrollar los trabajos que se plantearán en las próximas décadas, será necesario ser titulado universitario, es decir disponer del máximo nivel de cualificación profesional, o de otra manera, disponer de cualquier cualificación no universitaria será estar destinado al paro, no tendrán capacitación profesional para los nuevos trabajos. Bajo esta hipótesis el sistema educativo que tenemos en España, de camino único y normal Bachillerato-universidad, es el adecuado, buscando que la inmensa mayoría de los ciudadanos sean universitarios, para así atender las demandas laborales y ser atendidos por el mercado de trabajo. Así, si este es el camino normal, a seguir por la inmensa mayoría de los ciudadanos, será entonces normal que los ciudadanos se incorporen al mundo laboral al menos a los 22 años, edad a la que conseguirán su primera y quizá única cualificación profesional, cualificación que será del máximo nivel (nivel universitario). La experiencia y la lógica nos dicen que esto no será así, que la inmensa mayoría de los puestos de trabajo no requerirán nivel universitario, utilicen la tecnología que utilicen, por muy avanzada que ésta sea. La experiencia nos dice que, tras un periodo de desarrollo, cualquier tecnología acabará siendo utilizada por personas normales, con la formación adecuada, pero con niveles de cualificación inferiores a los que se necesitaron para su desarrollo. La universidad en su función de creadora de conocimiento desarrollará tecnologías complejas, basadas en conocimientos muy elevados, pero también será capaz, como lo ha sido hasta ahora, de adaptar dichas tecnologías para ser manejadas por personas normales con el entrenamiento adecuado, requiriendo para su uso una formación y unos niveles de conocimientos muy inferiores a aquellos que se necesitaron para concebir dicha tecnología.

Es decir, en la inmensa mayoría de los campos de trabajo es razonable y lógico pensar que siempre habrá demanda de puestos con cualificaciones de diversos niveles, y que la distribución de estos niveles será aproximadamente piramidal, pocos puestos de los máximos niveles y la mayoría de los puestos corresponderán a niveles de cualificación inferiores.

Numerosas experiencias podemos citar en apoyo de esta reflexión.

Ejemplo 1. Los reactores de una central nuclear son diseñados por personas con unos conocimientos de física e ingeniería nuclear que no pertenecen al colectivo normal de los profesionales de un país, sin embargo, en el funcionamiento de una central nuclear intervienen cientos y a veces miles de personas, de las cuales muy pocos, o quizá ninguno, pertenecen a ese selecto colectivo que son capaces de diseñar reactores nucleares. En el organigrama del personal de la central, posiblemente el máximo responsable de la central será un Ingeniero con algunos cursos de especialización en tecnología nuclear; los operadores del reactor serán también ingenieros con formación adicional (posiblemente algunos sean ingenieros técnicos) y después muchísimos trabajadores no necesariamente titulados universitarios.

Ejemplo 2. En los primeros años de aparecer en el mercado los ordenadores, eran muy pocas personas y con elevados conocimientos y formación muy escogida, quienes programaban y se relacionan con la máquina, normalmente titulados universitarios de física e ingeniería; después se establecieron ingenierías especializadas de los dos niveles y hoy día, aunque hay un campo de desarrollo específico para personas con formación de alto nivel, el manejo de los ordenadores a nivel usuario está extendido a todos los niveles formativos.

Reflexiones

Tras las consideraciones anteriores sobre la responsabilidad del sistema educativo en relación con la capacitación profesional y la formación integral de los ciudadanos, es exigible que nuestro sistema educativo esté diseñado para formar ciudadanos con valores y capacidades profesionales adecuadas a los requerimientos de las demandas laborales, tanto en el nivel como en los conocimientos.

En mi peregrinar de los últimos años por los mundos político y educativo para dignificar la Formación Profesional, todas las personas contactadas reconocen que en España la Formación Profesional está diseñada y tratada como puerta de salida, de abandono, para los fracasados en el camino principal, el camino Bachillerato-universidad. Pues bien, quienes actualmente cursan Formación Profesional sin pasar por Bachillerato y para quienes en el futuro lo cursen (que, si atendemos a las recomendaciones de la OCDE, serán más numerosos que los que cursan Bachillerato), no tendrán “mentes abiertas”, no tendrán “independencia de juicio”, no tendrán “herramientas para ser libres”, y otras muchas bondades de la filosofía que se han subrayado. Una vez más en la Formación Profesional, se sigue manteniendo la máxima histórica en España y consolidada por la Ley General de Educación de 1970, que la Formación Profesional, en contraposición al Bachillerato, es la puerta de salida del camino principal y, a partir de ahí ¿seguirán siendo tratados en el sistema educativo como ciudadanos de segunda?

Como ya le expresaba a la Ministra de Educación en mi carta abierta “Formación profesional sí, pero no de cualquier forma[14]”, los problemas de la sociedad española en relación con el máximo nivel de estudios alcanzado y los problemas de sobrecualificación en las ocupaciones actuales, no se resolverán en el futuro mientras se siga manteniendo un sistema educativo diseñado para que “quien no valga para estudiar se vaya a trabajar[15], es decir un sistema educativo diseñado de tal forma que, si no existiera fracaso escolar, ni abandono educativo temprano, todos los españoles acabaríamos siendo universitarios, con única cualificación profesional de alto nivel.

La Formación Profesional debe ser un camino de formación aplicada, que, recorrido en paralelo al camino académico (el ahora diseñado como camino único), permita alcanzar las máximas cualificaciones profesionales (universitarias) de forma escalonada, cubriendo todos los niveles profesionales desde el más bajo hasta el más alto. Este camino ha de ser lo suficientemente atractivo para que por él circule la inmensa mayoría de los ciudadanos, y por esto debe ser de formación completa de las personas no obviando la formación en humanidades, cultura y valores, educación de la que no pueden excluirse el arte, la filosofía, idiomas y cuantas materias de corte transversal se imparten en Bachillerato con los mismos fines, pues será el camino llamado a configurar la gran masa ciudadana.

Se plantea, pues, la necesidad de introducir asignaturas de filosofía en las enseñanzas de Formación Profesional, con contenidos similares a los propuestos para quienes cursan Bachillerato. Es probable que la implantación de asignaturas de filosofía en Formación Profesional sea más complicada que implantarlas en Bachillerato (entre otras por razones históricas), pero ello será debido a la concepción que tradicionalmente se ha hecho de la Formación Profesional, al diseñarla como puerta de salida del sistema general y no como un camino de formación aplicada que pueda recorrerse paralelo al considerado principal. Es por ello por lo que, únicamente mediante un rediseño del sistema educativo que rompa con la tradición de usar la Formación Profesional, aprender a trabajar, insisto, como puerta de salida para quien no sirve para estudiar, se puedan solucionar éste y otros muchos de los problemas que tenemos en la estructura educativa de nuestra población.


Notas a pie de página.

[1] http://www.congreso.es/public_oficiales/L12/CONG/BOCG/D/BOCG-12-D-409.PDF#page=38

[2] En la terminología internacional en la enseñanza secundaria postobligatoria se utilizan los términos general, para nuestro Bachillerato (CINE 32) y vocacional, para nuestra FPGM (CINE 33 a 38).

[3] https://elpais.com/cultura/2018/07/13/actualidad/1531503590_595129.html

[4] REF, Red Española de Filosofía. http://redfilosofia.es/

[5] https://www.abc.es/sociedad/abci-filosofia-vuelve-tomar-aulas-201810210220_noticia.html

[6] http://www.rtve.es/noticias/20181019/michael-sandel-filosofia-invita-hacer-preguntas-dificiles-sobre-como-debemos-vivir/1822962.shtml

[7] FPGS, Formación Profesional de Grado Superior

[8] Porcentaje de la población de 18 a 24 años que no ha completado el nivel de E. Secundaria 2ª etapa y no sigue ningún tipo de educación-formación.

[9] España tiene fijado excepcionalmente este límite en el 15%, que para el resto de la UE es del 10%. Fuente: Nivel de Formación, Formación Permanente y Abandono: Explotación de las variables educativas de la Encuesta de Población Activa. Abandono temprano. Tabla 2. EDUCAbase. MEFP.

[10] Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2018. Informe español. MEFP. ISBN: 978-84-369-5894-2.

[11] COM (2016) 381 final. Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo y al Comité de las regiones. Trabajar juntos para reforzar el capital humano, la empleabilidad y la competitividad.

[12] EFP, Enseñanza de Formación Profesional

[13] Introducción a la CNO-11. INE. 2012.

https://www.ine.es/daco/daco42/clasificaciones/Introduccion_CNO11.V02.pdf

[14] https://www.icai.es/articulo-revista/formacion-profesional-si-pero-no-de-cualquier-forma-carta-abierta-a-la-ministra-de-educacion-y-formacion-profesional/

[15] Permítanme los señores Diputados que no me resista a la tentación de hacerles las siguientes reflexiones sobre el valor del trabajo y la conexión formación-trabajo, pues trabajar no se debe entender como algo degradante, y de hecho en la sociedad actual no se entiende así: En estos momentos de nuestro desarrollo social, el trabajo digno, justamente remunerado y reconocido (trabajo decente según la OIT), no se considera ni un mérito ni un castigo, sino el medio para la digna supervivencia, el desarrollo personal y el camino para el desarrollo social. En esto radica el concepto de derecho y obligación establecido por nuestra Constitución. El trabajo es una necesidad del ser humano como individuo y de la sociedad para su crecimiento y superación. Más aún, en la economía de mercado en la que vivimos el dinero es el medio básico para obtener los bienes y servicios necesarios, y la forma fundamental y socialmente más valorada para conseguir este dinero es mediante el trabajo. El trabajo es la llave que permitirá la consecución de los medios económicos para el desarrollo de una vida digna. Me atrevo a decir que la capacidad para el desarrollo de un trabajo se encuentra entre los que consideramos valores de la persona. Así, ¿puede decirse en nuestra sociedad que una persona está plenamente formada si no cuenta con la capacidad para el desarrollo de una actividad laboral? En consonancia, hoy día ¿se puede plantear el sistema educativo de un país sin que entre sus objetivos se encuentre conseguir personas con capacidad para el desarrollo de un trabajo?

A los representantes de los españoles en la Comisión de Educación y Formación Profesional del Congreso de los Diputados, con la intención de colaborar y ayudar en el análisis y reflexión sobre los problemas de nuestra sociedad en el ámbito de la educación.

Antonio Arenas Alonso Ingeniero Técnico Industrial en el ICAI
Cursó estudios de Oficialía y Maestría Industrial y en 1970 finalizó sus estudios de Ingeniero Técnico Industrial en el ICAI (Universidad Pontificia Comillas), en 1983 como Ingeniero Industrial, alcanzando el grado de doctor en 1999. Tras iniciarse como docente en las Escuelas de Formación Profesional Padre Piquer, en 1970 inició su actividad en el ICAI, primero como profesor de prácticas y posteriormente docencia en Medidas Mecánicas, Potencia Fluida, Mecánica de Fluidos, Turbomáquinas y Termodinámica. Tras ocupar diversos cargos de gestión en la Universidad Comillas, actualmente está jubilado.