Resumen

Previo al análisis y reflexión sobre la Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional (LO 3/2022, LOFP) se ha procedido al estudio de los datos sobre la situación actual de la población española, tanto en sus ámbitos formativos como ocupacionales y en términos nacionales e internacionales (OCDE y EU), lo que nos permitirá conocer la extensión del problema latente en la población española en el ámbito de la formación de profesionales, principalmente con niveles de cualificaciones intermedias.

El posterior análisis de los grandes rasgos de la LOFP y sus objetivos nos permitirá valorar los retos a los que se enfrenta la nueva ley para alcanzar dichos objetivos, retos que cuentan con la dificultad de atender a las elevadas cifras de ciudadanos implicados. Así encontramos que reducir al 16% la cifra de población activa con nivel de cualificación inferior a FPGM involucra a cerca de 7 millones de personas y por otro lado alcanzar la cifra del 50% de la población activa con nivel de cualificación intermedia (FPGM y FPGS) implica una carencia de cerca de 6 millones de personas. Por tanto, son serias las dificultades para ver realizados los buenos y necesarios objetivos planteados en pequeños plazos de tiempo (menos de 10 años), a pesar del elevado volumen de dinero que se presupuesta para estos objetivos (superior a los 5 mil millones de euros).

Así, además de las medidas que pudiéramos considerar coyunturales para alcanzar los citados objetivos, se plantea la necesidad de corregir las causas que desde antaño nos han llevado a la situación actual, encontramos como muy relevante el bajo número de alumnos que deciden estudiar FPGM frente al elevado número de los que se inclinan por Bachillerato (cuatro veces superior), cuando finalizan la ESO. Para abordar este hecho, la LOFP ofrece su bien pensada estructura para hacer más atractiva la, ya de por si buena, Formación Profesional (FP).

Ahora bien, en el ánimo de reforzar las acciones previstas en la LOFP, se proponen y argumentan medidas como:
la gratuidad total (similar a la ESO) de la FPGM, que ayudaría a reducir las elevadas cifras de abandono de la educación temprano y evitar la incorporación al mundo laboral de jóvenes sin cualificación profesional,
la integración de la FP (de Grado Medio y Superior) como un Bachillerato más, de carácter aplicado (abandonando el nombre degradado de FP),
– pero sobre todo una llamada al sistema universitario para hacer de la FPGS una importante fuente de aspirantes, configurando planes de estudios de Grado que den una continuidad natural y razonable a su formación previa en la FPGS, reforzando así la colaboración entre ambos subsistemas educativos que en su artículo 49 plantea la LOFP

Medidas, principalmente estas últimas, tendentes a romper la percepción de considerar la FP como puerta de salida hacia el mundo laboral, percepción de claro arraigo entre la sociedad española y en la concepción que de la FP sigue presente en la administración educativa.

Abstract

Prior to the analysis and insight on the Organic Law on Organization and Integration of Vocational Training (LOFP), the data on the current situation of the Spanish population has been studied, both in its training and occupational fields and in national and international terms. (OECD and EU), which will allow us to know the extent of the latent problem in the Spanish population in the field of vocational training, mainly with intermediate qualification levels.

The subsequent analysis of the broad features of the LOFP and its objectives will allow us to assess the challenges faced by the new law to achieve such objectives, challenges that have the difficulty of attending to the high numbers of citizens involved. Thus, we find that reducing to 16% the figure of the active population with a qualification level lower than FPGM involves about 7 million people and, on the other hand, reaching the figure of 50% of the active population with an intermediate qualification level (FPGM and FPGS) implies a shortage of about 6 million people. Therefore, there are serious difficulties for the good and necessary objectives being achieved in short periods of time (less than 10 years), despite the high volume of money budgeted for these objectives (more than 5 billion euros).

Thus, in addition to the measures that we could consider circumstantial to achieve the aforementioned objectives, there is a need to correct the causes that have led us to the current situation since long ago, we find as very relevant the low number of students who decide to study FPGM compared to high number of those who opt for Baccalaureate (four times higher), when they finish ESO. To address this fact, the LOFP offers its well-thought-out structure to make the already good Vocational Training (FP) more attractive.

Now, in the spirit of reinforcing the actions provided for in the LOFP, measures such as the following are proposed:

Total free education (similar to ESO) for the FPGM, which would help reduce the high numbers of early school dropouts and prevent the incorporation of young people without professional qualifications into the world of work,

– the integration of FP (Intermediate and Higher Grade) as an additional kind of Baccalaureate, of an applied nature (abandoning the degraded name of FP),

– but above all, a call to the university system to make the FPGS an important source of applicants, configuring undergraduate study plans that give a natural and reasonable continuity to their previous training at the FPGS, thus reinforcing the collaboration between both educational subsystems that in its article 49, the LOFP states.

Measures, mainly the latter, aimed at breaking the perception of considering FP as a gateway to the world of work, a perception of clear roots in Spanish society and in the conception of FP that is still present in the educational administration.

Palabras Clave / Key words: Formación Profesional. Formación universitaria. Sistema educativo / Vocational training. Vocational training. University training. Educational system.

1. Preámbulo

La Ley Orgánica de ordenación e integración de la Formación Profesional (LOFP) [LOFP2022], aparece como una ley que pretende situar a nuestro subsistema educativo llamado Formación Profesional en el centro de la formación de los profesionales, cuya necesidad, de manera insistente y desde hace muchos años, se viene proclamando no sólo en los ámbitos educativos, sino económicos, laborales y sociales.

Como se dirá más adelante la LOFP es una buena ley, que integra toda la formación de profesionales de niveles inferiores al universitario, configurando así la llamada Formación Profesional como un subsistema completo y coherente que abarca, desde la formación de los actuales profesionales sin cualificación documentada (conocida como formación para el empleo), hasta la formación profesional comprendida dentro del sistema educativo (Formación Profesional Básica, de Grado Medio (FPGM) y de Grado Superior).

Con este acertado enfoque integrador, la LOFP se plantea, entre otras cuestiones organizativas también relevantes, resolver los problemas del excesivo número de buenos profesionales en ejercicio carentes de cualificación documentada y al mismo tiempo el bajo número de ciudadanos con cualificaciones profesionales de nivel intermedio (FPGM y FPGS), que según todas las previsiones serán quienes han de ocupar la mitad de los puestos de trabajo en los próximos años, y sobre estas cuestiones se ha puesto el énfasis en este trabajo.

Así, previo a la reflexión sobre la LOFP, se ha procedido a realizar un análisis de la situación actual en relación con los aspectos relevantes para los objetivos de dicha ley, pasando después a valorar los aspectos más relevantes de ella y finalizar con algunas propuestas que a modo de recomendación puedan ayudar a la mejora de nuestro sistema educativo, en orden a conseguir una sociedad no sólo con más capacidades profesionales sino, y también, mas formada en los aspectos culturales, humanos y en valores.

2. Situación Educativo-Formativa e Inserción Laboral de la población española

2.1. Formación de la población adulta.

Entendiendo por población adulta la de edad superior a los 25 años, la OCDE en su informe anual Panorama de la educación, nos ofrece una visión de la situación española en su contexto internacional.

Así en su último informe Education at a Glance 2021 [Panorama 2021] los datos reflejados en el gráfico 1 nos muestran la situación formativa de la población española en la franja 25-64 años y su evolución en los últimos 20 años. En el año 2020 España:

– Con el 37,1% frente al 17,1% en la UE22, duplica (2,17 veces) la cifra de ciudadanos cuyo nivel máximo de formación alcanzado es únicamente CINE [1] 0 a 2 [CNED-2014], y se sitúa en cerca del 1,76 veces respecto de la media OCDE. El significado más relevante de estas elevadas cifras es que estos niveles de formación no consideran ningún tipo de cualificación profesional.


[1]. Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE, ISCED en inglés)

Gráfico 1. Evolución del nivel de formación de la población 25-64 años entre los años 2000 y 2020. Fuente: Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2021. Informe español y elaboración propia.

  • Con un 23,2% frente al 46% en la EU22, se sitúa en la mitad (0,50 veces) de la población con nivel de formación CINE 3 y 4, y en el 0,55 de la OCDE. Nótese que estas cifras comprenden no sólo a la población con FPGM, sino y también a quienes han finalizado Bachillerato y 4º de la ESO como máximo nivel alcanzado, pero únicamente los graduados en FPGM disponen de cualificación profesional, cifra que, como se muestra en el gráfico 2, únicamente alcanza el 9,7% del grupo de población estudiado, frente al 13,5% que han alcanzado Bachillerato.
  • Con un 39,7%, de nivel de formación CINE 5-8 se sitúa en cifras ligeramente más altas a las de UE22 y ligeramente más bajas que las del promedio OCDE.

Gráfico 2. Distribución del nivel de cualificación entre la población 25-64 años en el año 2020. Fuente: OCDE.Stat y elaboración propia. [OCDEStat] Ahora bien, si consideramos las personas con formación que acreditan una cualificación profesional (Formación Profesional y universidad), encontramos de nuevo anomalías muy significativas, que necesariamente tienen una gran relevancia en el desarrollo de nuestro sistema productivo. Así, según el gráfico 2, el conjunto de ciudadanos con cualificaciones profesionales de alto nivel (Grado, Máster y Doctorado) suponen el 27,5% mientras que los ciudadanos con cualificaciones de niveles intermedios (Formación Profesional) suman 21,8%, lo que implica 5,7 puntos porcentuales por debajo de aquellas. Más aún, dentro de los niveles altos, tenemos 5,2 puntos porcentuales (50%) más de titulados universitarios de Máster (y equivalentes: Ingenieros, Arquitectos, Licenciados) que de titulados universitarios de Grado (y equivalentes: Ingenieros Técnicos, Arquitectos Técnicos y Diplomados). Igualmente sucede entre los de nivel FP, en que los titulados FP de Grado Superior alcanzan 2,4 puntos porcentuales (25%), más que titulados en FP de Grado Medio. Esta estructura formativa, de la población española cualificada de pirámide invertida no se corresponde con las demandas normales de las empresas y mucho menos de las empresas españolas, lo que conducirá a subempleo (sobrecualificación) de los titulados de alto nivel y al paro de aquellos ciudadanos de baja o ninguna cualificación.

Puede observarse que, tanto la distribución de profesionales cualificados en la OCDE, como en la UE22, responden más a una estructura piramidal, siendo mayor el número de profesionales de bajo y medio nivel que de alto nivel.

2.2. Las cualificaciones profesionales de niveles bajo y medio.

Aparte de las reflexiones anteriores hay dos grupos sobre los que debe focalizarse el análisis comparativo de la población española respecto de los promedios EU22 y OCDE, grupos de una gran relevancia en relación con las transformaciones que se avecinan en el ámbito laboral y tecnológico que se avecinan. Estos grupos son los de Secundaria obligatoria e inferior (CINE 0 a 2) y FPGM (CINE 33 a 38). En el primero de ellos, España duplica las cifras de las medias OCDE y UE22, considerando que son personas sin cualificación profesional nos plantea un serio problema frente a las transformaciones tecnológicas que se avecinan. En el segundo grupo España presenta cifras en torno a la tercera parte de las medias en OCDE y de la UE22, y al tratarse de personas con cualificación profesional de tipo medio, resultan absolutamente insuficientes para afrontar los cambios tecnológicos en los que ya estamos inmersos.

La gravedad de las cifras relativas anteriores se pone de manifiesto cuando se visualizan las cifras absolutas de personas que resultan implicadas. Considerando que, a finales de 2020, la población española de edad 25-64 años es de 26.311.800 personas, para conseguir las cifras promedio de la OCDE y UE22, España necesitaría reducir en más de 4 millones la cifra de personas con Secundaria obligatoria e inferior (CINE 0 a 2) como máxima formación alcanzada, dotándolas de alguna cualificación profesional. Por otro lado, al referirnos al grupo de personas con cualificación profesional de nivel medio (FPGM), España necesitaría incrementar en más de 4 millones (cerca de 6 millones si nos comparamos con UE22) la cifra de personas con esta cualificación profesional. Estos serán algunos de los grandes objetivos de la nueva ley de Formación Profesional.

En este sentido cabe observar la situación del grupo poblacional 25-34 años, pues ello marcará la tendencia natural al ir saliendo del grupo las personas de mayor edad que se corresponden con otras etapas de nuestro sistema educativo. El gráfico 3 nos muestra que si bien en el nivel CINE 0-2 las cifras, son inferiores a las del grupo 25-64 años (gráfico 1), la comparación con las medias de OCDE y EU22 resulta empeorar, ya que se pasa de 2,17 a 2,3 veces respecto a EU22, y de 1,76 a 1,91 veces respecto de la media OCDE. Sin embargo, sí mejoran ligeramente las cifras comparativas en el nivel CINE 3-4 pasando de 0,50 a 0,56 veces respecto del promedio EU22 y del 0,55 a 0,60 veces respecto de la media OCDE.

Gráfico 3. Evolución del nivel de formación de la población 25-34 años entre los años 2000 y 2020. Fuente: Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2021. Informe español y elaboración propia.

Cuando analizamos el colectivo de personas 25-34 años referido a las cualificaciones profesionales, gráfico 4, al compararlo con el gráfico 2 sobre las personas 25-64 años, encontramos que los ciudadanos con cualificaciones de alto nivel pasan del 27,5% en el colectivo 25-64 años al 33,3% en este grupo de edad, y entre los que tienen cualificaciones de niveles de Formación Profesional se pasa del 21,8% al 25,7%, por lo que la diferencia porcentual entre ambos niveles de cualificación pasa de 5,7 a 7,6 puntos porcentuales a favor de los cualificados universitarios.

Gráfico 4. Distribución del nivel de cualificación entre la población 25-34 años en el año 2020. Fuente: OCDE.Stat y elaboración propia

Lo anterior implica que entre los ciudadanos más jóvenes crece más el porcentaje de aquellos con cualificaciones profesionales de nivel universitario que el del nivel de Formación Profesional. No obstante, sí resulta reseñable el importante crecimiento que se aprecia en el nivel de universitario de Grado (5,3 puntos porcentuales) frente al nivel de Máster (0,1 punto).

Esta reflexión sobre la mala cifra de la población española con cualificaciones profesionales de niveles bajo y medio al compararla con las de la Unión europea y los países de la OCDE, posiblemente ha sido el revulsivo para que desde hace bastantes años los diversos gobiernos han puesto su foco y esfuerzos en incrementar el número de alumnos que estudian en el subsistema Formación Profesional, así como potenciar mecanismos que permitan adquirir cualificaciones profesionales documentadas entre aquellos ciudadanos que desarrollando una actividad profesional carecen de ellas, lo que hasta la LOMLOE se conocía como formación para el empleo.

Así en los últimos años, al principio de los cursos académicos, vemos noticias referentes al incremento del alumnado en los cursos de FP, incluso comparando con los alumnos de Bachillerato, celebrando que en algún momento se llega a celebrar el sobrepaso de matriculados en FP a los matriculados en Bachillerato, tal como se muestra en el gráfico 5 tomado del documento oficial publicado por el MEFP [DatosyCifras21-22]

Gráfico 5. Alumnado matriculado en niveles educativos no universitarios. Datos y Cifras 2021-2022.

En el gráfico 5 se muestra como en el curso 2020-21 la cifra de alumnos matriculados en Formación Profesional (974.445) supera en un 42% a la cifra de matriculados en Bachillerato. Ahora bien, no debemos olvidar que esta comparación se está haciendo entre los alumnos de dos cursos que abarca el Bachillerato con los alumnos de seis cursos: FPB, FPGM y FPGS. Esta tendencia, que según se observa en el gráfico 6, según datos del MEFP [EDUCAbase], se manifiesta desde hace varios años, podría inducirnos a pensar que las malas cifras de nuestra población con nivel FPGM se resolvería en pocos años. Dicho gráfico 6 nos muestra la tendencia positiva al crecimiento de los alumnos matriculados en FP tanto de Grado Medio como de Grado Superior, pasando en el curso 2009-2010 de 1,26 veces la matrícula en Bachillerato respecto de la de FP a 0,89 veces en el curso 2020-2021. Sin embargo, resulta llamativo que en dicho período de tiempo los matriculados en FPGM respecto de los matriculados en FPGS hayan pasado del 1,11% al 0,89%.

Gráfico 6. Evolución del alumnado matriculado en secundaria postobligatoria y FPGS. MEFP. [EDUCAbase]. Enseñanzas no universitarias de régimen general y elaboración propia.

Es decir, el crecimiento experimentado en la matrícula de alumnos de FP ha sido, en el mismo período de tiempo, mucho más relevante en FPGS que en FPGM, siendo del 67% en el primer caso frente al 33% en el segundo.

Por otro lado, cuando comparamos la matrícula en FPGM con la producida en Bachillerato es importante acudir a la información que nos facilita el gráfico 7, pues en él se pone de manifiesto que es mucho menor el número de alumnos que al finalizar ESO eligen estudiar FPGM en vez de Bachillerato.

El gráfico 7 nos muestra la evolución temporal de los alumnos que egresados de ESO y el alumnado matriculado en el primer curso de Bachillerato y FPGM en los últimos cursos académicos. Se han analizado el total de los alumnos y aquellos que tienen edades de 17 años y menos, lo que supone que son los alumnos que han finalizado ESO en su edad natural (16 años) o con un año más por posible repetición de curso. En este gráfico se observa que, si bien la proporción entre el número total de matriculados en primer curso de Bachillerato frente a FPGM se mantiene en torno a 2, (similar a la proporción al considerar los dos cursos de cada nivel, gráfico 6), la proporción supera la cifra de 4 cuando nos referimos a los alumnos con 17 años o menos.

Por otro lado, la cifra de alumnos matriculados en primer curso de Bachillerato con 17 años o menos, es superior al 92% del total, mientras que en FPGM no alcanza al 46% (la mitad de aquel), y aunque esta cifra crece, lo hace muy lentamente.

Gráfico 7. Distribución del alumnado matriculado en primer curso de Bachillerato y FPGM según edad. MEFP (EDUCAbase) y elaboración propia.

Esta diferencia tan abrumadora se manifiesta con más dureza cuando se comparan los matriculados en Bachillerato y FPGM con edad 17 años o menos con los alumnos egresados en ESO. Así, mientras los matriculados en Bachillerato van del 83,3% al 74,9%, decreciendo en los tres años analizados, los matriculados en FPGM se sitúan entre el 16,5% y el 18,0%, creciendo ligeramente en dichos años.

Las cifras anteriores se ven corroboradas por el informe ETEFIL [ETEFIL-19] del Ministerio de Educación, que analiza la evolución hasta el año 2019, de los alumnos que finalizaron ESO en el curso 2013-14, del cual se ha extraído la figura 8.

Gráfico 8. Trayectorias educativas hasta el año 2019 de los alumnos que finalizaron ESO en el curso 2013-14. MEFP. ETEFIL 2019 y elaboración propia.

En este gráfico 8 se observa que cerca de la mitad de los egresados de ESO (49,8%) en el año 2014 transitaron por el camino que podríamos llamar principal: Bachillerato-universidad, mientras que la otra mitad se repartieron en otros itinerarios que implican Formación Profesional, aunque inicialmente bastantes de ellos eligieran Bachillerato. El gráfico 9 nos muestra con más detalle el reparto de dichos alumnos al elegir entre las dos opciones de continuidad académica que se presenta al finalizar ESO: Bachillerato o FPGM.

Gráfico 9. Reparto entre las trayectorias educativas iniciales Bachillerato-FPGM de los alumnos que finalizaron ESO en el curso 2013-14. MEFP. ETEFIL 2019 y elaboración propia.

El gráfico 9 nos refuerza la idea de que la FPGM, ha sido una opción muy poco considerada por los alumnos que finalizan ESO, hecho que ciertamente va mejorando cuando comparamos estas cifras del curso 2013-14 con las que se deducen del gráfico 8, en el curso 2019-20, en las que se estiman en torno al 18%. Sin embargo, las cifras de quienes eligen Bachillerato siguen en el mismo orden de valores, próximos al 80%, lo que implica en torno a 4,5 veces más alumnos hacia bachillerato que hacia FPGM.

Esta realidad que nos muestra la gran preferencia sobre el Bachillerato cuando los alumnos finalizan los estudios de secundaria (ESO), manifiesta la gran dificultad que tiene nuestro sistema educativo para conseguir alcanzar unas cifras de ciudadanos con nivel FPGM próximas a las medias de la OCDE y de la UE22.

2.3. Las cualificaciones de niveles superiores.

Bajo este epígrafe y en coherencia con la clasificación internacional (OCDE, Unesco) trataremos de forma detallada la formación correspondiente a FPGS y universidad, ya que los dos configuran el nivel terciario o también Formación Superior[2].


[2]. En España, el hecho de encajar administrativamente a la FPGS en el Ministerio de Educación, junto a la secundaria, a mi entender es una anomalía de graves consecuencias para la resolución del problema que nos ocupa: la aceptación social de estos estudios. Nótese la contradicción que supone definir a nuestra FPGS como educación Superior (LO 6/2002) junto a la universitaria y después organizarla y tratarla administrativamente como educación secundaria.

Aunque según el gráfico 1 la cifra de ciudadanos con formación terciaria (Superior, CINE 5 a 8) en España está al mismo nivel que la media UE22, no sucede igual al considerar separadamente los diversos niveles que conforman la formación terciaria. Así, según el gráfico 2 la diferencia más relevante está en FPGS (CINE 5), ya que España más que duplica la cifra de EU22 y al contrario en Grado (CINE 6) con una cifra inferior en cerca del 50%. En este sentido hay que resaltar la influencia que en estos datos puede tener las diferencias entre los diversos sistemas educativos.

Cuando se analizan los datos de la población 25-34 años (gráficos 3 y 4), se acentúan las diferencias con EU22, superando ampliamente la cifra de ciudadanos con educación terciaria (47,45 frente a 44,5% en 2020). Las cifras parciales (gráfico 4) si bien nos ofrece una mayor relación entre España y UE22 en FPGS (cerca del triple), se observa un fuerte incremento de las cifras en el nivel Grado, tanto en España como en EU22 y OCDE, acercándose más España a la UE22 al situarse en torno a dos tercios. Este crecimiento en las cifras de Grado aproxima a éstas a las de Máster, que, en el caso de España, siempre se han mantenido por encima de las de Grado, contrario a lo que sucede en las medias OCDE y UE22 y a la lógica empresarial.

Es de resaltar la anomalía, ya comentada, de alcanzar en España una mayor cifra de ciudadanos con Máster que con Grado, lo que tiene su origen en el anterior sistema educativo previo a Bolonia, en el que ambos niveles tenían caminos independientes. La implantación de la ciclicidad entre Grado y Máster obligada por Bolonia tiene un claro efecto regenerador sobre la citada anomalía, tal como se muestra en el gráfico 10, en el que recogen datos claramente fruto de los planes Bolonia.

Gráfico 10. Evolución de los alumnos egresados en educación superior entre los años 2018 y 2020. Fuente MEFP. EDUCAbase, Resultados académicos y elaboración propia.

Los datos del gráfico 10, en el que se muestra la evolución de los egresados en educación superior (CINE 5 a 8) en los últimos cursos académicos, nos muestran un claro crecimiento en los niveles universitarios CINE 6 y 7 y pequeña reducción en el de egresados en FPGS, lo que apunta a una ligera amortiguación en el futuro al analizar la tendencia de matriculados de nuevo ingreso entre los cursos 2017-18 y 2019-20 mostrados en el gráfico 11, que indica una tendencia de aumento constante (ligero) en FPGS y una cierta estabilización entre los estudiantes de Grado.

Gráfico 11. Evolución de los alumnos de nuevo ingreso en educación superior entre los años 2017 y 2019. Fuente MEFP. EDUCAbase. Resultados académicos y elaboración propia.

Así como en el caso de FPGM encontraba muy bajo el número de alumnos que accedían tras finalizar los estudios de ESO, en el caso de la FPGS ocurre la misma falta de coherencia con la edad, aunque en menor medida, ya que, como se aprecia en el gráfico 12, únicamente en torno al 50% de los matriculados en el primer curso tienen las edades coherentes con la finalización de Bachillerato o FPGM en plazos razonables; para el resto de alumnos matriculados estos estudios se consideran recurrentes tras un período de trabajo o finalizar o abandonar otros estudios incluso estudios universitarios.

Gráfico 12. Evolución del número de alumnos de nuevo ingreso en FPGS según la edad entre los cursos 2017-18 y 2019-20. Fuente MEFP. EDUCAbase. Resultados académicos y elaboración propia.

Según dicho gráfico 12, la cifra de alumnos de nuevo ingreso con edades de 20 años o menos era del 51% en el curso 2017-18, creciendo hasta el 57% en el curso 2019-20.

Respecto de los matriculados en FPGS con edades superiores a los 20 años, puede aportarnos alguna información el gráfico 13, el cual nos muestra algunos resultados de la encuesta EILU19 (similar a la ETEFIL) [EILU-19]X, que recoge la evolución hasta el año 2019 de los titulados en Grado egresados en el curso 2013-14. Según la cual el 2% de los alumnos que finalizaron estudios de Grado realizaron posteriormente estudios de FPGS.

Gráfico 13. Porcentaje de los titulados en Grado egresados en 2013-14 que han realizado estudios de FP. Encuesta EILU19. Microdatos y elaboración propia.

Igualmente, en el gráfico 13 encontramos que el 11% de los alumnos que finalizaron sus estudios de Grado en el curso 2013-14, habían realizado previamente estudios de FPGS, cifra que resulta coherente con la mostrada en el gráfico 14, más actual, y en el que se muestra la evolución del número de alumnos de nuevo ingreso en Grado que lo hicieron desde los estudios de FPGS, según datos del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU).

Gráfico 14. Evolución del porcentaje de estudiantes de nuevo ingreso procedentes de FPGS. Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), III.ACC.1, y elaboración propia.

En esta línea, el gráfico 15 nos muestra las edades a las se produjeron los anteriores ingresos, observando cómo únicamente en torno a la mitad de ellos lo hicieron con edades inferiores a 21 años. Esto puede entenderse porque el acceso a estudios universitarios desde la FPGS, además de muy reducido en número, no es una opción preferente, correspondiendo más de la mitad a personas que probablemente han hecho alguna incursión en el mundo laboral, e incluso están compatibilizando trabajo y estudios.

Gráfico 15. Distribución por edades de los alumnos que en cada año accedía a estudios de Grado a través de FPGS. Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), III.ACC.1, y elaboración propia.

Si bien el gráfico 14 nos muestra una evolución creciente del acceso a Grado desde la FPGS, aunque a un ritmo muy lento ya que en los últimos cinco años únicamente se ha incrementado la cifra en un 0,5 %, en el gráfico 15 se observa un mayor crecimiento en el adelanto de la edad a la que se produce dicho acceso. Por otro lado, sería muy relevante conocer datos de la duración de los estudios de Grado a estos estudiantes.

2.4. La situación laboral y los niveles de formación

Los desajustes que se han mostrado en el ámbito de la formación también tienen su reflejo en el campo laboral al ejercer la actividad profesional en sus diversos niveles.

Así, tras un análisis de la Encuesta de Población Activa (EPA), en los gráficos 16 a 18 y en la tabla 1, se muestran algunos datos que reflejan dichos desajustes.

El gráfico 16 nos muestra, según la EPA, la distribución de la población ocupada según los máximos niveles de formación alcanzado en el cuarto trimestre del año 2021T4. Puede observarse la elevada cifra de personas con nivel de formación superior (FPGS y universitarios, CINE 5 a 8), ya que supone el 46,4% de los 20.184.900 ocupados en esa fecha. De igual manera resulta relevante la baja cifra (10,4%) de personas ocupadas con nivel de formación CINE 33 a 38, correspondiente a FPGM y Formación Profesional Básica (FPB), niveles que junto a los anteriores constituyen el colectivo de profesionales cualificados, pues el resto (43,2%), corresponden a niveles formativos sin cualificación profesional.

Gráfico 16. Distribución de las personas ocupadas a finales de 2021según el nivel de formación alcanzado. Fuente EPA (microdatos) y elaboración propia.

La cifra tan elevada de personas ocupadas con formación superior no sería relevante si ésta se correspondiera con las cifras del nivel de cualificación adecuado a los puestos de trabajo, sin dejar de resaltar que si esa correspondencia existiera no dejaría de ser preocupante la elevada cifra de personas ocupadas sin cualificación profesional.

Gráfico 17. Distribución de los ocupados con nivel de formación superior a finales de 2021. EPA20214T (microdatos) y elaboración propia.

Esta correspondencia puede analizarse a través del gráfico 17, que nos muestra la distribución de los ocupados con nivel de formación superior a finales de 2021 según los Grandes Grupos Ocupacionales (GGO) de la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO) establecidos por el INE [CNO11]. Nótese que las ocupaciones que pueden considerarse adecuadas al nivel de formación superior (1, 2 y 3) sólo suponen el 62,4%, quedando el resto de los ocupados (37,6%) en la situación que podríamos considerar de sobrecualificación o subempleo. Resulta relevante la elevada cifra en las ocupaciones del Gran Grupo 5 (Servicios de restauración), que supone el 11,7%.

Esta situación nos puede animar a la reflexión sobre si hay excesivas personas con formación de nivel superior, o hay carencia de puestos de trabajo de dicho nivel. Es claro que según el gráfico 1 el porcentaje de ciudadanos con dicho nivel en el año 2020 (37,1%) era similar al de la media UE22 (37,6%) y menor que el de la media OCDE (40,3%), lo que nos lleva a considerar que no es excesivo el número de ciudadanos con nivel superior, sino que el problema de subempleo de estas personas es el de falta de puestos de trabajo adecuados a dicho nivel. En este sentido España tiene un serio problema en el tipo de empresas y el nivel de las ocupaciones demandadas. Ello se aprecia con más consistencia en el gráfico 18, el cual nos ofrece la distribución de las 20.184.900 personas ocupadas a finales de 2021, según los Grandes Grupos Ocupacionales.

Gráfico 18. Distribución de las personas ocupadas según la Clasificación Nacional de Ocupaciones, a finales de 2021. Fuente EPA2021T4 (Tabla 4145) y elaboración propia.

En dicho gráfico 18 resulta relevante cómo entre los grupos 5 (Servicios) y 9 (ocupaciones elementales) ocupan al 33,1% de las personas ocupadas (20,7% y 12,4% respectivamente).

Una visión más global de la situación de la población ocupada en todos los niveles de formación y de las ocupaciones que realizan la ofrece la tabla 1, en la cual se muestra la situación a finales de 2021 según datos tomados de la EPA (Trimestre 4)[3]. En esta tabla se muestra la distribución de las 20.069.630 personas ocupadas a finales de 2021 (excluidas las ocupaciones militares), según el grupo ocupacional y el nivel de formación de las personas ocupadas. Así, al comparar dicho nivel de conocimientos alcanzados con los requeridos para el desempeño de la ocupación que realiza, hemos determinado el número de personas que están realizando tareas de menor cualificación que su formación (sobrecualificadas, zona ocre), de cualificación coherentes con su formación (ajustadas, zona verde) y de mayor cualificación que la formación alcanzada (infracualificadas, zona azul). Esta clasificación se ha realizado en base los criterios establecidos por la CNO para correlacionar los Grandes Grupos Ocupacionales con Niveles de Formación, a través de los llamados Niveles de Competencias (NC)[4]. Con esos criterios se han identificado las tres zonas coloreadas.


[3]. Microdatos EPA 2021T4

[4]. Las 10 Grandes Grupos Ocupacionales (GGO) se relacionan con 4 Niveles de Competencias (NC), Así: GGO 1- NC3 y 4; GGO 2- NC 4; GGO 3- NC 3; GGO 4, 5, 6, 7 y 8- NC 2; GGO 9- NC1; GGO 0- NC1, 2 y 4. A su vez estos cuatro niveles se relacionan con los niveles de formación (CINE): NC1-CINE10; NC2- CINE2,3 y 4; NC3-CINE5; NC4-CINE6,7 y 8. Introducción a la CNO-11 [CNO11].

Formación alcanzada / requerida: sobrecualificados, Infracualificados, Ajustados

CNO: Clasificación Nacional de Ocupaciones. CINE: Clasificación Internacional Normalizada de la Educación

Tabla 1. Número de personas ocupadas según el grupo ocupacional y el nivel de formación alcanzado. Fuente EPA 2020T4, microdatos y elaboración propia.

Así, observamos el elevado número de Directores y Gerentes (32,5% del total de este grupo) cuyo nivel de formación máximo alcanzado es ESO, Bachillerato y FPGM, tareas que razonablemente corresponderían a niveles de FPGS y universitarios (CINE 5 a 8), lo que resulta coherente con la situación actual del elevado número de microempresas y pymes que existen en España.

También se aprecia que el mayor número de personas ocupadas con sobrecualificación (o subempleo) se produce entre las personas con mayor nivel de formación, lo cual es coherente con un desplazamiento hacia el paro de las personas con niveles más bajos de formación, como puede observarse en el gráfico 19. Lo cual nos anima a pensar, y así se acepta socialmente, que, para evitar el desempleo futuro, insistamos a nuestros hijos en estudiar hasta los máximos niveles (Bachillerato-universidad). Esta lógica es lógica, y aceptable desde la sociedad si olvidamos el alto precio económico y emocional que pagamos cuando personas con formación universitaria, conseguida con elevados esfuerzos personales y económicos, se encuentran con la frustración del subempleo al incorporarse al mundo del trabajo, lo que además sucede con edades suficientemente altas.

Lo anterior no debe llevarnos a desincentivar a los ciudadanos a estudiar hasta los niveles más altos adecuados a sus capacidades, pero si debe ser una llamada a la conciencia de nuestros gobernantes e inversores para propiciar la creación de empresas que demanden puestos de trabajo de alta cualificación profesional.

Gráfico 19. Tasas de paro por nivel de formación alcanzado. EPA. 2021T4. Tabla 6393 y elaboración propia.

El gráfico 19 también nos muestra que la tasa de paro entre la población activa es ligeramente mayor entre quienes tienen máximo nivel de formación alcanzado FPGM que aquellos que tienen Bachillerato, ello a pesar de que los primeros disponen de una cualificación profesional que no tienen los segundos. Esto puede ser coherente con lo ya comentado sobre el alto nivel de ocupaciones en el sector servicios y puede resultar poco motivador para cubrir nuestra carencia de ciudadanos con nivel FPGM ya comentada.

El gráfico 20 nos resume la tabla 1, representado las cifras de las personas ocupadas según la EPA del cuarto trimestre de 2021 agrupadas según los Niveles de Competencias (NC, rango de 1 a 4) y los Niveles de Formación alcanzados (CINE 1 a 8), y como diferencia entre ambos las personas ocupadas con sobrecualificación (subempleo) o infracualificación (cifras negativas). Así, observamos que al comparar los NC 3 y 4 con sus correspondientes CINE 5 a 8 (educación superior) la población ocupada con dicho nivel de formación (9.357.300) excede en 2.204.900 personas a las que están desarrollando ocupaciones que requieren dicho nivel de formación (7.152.400), lo que implica que dichas personas estarán desarrollando ocupaciones de inferior NC (1 y 2), y por tanto en régimen de sobrecualificación o subempleo.

Gráfico 20. Distribución de la población ocupada a finales de 2021, según los Niveles de Competencias asociados a las ocupaciones y los niveles de Formación alcanzados por quienes las realizan. (EPA. Tablas 4145 y 6384, y elaboración propia).

Lo contrario sucede cuando comparamos las personas ocupadas con nivel de formación CINE 2 a 4 (9.933.100 personas con ESO, Bachillerato y FPGM), comprobando que esta cifra es inferior a la de las personas ocupadas que desarrollan actividades con NC 2 (10.422.500), diferencia que será cubierta por parte de los ocupados con educación superior (489.400). Lo mismo sucede con las personas ocupadas con CINE 0 y 1 (894.600 personas con Primaria o menos), que resulta inferior a la cifra de personas que desarrollan actividades con NC 1 (2.503.500), diferencia que será cubierta con ocupados que tienen educación secundaria (2 a 4) e incluso educación superior (5 a 8).

Una información más completa sobre la relación entre la formación de las personas ocupadas y las competencias requeridas, la obtenemos al analizar la evolución de los datos anteriores en los gráficos 21 a 23, en los que comparamos datos entre los años 2018 y 2021.

Así, en el gráfico 21 encontramos que en los cuatro años transcurridos la cifra total de ocupados pasó de los 19.564.600 a los 20.185.000, lo que supuso un incremento de 620.400 personas (3,2%), pero este crecimiento de la población ocupada se ha producido únicamente en los grupos cualificados profesionalmente, educación superior (CINE 5 a 8) y segunda etapa de secundaria con orientación profesional (CINE 33 a 38). Más aún, en esos 4 años ha crecido más la población ocupada en estos dos niveles educativos que en el total (10,7% y 4,4% frente al 3,2% del total), lo que ha implicado una reducción en el resto de los niveles, siendo los más relevantes los de las personas con educación primaria (CINE 10) y primaria incompleta (CINE 02), con 22,5% y 23,8% respectivamente [5]. Es decir, entre ambos períodos, no sólo se ha incrementado el número de personas ocupadas, sino que además se ha producido un desplazamiento de las personas ocupadas hacia los mayores niveles de cualificación profesional, en detrimento de los de menor nivel de cualificación. Como ya hemos dicho esta lógica, de la disminución de las personas con menor nivel de formación entre las personas ocupadas, puede ser positiva si la causa es una reducción de la población con bajo nivel y además un incremento en el nivel de las empresas al requerir profesionales de mayor cualificación, pues si esta segunda cuestión no se produjera estaríamos ante un incremento de la sobrecualificación o subempleo de los titulados superiores.


[5]. No se ha tomado en consideración el elevado incremento en términos relativos del nivel analfabetos, dado su poca relevancia en términos absolutos.

Gráfico 21. Comparación del nivel de formación alcanzado por las personas ocupadas a finales de 2018 y 2021. Fuente EPA (microdatos) y elaboración propia.

La primera cuestión se identifica claramente en el gráfico 22, en el cual se analiza la evolución de la población activa entre los años 2018 (22.868.800 personas) y 2021 (23.288.800 personas), según los niveles de formación alcanzado. En el gráfico se observa una clara reducción en el número de personas activas con niveles de formación ESO o inferior (CINE 24 o menos), pero también resulta relevante el hecho de que prácticamente el incremento de población activa que se ha producido entre los años analizados (420.000 personas, 1,8%) es muy inferior al que se ha producido en el grupo de educación superior (CINE 5 a 8; 9,5%; 3,1 puntos porcentuales), lo que representa un fuerte incremento en este nivel, que insistimos no será positivo si no va acompañado de una demanda empresarial de estos altos niveles de cualificación.

Gráfico 22. Comparación de las tasas de población activa años entre los años 2018 y 2021 según los máximos niveles de formación alcanzado. EPA tabla 6361T4 y elaboración propia.

La segunda cuestión, el nivel de cualificación demandado por las empresas en función de la calidad de sus productos, la podemos analizar a través de las ocupaciones existentes en dichos años según la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO). De esta clasificación, el gráfico 23 nos ofrece las cifras de las ocupaciones existentes en finales de 2018 y de 2021 según los llamados Grandes Grupos Ocupacionales (GGO). En este gráfico se aprecia cómo las únicas modificaciones apreciables en 2021 frente a 2018 se han producido en los grandes grupos 2, 3 y 4, manteniéndose en valores similares el resto de los grupos, lo cual puede resultar esperanzador desde el punto de vista de la calidad de nuestras empresas.

Ahora bien, este incremento en el Nivel de Cualificación requerido para las personas ocupadas, que podemos considerar positivo, queda minimizado desde el punto de vista de la correspondencia con el nivel de formación de las personas ocupadas, al haberse incrementado más este último entre las personas ocupadas que el requerido. Así lo comprobamos en el gráfico 24, observando que la cifra de personas sobrecualificadas ha crecido un 12,4% entre los años analizados.

Gráfico 23. Comparación de la distribución de las personas ocupadas según la Clasificación Nacional de ocupaciones, a finales de 2018 y 2021. Fuente EPA (microdatos) y elaboración propia.

Gráfico 24. Distribución de la población ocupada a finales de 2018 y 2021, según los Niveles de Competencias asociados a las ocupaciones y los niveles de Formación alcanzados por quienes las realizan. (EPA. Tablas 4145 y 6384, y elaboración propia).

2.5. Conclusiones de la situación actual española.

De los datos anteriores extraemos las siguientes conclusiones que serán la base para el análisis de la Ley de Formación Profesional.

2.5.1. Nivel de formación FPGM

España en 2020, en su población con 25-64 años con formación ESO e inferior, tiene más del doble del porcentaje de la media UE22, ello implica que para reducir hasta las cifras de la UE22 deberíamos reducir el volumen de este grupo de población en 5.262.400 personas. Por otro lado, en el mismo grupo de edad y en el nivel FPGM España necesitaría incrementar en 5.946.500 personas para situarse en el mismo porcentaje de la UE22.

Es decir, si se consiguiera compensar la escasez de personas con nivel FPGM con el exceso de personas que tienen nivel inferior, alcanzaríamos las cifras que en ambos niveles mantiene la UE22.

No obstante, si alcanzáramos este equilibrio mediante acciones formativas a estas personas, que por otro lado se encuentran más allá de la edad escolar (25-64), es importante que el sistema educativo pueda mantener dicho equilibrio, para ello es necesario incrementar de forma permanente y en cantidades importantes el número de alumnos que eligen cursar FPGM al finalizar las ESO, hecho que no se está produciendo.

Esta situación, que resulta crónica en España, de escasez de alumnos que cursen FPGM en vez de Bachillerato al finalizar ESO, queda bastante difusa cuando desde las grandes cifras se compara oficialmente el número de alumnos matriculados en Bachillerato frente al número de alumnos matriculados en Formación Profesional, cifras que dan un balance positivo hacia la Formación Profesional (en el curso 20-21, 974.445 en FP frente a 684.804, según el gráfico 5). Esta comparación que se viene haciendo desde hace años, aunque ciertamente refleja un cierto crecimiento en FP con el tiempo, induce a pensar que ya estamos solucionando el problema, pero es confusa y equívoca cuando se están comparando los alumnos matriculados en los dos cursos de Bachillerato con los 6 cursos que configuran los tres niveles de FP: Básica, Grado Medio y Grado Superior).

La realidad de la debilidad de las medidas tomadas hasta ahora en las distintas y numerosas acciones legislativas, queda corroborado primero por el análisis de la población 25-34 años (gráficos 3 y 4), apreciándose una leve mejora, pero insuficiente. Por otro lado, la relación entre alumnos matriculados en Bachillerato frente a FPGM está en torno a dos, pero al analizar el gráfico 7 se observa cómo la proporción entre alumnos con 17 años o menos matriculados en el primer curso de Bachillerato es superior a cuatro respecto de los que lo hacen en FPGM. Cifra que, a pesar de todo, representa una clara mejoría respecto de los datos del informe ETEFIL-19, reflejados en el gráfico 9, que indicaban una proporción de ocho en el curso 2013-14

También es de resaltar el hecho de que cerca de dos tercios de los alumnos que ingresan en FPGM lo hacen con edades elevadas, y en algunos casos incluso con estudios superiores terminados (Gráfico 7).

2.5.2. Niveles de educación superior (FPGS y universidad)

Si bien España presenta en el colectivo 25-64 años unas cifras similares a las de las medias OCDE y UE22, tanto en 2020 como en los últimos diez años, el análisis entre los diversos niveles muestra diferencias sustanciales, pues mientras España en FPGS se sitúa en torno al doble de las cifras de UE22 y OCDE, en Grado se sitúa en torno al 65%, y en Máster nos situamos en órdenes similares, aunque sí se observa la anomalía de mantener una cifra más elevada (50%) de titulados Máster o equivalente que de titulados Grado o equivalentes, mientras OCDE y UE 22 mantienen estos dos niveles en cifras próximas.

Este hecho, que tiene su origen en la estructura universitaria no cíclica existente hasta la implantación de los planes Bolonia, tenderá a normalizarse (cifras de Grado mayores o iguales a las de Máster) cuando los egresados de planes Bolonia vayan desplazando generacionalmente a los egresados de planes anteriores, hecho que se pone de manifiesto cuando analizamos el grupo poblacional de 25-34 años, pero sobre todo cuando se analizan las cifras de egresados en Grado y en Máster, que en los últimos años se situaban éstos últimos en el entorno del 60% de aquellos.

También se ha constatado (gráfico 11), cómo la cifra de alumnos de nuevo ingreso en Grado casi duplica a la aquellos que lo hacen en FPGS, y de estos últimos sólo en torno a la mitad tienen 20 años o menos (gráfico 12), lo que implica que la otra mitad de quienes se incorporan a FPGS, lo hacen tras tiempo de abandono del sistema por trabajo o como recurso para acreditar una cualificación profesional apreciada tras acabar o fracasar en otras opciones, incluso en niveles universitarios.

Diversas fuentes consultadas confirman que algo más del 10% de los alumnos matriculados en Grado proceden de FPGS (Gráficos 13 y 14) y que la mitad de estos, 5% aproximadamente, lo hacen en las edades propias, tanto si han cursado FPGM o Bachillerato previamente a su incorporación a FPGS. El otro 5% correspondería a alumnos que se incorporan con retraso debido a su paso previo por experiencias laborales o por retrasos académicos en los niveles previos (Gráfico 5).

2.5.3. Situación laboral

Según la EPA del último trimestre de 2021, de las 20.184.900 personas ocupadas en esa fecha, el 46,4% de ellas habían alcanzado nivel de formación superior (FPGS y universitarios, CINE 5 a 8), y únicamente el 10,4% tenían nivel de FPGM, siendo el resto personas sin cualificación profesional alguna (niveles de formación desde analfabetos hasta Bachillerato), según el gráfico 16.

Éste 46,4% (9.357.300) de ocupados con formación superior no todos realizan tareas que corresponden a su nivel, ya que únicamente requieren este nivel de competencias el 35,4%, (7.152.400) lo que implica que el 23,5% de estos ocupados con formación superior (2.204.900, 10% del total de ocupados) lo son en condiciones de sobrecualificación (subempleo), gráfico 20.

Por otro lado, 10.422.500 de dichas personas ocupadas (51,6%) asumen tareas de nivel ESO-Bachiller y FPGM (CINE 2-4), de las cuales únicamente 9.933.100 tienen dichos niveles de formación, mientras que la población activa de estos niveles de formación asciende a 11.921.600, lo que implicará que 1.499.100 personas de estos niveles vayan al paro o desplacen hacia éste a personas con nivel de formación inferior (CINE 1-0), ocupando sus puestos.

Este hecho se corrobora con las cifras de personas en paro, correspondiendo las tasas más bajas al colectivo de población con educación superior (7,8%) mientras que los niveles de CINE 2-4, se mueven entre el 14% y el 18%, alcanzando el 26% y 27% los niveles inferiores, CINE 0-1.

Por otro lado, la tendencia mostrada por los gráficos 21 a 24, al comparar los años 2018 y 2021, es de mayor incremento en las ocupaciones que requieren nivel de educación superior (GGO 1 a 3), pero con el mayor incremento de la población ocupada con dicho nivel, se mantiene la ratio de sobrecualificación entre estos años (del 23,2% en 2018 al 23,5% en 2021) lo que implica una cifra mayor de personas en esa condición de sobrecualificación (subempleo).

En el fondo lo que subyace es una falta de puestos de trabajo de alta cualificación que dé ocupación a ese número de personas con educación superior que se forman en cifras similares a nuestro entorno UE22, lo que tiene que ver con los bajos índices de la industrialización del país y la tecnificación de nuestras empresas, lo quizá también se conecta con el tamaño de nuestras empresas, en inmensa mayoría micro y pymes, lo que nos lleva al relevante dato de que el 32,5% del grupo ocupacional Directores y gerentes tengan ESO como nivel de formación máximo (Tabla 1).

3. La Ley Orgánica 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional (LOFP)

3.1. Algunas reflexiones

En el contexto formativo y profesional de la población española reflejado anteriormente aparece la nueva Ley de Formación Profesional, con el espíritu de ordenar definitivamente este subsistema educativo y abordar la resolución de estas carencias de profesionales cualificados en niveles intermedios (principalmente FPGM), los cuales tendrán una enorme importancia en la modernización y desarrollo de las empresas españolas.

Así se reconoce en diversos párrafos del preámbulo de la Ley:

El escaso desarrollo de las cualificaciones intermedias en la estructura formativa española exige duplicar, con rapidez, el número de personas con formación intermedia para poder responder a las necesidades del sistema productivo

El problema de la débil productividad media de nuestra economía y la insuficiente capacidad de emprendimiento están, entre otras causas, vinculadas a la falta de cualificación adecuada de una gran parte del capital humano”.

Nuestra estructura formativa está lastrada por un escaso desarrollo y falta de atractivo en la zona de cualificación intermedia, más grave cuanto nos encontramos en un momento tan decisivo como la cuarta revolución industrial”.

Por un lado, tenemos un elevado número de personas sin cualificaciones adecuadas a las necesidades de la economía actual. Por otro, tenemos un elevado número de personas sobrecualificadas en relación con el trabajo que desarrollan. Necesitamos fortalecer el grupo de profesionales con cualificación intermedia.

La formación profesional continúa lastrada socialmente por una visión no adaptada a la realidad actual, que ha limitado tradicionalmente a tasas reducidas los porcentajes de estudiantes en formación profesional dentro del sistema educativo, privilegiando otros itinerarios de carácter más académico, y a una insuficiente inversión en la oferta de estas enseñanzas”.

El dinamismo económico de un país es el resultado de la capacitación del conjunto de su población y no de una reducida élite

Es necesario recuperar el prestigio social de la formación profesional como una vía de formación humanística y vocacional integral de los jóvenes. Una vía larga, como la de un ferrocarril, que con sus diferentes paradas a lo largo del recorrido permita a las personas bajar y subir en cada una de ellas en función de las circunstancias y ambiciones de cada cual.”

La formación profesional en España no cumple con los requisitos y resultados de un buen sistema que acaban de señalarse

Las previsiones para España en 2025 identifican que el 49 % de los puestos de trabajo requerirán una cualificación intermedia, y solo un 14 % de puestos requerirán baja cualificación”.

La ley pone en el centro de la acción política a la persona y su necesidad de cualificarse y mantenerse actualizada a lo largo de toda su vida”.

Estas y otras importantes reflexiones son manifestadas en el preámbulo de la Ley, siendo relevante que dicho preámbulo ocupa 15 de las 69 páginas del total del documento.

Cabe decir que la Ley responde razonablemente al objetivo de ordenar “un sistema de formación profesional en que toda la formación sea acreditable, acumulable y capitalizable. La oferta de formación se estructura en una dimensión vertical, escalonada, que establezca un ‘continuo’ ascendente en función de la amplitud de cada oferta formativa. Las ofertas se organizan desde las «microformaciones» a los títulos de formación profesional

En este sentido, fruto de la integración administrativa de la llamada formación para el empleo y la formación del sistema educativo, se estructura con mucha coherencia desde el proceso de reconocimiento profesional de las competencias adquiridas hasta los Ciclos Formativos de la formación reglada, mediante las correspondientes acreditaciones, certificaciones o títulos académicos. Así, la oferta completa del subsistema Formación Profesional se organiza en cinco grados A, B, C, D y E, cuyos contenidos y alcance siempre son referidos al Catálogo Modular de Formación Profesional.

Según el artículo 28 de la ley:

  1. La tipología de las ofertas del sistema de formación profesional está organizada, de manera secuencial, en los siguientes grados:
  2. a) Grado A: Acreditación parcial de competencia.
  3. b) Grado B: Certificado de competencia.
  4. c) Grado C: Certificado profesional.
  5. d) Grado D: Ciclo formativo.
  6. e) Grado E: Curso de especialización.
  7. En cada uno de los Grados existirán ofertas vinculadas a los niveles 1, 2 y 3 del Catálogo Nacional de Estándares de Competencias Profesionales.

Una breve descripción de ellos sería la siguiente:

Grado A: Acreditación parcial de competencia. La acreditación parcial de competencia podrá incluir uno o varios elementos de competencia de un módulo profesional.

Grado B: Certificado de competencia. Referido a un módulo profesional o a todas las acreditaciones parciales de competencia (Grado A) correspondientes al pertinente módulo profesional.

Grado C: Certificado profesional. Varios módulos profesionales, o acumulación de Certificados de Competencia de Grado B que completen la totalidad de los módulos profesionales incluidos en aquélla.

Grado D: Ciclos formativos de formación profesional que forman parte del sistema educativo en los términos establecidos en la Ley Orgánica 2/2006.

  • Grado básico (FPB), Técnico Básico. Educación básica, en calidad de educación secundaria obligatoria, referenciados como CINE 38. Serán de 2 cursos académicos. Calidad de educación secundaria obligatoria. Estándares de competencia de nivel 1.
  • Grado medio (FPGM), Técnico. Educación secundaria postobligatoria, referenciados como CINE 33. Entre 2 o 3 cursos académicos. Estándares de competencia de nivel 2 y 3.
  • Grado superior (FPGS), Técnico Superior. Educación superior, referenciados como CINE 5. Entre 2 o 3 cursos académicos. Estándares de competencia de nivel 2 y 3.

Grado E: Curso de especialización. Complementar y profundizar en las competencias de quienes ya disponen de un título de formación profesional.

  • Cursos de especialización grado medio, Especialista del perfil profesional correspondiente. Educación secundaria postobligatoria.
  • Cursos de especialización grado superior, Máster de Formación Profesional del perfil profesional correspondiente. Educación

Esta estructura de la oferta educativa de la Formación Profesional atiende tanto a la acreditación y certificación de los numerosos buenos profesionales que actualmente carecen de aquellas, como quienes dentro del sistema educativo optan por salir del camino ESO-Bachillerato-universidad, hacia la formación aplicada que les proporciona la FP, configurando un camino que sin solución de continuidad y mediante un proceso escalonado permitirá llegar al nivel superior: la FPGS.

Ahora bien, sin menoscabo de esta continuidad establecida en el conjunto de los diversos grados (ciclicidad), y desde el punto de vista operativo, cabe señalar los dos grandes grupos en que cabe dividir el subsistema Formación Profesional. El primer grupo estaría formado por los grados A, B y C, caracterizado por su orientación a la población adulta, normalmente población activa, empleadas o en el paro, y el segundo por los grados D y E, caracterizado por su orientación hacia la población en proceso formativo dentro del sistema educativo.

Así pues, el primer grupo (A, B y C) tendría como objetivo principal atender a “las 10.683.200 personas de la población activa (45,9%) que tienen un nivel de formación que no les capacita profesionalmente (o carecen de documentos oficiales que lo acrediten)” según se expone en el RD 143/2021, de 9 de marzo[6] y en la medida de lo posible no sólo certificar o acreditar sus capacidades sino iniciar el camino hacia el nivel de FPGM, y así reducir la cifra de los cerca de 6 millones de personas de edades 25-64 años que nos diferencia de las cifras de la UE22 (Capítulo 2.2).

En ambos casos, se trata de actividades formativas a realizar por personas que, por su condición y/o edad, normalmente estarán trabajando o en búsqueda de trabajo, por lo que la obtención de los correspondientes certificados, acreditaciones o títulos deberán hacerse bajo incentivos económicos o sociales más allá de los estrictamente académicos. Por otro lado, dado el volumen de personas a las que se pretende hacer partícipe,


[6]. Según se recoge en el preámbulo del Real Decreto 143/2021, de 9 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral, actualizando las cifras a diciembre de 2021.

únicamente con un gran despliegue organizativo y económico sería posible alcanzar resultados satisfactorios en un período de tiempo aceptable. En este sentido es de resaltar los datos referidos al reconocimiento de competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral, recogidos en el preámbulo del citado RD 143/2021, que nos refleja cómo con los procedimientos vigentes hasta esa fecha, en 10 años no se había alcanzado más allá del 2% de los potenciales beneficiarios del mismo. Hecho que nos puede aproximar a las dificultades que pueden aparecer para llevar adelante las acciones previstas.

El segundo grupo (D y E) lo conforman los niveles de académicos de la Formación Profesional, que, conectados con los anteriores, constituyen el verdadero medio para conformar una sociedad razonablemente estructurada según las capacidades profesionales adquiridas y demandadas. Si bien, como ya se ha dicho, los cinco grados (A, B, C, D y E) constituyen un verdadero camino con conexiones entre ellos, el grado D, que comprende la Formación Profesional Básica, la de Grado Medio y la de Grado Superior, es el principal motor de la Formación Profesional para quienes se encuentran dentro del sistema educativo. Conseguir importante número de alumnos que transiten por estos niveles será la forma de mantener unas cifras de población adulta con nivel FPGM que tanto nos aleja de la media de la Unión europea.

Ahora bien, este objetivo, base para un desarrollo económico y social coherente, no se alcanzará mientras se mantengan en la relación de 4 a 1 las cifras de alumnos que al finalizar ESO eligen estudiar Bachillerato y seguir hacia la universidad, frente a estudiar FPGM e iniciar su vida laboral o continuar con FPGS e incorporarse a la vida laboral. Hecho que no sucede porque administrativa y socialmente, está aceptado que nuestro sistema educativo tiene un camino principal: ESO-Bachillerato-universidad y una puerta de salida hacia el empleo de cualificaciones intermedias para quienes no pueden o no quieren seguir por dicho camino. Es decir, concebidas así las cualificaciones intermedias, como una puerta de abandono, difícilmente se podrá alcanzar el objetivo de las cifras necesarias para este nivel profesional.

Sobre el grado E, cursos de especialización en los dos niveles Medio y Superior, fueron introducidos en el sistema educativo por el RD 1147/2011, y tienen por objetivo “complementar las competencias de quienes ya dispongan de un título de formación profesional y facilitar el aprendizaje a lo largo de la vida”, con una duración entre 300 y 600 horas y “versarán, dentro de su mismo nivel de formación, sobre los aspectos y áreas que impliquen profundización en el campo de conocimiento de los títulos de referencia, o bien una ampliación de las competencias que se incluyen en los mismos”, y en la nueva ley se establecen las titulaciones de Especialista y Máster de Formación Profesional respectivamente (art. 51), titulaciones que si bien pueden ser un atractivo para incentivar el necesario aprendizaje a lo largo de la vida en quienes ya están en el subsistema Formación Profesional, dudo mucho que sirva de elemento motivador para optar por FP frente al Bachillerato, al finalizar los estudios de ESO.

Así, la LOFP, integrando toda la formación de profesionales hasta la puerta de la universidad, configura la llamada Formación Profesional como un sistema muy completo y coherente, pero cerrado en sí mismo al no conectar de forma natural y razonable con la universidad, ya que ésta se estructura y organiza sus planes de estudios para los alumnos que proceden del Bachillerato, lo que implica que la profesionalidad demandada en la actividad laboral, que necesariamente es un continuo, no guarde

continuidad natural en su proceso formativo. Es decir, la formación de profesionales hasta un cierto nivel (llamados niveles intermedios) se realiza por un camino diseñado para finalizar en la actividad laboral, la Formación Profesional, con fuerte presencia de la formación aplicada, camino al que se accede por una puerta lateral del camino principal del sistema educativo. A este camino principal, establecido y mantenido al menos desde la LGE de 1970[7], que se configura con Bachillerato-universidad, se le encomienda la formación de los profesionales de alto nivel, correspondientes a la educación superior de Grado y/o Máster universitario.

En este sentido llama la atención cómo esa falta de continuidad natural del proceso formativo de los profesionales se produce entre la FPGS y la universidad, niveles educativos que en todos los ámbitos nacionales e internacionales se encuadran ambos como educación superior o terciaria [8], pero es la tradición española de encuadrar administrativamente a la FPGS en el Ministerio de Educación, junto a la formación primaria y secundaria, dejando al Ministerio de Universidades su clara función de formación universitaria, a pesar de que este Ministerio se atribuye la educación superior[9]

No es sólo esta adscripción administrativa de la educación superior a dos departamentos distintos, la que contribuye a la falta de continuidad natural entre la FPGS y el Grado universitario, sino la tradicional concepción de que al finalizar la ESO (obligatoria) quien no puede o no quiere seguir en el camino principal (Bachillerato-universidad) se salga del mismo por la puerta de la Formación Profesional para “aprender a trabajar”, “aprender un oficio”, “tener una profesión”, como si aprender a trabajar no fuera un derecho y una obligación ciudadana reconocidos en la Constitución[10], o como si ejercer tras la formación universitaria no fuera ejercer un oficio o una profesión. Claramente la sociedad y nuestro sistema educativo identifican un camino con continuidad natural (Bachillerato-universidad) para alcanzar las cualificaciones de alto nivel y una puerta de salida de aquél para las cualificaciones de niveles bajos e intermedios, que, aunque conecta con la universidad, lo hace de forma no natural.

Esta consideración, que fue establecida por la legislación en 1970 [11], aún se mantiene en la consideración, no sólo social sino del legislador tal como se manifiesta en el artículo 4 del RD 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria: La finalidad de la Educación Secundaria Obligatoria consiste en lograr que los alumnos y alumnas adquieran los elementos básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, científico-tecnológico y motor; desarrollar y consolidar los hábitos de estudio y de trabajo, así como hábitos de vida saludables, preparándolos para su incorporación a estudios posteriores y para su inserción laboral; y formarlos para el ejercicio de sus derechos y obligaciones de la vida como ciudadanos y ciudadanas[12]. Es claro que el término seguir con estudios posteriores se refiere al Bachillerato y el de inserción laboral no puede ser otro que FPGM, ya que inserción en el mercado del trabajo directamente al finalizar la ESO no puede considerarse como opción dado que eso es lo que se conoce como abandono temprano, fenómeno en la que España es la peor situada de la UE y que se está intentando combatir [13].

Sobre la baja valoración social de la FP se pronuncia claramente el informe Algunas debilidades del sistema educativo español [Michavila22]: “La baja valoración de la FP en España es destacada en todas las publicaciones y estudios, tanto nacionales como internacionales. Por un lado, se la suele considerar como una vía de escape para los jóvenes frente a las mayores exigencias que los estudios universitarios les demandan, pero, en general, también se les suele atribuir un cierto sentido marginal en cuanto a su influencia en la educación de la juventud”.

Esta falta de interés por la formación Profesional en el alumnado que, al finalizar ESO ha de decidir sobre su futuro profesional, se produce a pesar de dos medidas que podrían resultar incentivadoras:

  • El acceso sin prueba de selectividad desde la FPGS a los estudios universitarios, tal como establece la LO 2/2006 (artículo 44.3 y 44.6) y confirma el RD 412/2014 [14], previa superación de un procedimiento de admisión asociado a las calificaciones y a la relación entre las ramas de conocimientos de los estudios cursados y a cursar.
  • La convalidación [15] de asignaturas de FPGS al cursar los estudios universitarios, teniendo su exponente en el RD 1618/2011, de 14 de noviembre, sobre reconocimiento de estudios en el ámbito de la Educación Superior (actualmente vigente) con el que se concreta el procedimiento y se establece en 30 el mínimo número de créditos a reconocer entre enseñanzas con relación directa, así como el límite superior de dichos reconocimientos establecido en el 60% del total.

Ahora bien, como ya se ha planteado, esta posibilidad de continuar estudios de Grado mediante convalidación una vez finalizados los de FPGS, no ha resuelto, ni resolverá, el problema de la devaluación social de los estudios de Formación Profesional, ya que al finalizar la ESO no se percibe como un camino aplicado, alternativo al más académico del Bachillerato, que también pueda finalizar en la universidad, ya que no es tanto la baja cifra de créditos convalidados (que también lo es en bastantes casos), sino y sobre todo que la planificación académica del Grado a cursar, no está pensada para su formación previa sino para quienes han accedido a través del Bachillerato, lo que lleva ,entre otros efectos, a que los créditos convalidados se sitúan en cursos diversos, evitando así una reducción real de la duración a pesar de que su paso por la FPGS le ha supuesto dos años más de estudios previos.


[7]. Ley 14/1970 de 4 de agosto, General de Educación y financiamiento de la Reforma Educativa. Hay que reseñar que esta ley mantenía este concepto de puerta de salida hacia la actividad laboral hasta el primer ciclo de los estudios universitarios, la Formación Profesional de Tercer Grado, nivel que nunca se llegó a implantar.

[8]. LOE, artículo 3.5. UNESCO: CINE 5 a 8. OCDE: educación terciaria. MECES: 1 a 4.

[9]. Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades. Artículo 1. Funciones de la Universidad.

  1. La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio.
  2. Son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:
  3. a) La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.
  4. b) La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística.

[10]. Constitución española. Artículo 35.

  1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

[11]. Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa. https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1970-852, ya derogada.

[12]. Si bien resulta relevante este texto en estos momentos de actual impulso a la FP, hay que reseñar que las mismas palabras vienen utilizándose desde que la LO 2/2006 (LOE) las incorporó y mantiene tras las reformas de la LOMCE (2013) y la última LOMLOE (2020), al cambiar el texto de la LOGSE (1990) “y se prepararan para incorporación a la vida activa o para acceder a una educación posterior en la Formación Profesional de Grado Medio o en el Bachillerato” por el actual.

[13].https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259925480602&p=%5C&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout&param1=PYSDetalle&param3=1259924822888

[14] Real Decreto 412/2014, de 6 de junio, por el que se establece la normativa básica de los procedimientos de admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de Grado.

[15] Entiéndase el término convalidación como genérico de reconocimiento.

Es por todo lo anterior, que en la disposición adicional primera de la Ley 4/2011 [16], ya se planteaba la necesidad de un mayor acercamiento académico entre la FPGS y la universidad, más allá de las convalidaciones, hecho que prácticamente con las mismas palabras se vuelve a plantear en la LOFP, que en su artículo 49 establece:

  1. Las Administraciones educativas y las universidades promoverán:
  2. a) El reconocimiento mutuo de créditos ECTS entre las enseñanzas de formación profesional de grado superior y los títulos oficiales de Grado para facilitar el establecimiento de itinerarios formativos que reconozcan la formación previamente adquirida en ambos sentidos.
  3. b) La colaboración entre los centros que impartan enseñanzas de formación profesional de grado superior del sistema educativo no universitario y las universidades, con objeto de desarrollar nuevos modelos de relaciones entre la universidad, la formación profesional y los organismos agregados, con el fin de generar trasferencia de conocimiento y experiencia, crear innovación y optimizar recursos, y, a tal efecto, el desarrollo de proyectos de actuación conjuntos entre los centros de formación profesional que impartan ciclos formativos de grado superior y la universidad para la generación de entornos integrados de trabajo conjunto[17] entre las diferentes enseñanzas de la educación superior. Los centros de formación profesional que participen en estos proyectos deben tener la dependencia orgánica y funcional establecida en la normativa reguladora de las enseñanzas de formación profesional del sistema educativo y cumplirán, en cuanto a la estructura de las enseñanzas y su desarrollo, con lo establecido en la ordenación de las mismas.
  4. La colaboración entre centros de formación profesional y universidades podrá formalizarse mediante la suscripción de un convenio, aprobado por el órgano de gobierno de la universidad y el Departamento competente en materia de formación profesional de la Comunidad Autónoma, que permita la incorporación en los currículos de partes de módulos o de materias correspondientes a las otras enseñanzas en forma de complementos formativos, la colaboración puntual de ambos equipos docentes y, en su caso, el uso ocasional de las respectivas instalaciones.

Esta línea de acercamiento académico entre la FPGS y la universidad no encuentra reflejo en la legislación propia de la universidad, limitándose únicamente a reconocer la posibilidad de reconocimiento de créditos, tal como se refleja en el artículo 10 del RD 822/2021 [18]En el caso de la suscripción de un convenio entre un centro de formación profesional de grado superior y un centro universitario, aprobado por el órgano de gobierno de la universidad y el Departamento competente en materia de formación profesional de la Comunidad Autónoma, la proporción de créditos reconocibles en un título universitario oficial de Grado podrá ser de hasta el 25 por ciento de la carga crediticia total de dicho título”.

Así, mientras la universidad, en su función de formación de profesionales de nivel superior, no asume la continuidad natural y razonable de los también titulados superiores en FPGS, en el citado RD 822/2021 se establece una nueva modalidad de estudios de Grado, la Mención Dual, que según su artículo 21 tiene como objetivo “la adecuada capacitación del estudiantado para mejorar su formación integral y mejorar su empleabilidad”. Estas mejoras en la formación integral y en la empleabilidad se pretenden conseguir mediante “un proyecto formativo común que se desarrolla complementariamente en el centro universitario y en una entidad colaboradora, que podrá ser una empresa, una organización social o sindical, una institución o una administración, bajo la supervisión y el liderazgo formativo del centro universitario” según el citado artículo 21. Para la obtención de esta Mención Dual “el porcentaje de créditos, contemplados en el plan de estudios, que se desarrollen en la entidad colaboradora (empresa, organización, institución o administración), será de: Entre el 20 y el 40 por ciento de los créditos, en títulos de Grado y entre el 25 y el 50 por ciento de los créditos en títulos de Máster Universitario”.

Sin pretender entrar en una valoración sobre la mejora de la formación universitaria que se puede producir al intercambiar hasta en un 40% la formación en el aula por la formación en la empresa, sí parece razonable aportar la reflexión sobre oportunidad de favorecer y potenciar el ingreso en el nivel de Grado a los egresados de FPGS y así aprovechar su formación profesional y conocimientos de la actividad laboral previa, con sus fuertes conexiones en las empresas y el mundo laboral, lo que implicaría una reducción significativa en los créditos del plan de estudios dedicados a las prácticas externas de los alumnos universitarios, prácticas, que por otro lado, no han de buscar que el alumno egresado sea un experto profesional, lo que habrá de conseguir con el paso del tiempo o con prácticas adicionales tuteladas por la universidad [19] o a la salida de ésta.

Por otro lado, la aparición de la Mención Dual podría ser aprovechada en beneficio del establecimiento de los convenios entre universidades y centros de Formación Profesional que se proponen en la LOFP y que se cita en el RD 822/2021. Cabe destacar que en este sentido ya se vienen desarrollando iniciativas en algunas universidades desde hace varios años [20], y están en estudio algunas propuestas de colectivos universitarios, tal como la realizada por el colectivo Laude sobre el llamado 2+2m [21].

Esta línea de apoyo a una mayor conexión entre la Formación Profesional y la universidad se manifiesta claramente en el informe Algunas debilidades del sistema educativo español [Michavila22]Los vínculos de la FP con la universidad son muy débiles. La formación profesional y formación universitaria son dos mundos que prácticamente se desconocen entre sí. No hay facilidades para la movilidad ni de profesores ni de estudiantes entre estos dos niveles de enseñanza superior, entre otras carencias”, y valorando más adelante las ventajas de mejorar este acercamiento ” Como consecuencia del incremento de los vínculos entre las instituciones de FP y universidad, se produciría un aumento de las posibilidades de ajuste de las competencias de los estudiantes y, consecuentemente, se contribuiría a mejorar sustancialmente las oportunidades de empleo de los jóvenes en nuestro país


[16]. Ley Orgánica 4/2011, de 11 de marzo, complementaria de la Ley de Economía Sostenible, por la que se modifican las Leyes Orgánicas 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional, 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, y 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Disposición adicional primera. Colaboración entre la formación profesional superior y la enseñanza universitaria.

[17]. Campus profesionales, es el nombre propuesto a este tipo de entornos formativos con anterioridad a este RD en La Formación Profesional en el Pacto por la Educación. [https://revista-anales.icai.es/web/n_2/pdf/seccion_9.pdf].

[18]. RD 822/2021, de 28 de septiembre, por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad. https://www.boe.es/buscar/pdf/2021/BOE-A-2021-15781-consolidado.pdf

[19]. Tómese en este sentido la formación de los médicos y la función que cumple el MIR.

[20]. Universidad de Deusto. Universidad de Mondragón.

[21]. El colectivo Laude formado por exrectores de universidades catalanas, propone la fórmula 2+2. Configurar dos años de FPGS más dos años de Grado.

3.2. Retos y recursos

Tras lo expuesto anteriormente con relación a la LOFP, reconociendo y valorando muy positivamente el enorme esfuerzo de estructuración de la FP en todo lo referente a conseguir un cuerpo social con las cualificaciones profesionales intermedias, que actualmente se demandan en España y se demandarán en el futuro inmediato; reconociendo también la acertada y necesaria estructura cíclica con conexión natural y razonable entre acreditaciones, certificaciones y titulaciones, es necesario también reconocer el gran reto, de muy difícil cumplimiento, para alcanzar en 2025 (3 años) unas cifras de personas con cualificaciones intermedias equiparable a las cifras del promedio EU y OCDE y que se explicitan en el documento explicativo de la LOFP del MEFP[22], reflejadas en el gráfico 25.


[22]. https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:eeea54c0-c2fc-41a8-8451-e62599154d50/doc-ley-fp.pdf

Gráfico 25. Objetivos previstos para el año 2025 por la LOFP en relación con la previsión de necesidades de los niveles de cualificación de la población activa. Fuente: Documento explicativo de la LOFP elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional [DossFP2022].

Este reto tiene una doble componente, por un lado, la reducción del 35% hasta el 16% de la población sin cualificación profesional [23], que, según las cifras derivadas del gráfico 22, estaríamos hablando del orden de 7 millones de personas. Reducción a la que contribuirá la salida natural de las personas de mayor edad por jubilación en los cuatro

años previstos (4,9%, 1.130.200 personas con 60 y más años), pero que en parte se compensarían con la incorporación al grupo de activos de unas 800.000 personas en esos cuatro años, de entre las que finalizan la ESO y el Bachillerato y no estudian ni trabajan. Así, la reducción del 35% al 16% de la población activa sin cualificación profesional requeriría de una posible reconversión al nivel de FPGM de una cifra en torno a los 7 millones de personas. Hay que resaltar que la encomiable e importante labor de reconocimiento documental mediante las acreditaciones y certificaciones de las competencias profesionales (grados A, B y C) no alcanzan el nivel de FPGM, por lo que la realización de esta importante e imprescindible tarea no conseguiría reducir la cifra asociada al grupo identificado en el gráfico 25 como “nivel bajo de cualificaciones”27,

La otra componente del reto planteado por la LOFP es cubrir en 2025 la demanda prevista de profesionales con niveles medios de cualificación (FPGM y FPGS, gráfico 25). Para este año el grupo de la población activa con dichas cualificaciones intermedias debería alcanzar el 50%. Teniendo en cuenta que en 2021 el MEFP lo sitúa en el 25% (5.822.200 de personas) ello implica que en los 4 años hasta 2025 debería incrementarse otro tanto, cerca de 6 millones de personas (considerando que la población activa se mantiene en cifras similares a las de 2021).

Nótese la similitud de las cifras entre los excesos de personas activas con nivel de formación CINE 0-32 (bajas cualificaciones profesionales) y las carencias en el nivel de formación CINE 33-5) (cualificaciones profesionales intermedias, FPGM y FPGS). Esta similitud podría llevar a plantearse que quienes accedan a alcanzar los grados A, B y C, (objetivo de más de 6 millones de personas) pudieran adicionalmente conseguir el nivel de formación 33 a 38, mediante la acreditación de competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral (Titulo VI, artículos 90 a 93 de la LOFP).

Ahora bien, estamos hablando de personas del grupo población activa (ocupados y parados), en los que el grupo con nivel de formación CINE 0-32 se distribuyen: 8.734.800 ocupados y 1.948.900 parados. Así, sería relativamente fácil que una parte importante de los parados pudieran dedicar tiempo y recursos [24] a conseguir el nivel de FPGM, pero ello no alcanzaría ni a un tercio de las previsiones realizadas (7 millones de personas), pero el resto (más de 5 millones de personas) debería conseguirse actuando sobre los más de ocho millones de personas ocupadas, y cabe aquí citar la reflexión que se hace en el preámbulo del Real Decreto 143/2021sobre reconocimiento de competencias profesionales [25], actualmente en vigor: En este marco, también es importante destacar que, desde la implantación del procedimiento de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral en España, en 2009, las administraciones educativas y laborales han realizado 231 convocatorias, con un total de 266.646 plazas para diferentes unidades de competencia incluidas en las Cualificaciones Profesionales del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales. Si se compara con la cifra ya identificada de 11 millones de personas sin acreditación de su cualificación profesional, este procedimiento ha llegado al 2,42 % de los potenciales beneficiarios del mismo en 10 años.


[23]. Nótese que el gráfico 25 considera como nivel bajo de cualificaciones a quienes tienen nivel de formación alcanzado inferior a FPGM, lo que no es estrictamente correcto, pues estos niveles de formación no conceden ninguna cualificación profesional (excepto los titulados en Formación Profesional Básica, FPB, CINE 38, que están incluidos junto a los titulados FPGM). En la misma situación se encuentran quienes tienen nivel de formación Bachillerato, que tampoco concede cualificación profesional, por lo que en realidad la cifra del 35% dada en el gráfico 25 para el año 2021 correspondería con el 46% de la población activa, según datos de la tabla 6361 de la EPA, facilitada por el INE.

[24]. Según el documento referenciado en 26, el gobierno ha previsto 5.474,78 Millones de euros en los cuatro años de 2021 a 2025.

[25]. Real Decreto 143/2021, de 9 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral. https://www.boe.es/eli/es/rd/2021/03/09/143/dof/spa/pdf

Estas reflexiones sobre la complejidad de alcanzar los objetivos previstos por la LOFP no deben entenderse como una crítica negativa a la citada ley, sino como una ayuda para entender las dificultades a las que se enfrenta el cumplimiento de dichos objetivos lo que podría ayudar a conseguir dichos objetivos.

No obstante, si estos objetivos fueran cubiertos en un período más o menos próximos mediante las acciones de recualificación planteadas, no debemos olvidar la causa que ha generado esta situación, y que de no solucionarla volvería a reproducirse en poco tiempo; así, la identificación de dichas causas y la toma de acciones correctoras ayudarán a alcanzar los retos planteados. Considerando que la causa de la situación actual es la preferencia de los alumnos por el camino Bachillerato-universidad frente al camino FP, tal como se ha documentado en el análisis anterior sobre los datos de los gráficos 6 a 9, a continuación, se plantean algunas reflexiones sobre este hecho.

3.3. Bachillerato versus FP: ¿Cultura, humanismo y valores frente a capacidades y cualificaciones profesionales?

3.3.1. Reflexiones sobre el trabajo

  • En nuestra sociedad actual el trabajo es la llave que permitirá la consecución de los medios económicos para el desarrollo de una vida digna.
  • El trabajo digno, justamente reconocido y remunerado, no se considera ni un mérito ni un castigo, sino el medio para la digna supervivencia, el desarrollo personal y el camino para el desarrollo social. En esto radica el concepto de derecho y obligación establecido por nuestra Constitución en su artículo 35.
  • En España la mayoría de edad se alcanza a los 18 años, y por tanto hasta esa edad el ciudadano no podrá “tomar dinero a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus padres y, a falta de ambos, sin el de su tutor” (art. 323 del código civil) y tampoco podrá realizar una larga lista de trabajos (Decreto de 26 de julio de 1957 sobre Industrias y Trabajos prohibidos a mujeres y menores por peligrosos e insalubres. Actualizado en 1995).
  • ¿Tiene sentido que la enseñanza obligatoria finalice a los 16 años?
  • ¿Tiene sentido que, jóvenes de los 16 años, menores de edad, se enfrenten al mundo laboral sin formación específica?

3.3.2. Reflexiones sobre el sistema educativo

Constatada que la causa de la situación generada en las reducidas cifras de población activa con FPGM es la abultada prioridad en la elección de la opción Bachillerato-universidad frente a la FPGM-FPGS, cuando los jóvenes que finalizan ESO eligen camino profesional, procede reflexionar sobre las razones que existen para ello dentro del propio sistema educativo.

Aparte de las razones expuestas en el apartado 3.1, acerca de la visión que la sociedad española tiene de cada una de las opciones, basadas en la historia y establecidas por la LGE de 1970, es clave constatar que esa visión se sigue manteniendo no sólo en el ámbito social, sino y también en el subconsciente de los dirigentes políticos. Así cuando en el ámbito político se piensa en los objetivos generales del sistema educativo, es clara su idea de formar integralmente personas: ciudadanos cultos, con valores y capacidades profesionales, y estos objetivos no se alcanzan plenamente en la ESO, sino que han de seguir siendo objetivos en la secundaria postobligatoria y en la enseñanza superior, sea cual sea la opción que se elija. Ahora bien, cuando al finalizar la ESO, los alumnos han de elegir, la FP (cualificaciones de niveles intermedios) fija claramente sus objetivos en las capacidades profesionales con muy reducida presencia de los fines culturales y de valores, lo que no sucede en el camino Bachillerato-universidad (cualificaciones de alto nivel) manteniendo clara presencia los objetivos generales del sistema educativo. Esta diferenciación entre los caminos se comprueba con absoluta claridad y contundencia al analizar la legislación vigente (del todo actual) reflejada en el Anexo I.

Así, en términos sintéticos y simplificadores, puede decirse que el camino Bachillerato-universidad, tiene por finalidad formar profesionales de alta cualificación, cultos, con valores, humanidades (aprender a pensar), frente a la clara finalidad de capacitación y cualificación (aprender a trabajar) que se establece para los profesionales de cualificaciones intermedias. Un ejemplo muy concreto lo encontramos en la filosofía, materia de clara reivindicación para el Bachillerato y de nula presencia en la FP ni de Grado Medio ni de Grado Superior, sobre lo cual pueden verse algunas reflexiones en [Arenas18].

Esta concepción de las dos opciones que se abren al finalizar la ESO: camino principal (alineado con los objetivos generales del sistema educativo) versus puerta de salida hacia las cualificaciones intermedias (con claras carencias en formación cultural, en valores, en humanidades), plantea un claro problema para el reto de incrementar fuertemente la población activa con nivel de formación FPGM y FPGS, pues claramente, si al finalizar la ESO se presenta a padres y alumnos a elegir entre las dos alternativas siguientes.

  • Un camino (Bachillerato) que ofrece:
  • Una formación cultural, humanística y en valores,
  • El camino preparatorio y natural hacia un título universitario,
  • Sin exigencias académicas excepcionales, racionalizadas por normas pedagógicas pensadas para el ciudadano de capacidades normales.
  • Una cualificación profesional de alto nivel (al final del camino), con las menores tasas de paro.
  • Ninguna limitación a alcanzar las máximas cotas científicas
  • Una puerta (FPGM) que ofrece:
  • Formación en habilidades con reducida formación cultural, humanística y en valores.
  • Posibilidad de incorporarse en poco tiempo al mundo laboral.
  • Progreso natural y razonable a la cualificación profesional del siguiente nivel (también intermedia).
  • Posible conexión con la universidad, pero de forma poco natural y razonable.

Ante esta disyuntiva será difícil modificar la trayectoria que, desde hace años, las cifras de alumnado mantienen cerca de cuatro veces el número de alumnos que eligen Bachillerato frente a FPGM, al finalizar ESO.

Por otro lado, considerando las necesidades futuras de población activa con las diversas cualificaciones, de las que el gráfico 25 nos da indicaciones (coherentes con las cifras medias de la UE y OCDE), no tiene sentido que las personas con cualificaciones intermedias carezcan de una sólida formación cultural, humanística y en valores, dado que estamos hablando de cifras próximas al 50% de la población, así no es coherente con la construcción y mantenimiento de una sociedad moderna, condicionar la formación cultural, humanística y en valores de la población al nivel de la cualificación profesional alcanzada.

En otro sentido, reflexionando sobre la demanda de las capacidades profesionales requeridas por las empresas y considerando que el desarrollo de cualquier trabajo demanda claramente una cualificación profesional, que fundamentalmente será obtenida dentro del sistema educativo, tanto las de alto nivel (universidad) como las de niveles inferiores (FP), cabe plantearse:

  • ¿Tiene sentido de que ambos subsistemas no mantengan una conexión natural y razonable tal como se practica en el ámbito de la empresa?
  • ¿El establecimiento de un camino de formación aplicada que, recorrido en paralelo al académico, se inicie en la FPGM y finalice en la universidad, permitiría incrementar de forma sustancial la población con niveles de cualificación intermedia?

4. Propuestas

Aunque el principal objetivo de este trabajo es ofrecer unas reflexiones, a quienes tienen capacidad de actuar sobre nuestro sistema educativo y a la sociedad en conjunto, para la búsqueda de las mejores soluciones a los problemas que los avances sociales y tecnológicos nos van planteando, ha parecido conveniente ofrecer algunas propuestas, sin dudar que su aplicación no estarán exentas de dificultades, ni considerarlas mutuamente excluyentes entre sí, más bien mutuamente complementarias, ni que excluyen a cualquier otra.

A. Ampliar, al menos a la FPGM, la gratuidad en los términos en que se hace en la ESO.

    • Ello generará el incremento de centros específicos de FP, en lo que se habrá de ser muy cuidadoso, ya que no deben confundirse centros educativos con “academias”.
    • Ello implicará inversiones en talleres y laboratorios, aunque las colaboraciones con empresas pueden ý deben ser relevantes en el ámbito de las prácticas.
    • Lo ideal sería ampliar la enseñanza obligatoria (Bachillerato y FPGM) hasta los 18 años, como ya se hace en algunos países.

B. Incorporar el subsistema FP (GM y GS) al camino principal Bachillerato-universidad bajo el nombre de Bachillerato Profesional (o similar) con una duración de tres a cuatro años y manteniendo los dos niveles Medio (2 años) y Superior (2 años) bajo los nombres de Bachillerato Profesional de Grado Medio (BPGM) y Bachillerato Profesional de Grado Superior (BPGS). Ello no implica renunciar a la Formación Profesional Básica, esa sí, auténtica puerta de salida para quienes no pueden o no quieren finalizar la ESO, pero siempre conectable con dichos Bachilleratos en los términos en que establece la LOMLOE en su artículo 31.

C. Favorecer la conexión natural y razonable de la FPGS con la universidad

    • En estos momentos el acceso a una titulación de Grado a través de FPGS resulta claramente penalizada frente al acceso a través del Bachillerato, presentando la Formación Profesional como un camino falto de atractivos y motivación para la inmensa mayoría de los jóvenes que, en su plan de vida, plantea sus estudios universitarios con finalidad profesional. (informe al MEFP del grupo de trabajo FP-universidad. Noviembre 2020)
    • Ello implicará hacer de la FP un camino que finalice en la universidad dando continuidad natural y razonable, no sólo mediante convalidaciones, sino configurando planes de estudios específicos, que permita alcanzar los niveles del Grado correspondiente partiendo de su formación y experiencia previas, que son distintas de quienes acceden al Grado a través del Bachillerato.
    • Cambiaría radicalmente la visión que la sociedad tiene de la FP, pasaría de puerta de salida a camino de formación aplicada
    • Acuerdos de centros de FPGS con universidades a través de un diálogo entre entidades próximas para aprovechar los recursos legales que permitan la continuidad en la universidad de los alumnos de FPGS en aquellos Grados con afinidades profesionales.
    • Resultan clarificadoras y contundentes las cinco propuestas que realiza el profesor Jiménez Sánchez [JJ2022] para hacer realidad esta conexión FP-universidad sobre la base del artículo 49 de la LOFP y bajo la máxima de que “cada centro sólo puede asumir las enseñanzas que le son propias”, advirtiendo de los riesgos de que algunas universidades sientan la tentación de hacer “negocio en eso de la FP”.
    • Igualmente son relevantes las reflexiones que, sobre la importancia de esta conexión FP-universidad, se hacen en [Michavila22]… es necesario desarrollar la conciencia colectiva de que la FP constituye también una vía para continuar con estudios universitarios, tanto a nivel de grado como de posgrado”.

Bibliografía

 

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[OCDEStat]. OCDE Statistic. https://stats.oecd.org/

https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:b9311a59-9e97-45e6-b912-7efe9f3b1f16/datos-y-cifras-2021-2022-espanol.pdf.

https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736056996&menu=ultiDatos&idp=1254735573113

[Panorama 2021]. Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2021. Informe español. Ministerio de Educación y Formación Profesional. https://www.educacionyfp.gob.es/inee/dam/jcr:3922aacd-04c0-45ac-b8d4-4aebb9b96ab5/panorama-2021-papel.pdf

Anexo I

Se ha realizado el ejercicio de comparar los fines del sistema educativo establecidos por la LOMLOE (Artículo 2 de la LO 2/2006) con los específicos del Bachillerato y de la Formación Profesional, recogidos en la misma LOMLOE (artículos 33 y 40 respectivamente) y en la legislación específica del Bachillerato (Artículo 7 del RD 243/2022) y de la FP (Artículo 3 de la LO 3/2022).

En esta comparación se ha podido observar una razonable correspondencia entre todos los objetivos del Bachillerato y los objetivos generales del sistema educativo, pero por otro lado es clara la falta de correspondencia entre los establecidos para la FP y los definidos para el sistema educativo de carácter cultural y humanísticos

Así, no se ha encontrado correspondencia entre los objetivos de FP de los siguientes establecidos para todo el sistema educativo (del artículo 2 de la LO 2/2006):

  1. c) La educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos.
  2. d) La educación en la responsabilidad individual y en el mérito y esfuerzo personal.
  3. h) La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y artísticos, así como el desarrollo de hábitos saludables, el ejercicio físico y el deporte.
  4. e) La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos, así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y los derechos de los animales y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible.
  5. g) La formación en el respeto y reconocimiento de la pluralidad lingüística y cultural de España y de la interculturalidad como un elemento enriquecedor de la sociedad.
  6. i) La capacitación para el ejercicio de actividades profesionales, de cuidados de colaboración social.
  7. j) La capacitación para la comunicación en la lengua oficial y cooficial, si la hubiere, y en una o más lenguas extranjeras.
  8. k) La preparación para el ejercicio de la ciudadanía, para la inserción en la sociedad que le rodea y para la participación activa en la vida económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento.
  9. l) La capacitación para garantizar la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de un uso seguro de los medios digitales y respetuoso con la dignidad humana, los valores constitucionales, los derechos fundamentales y, particularmente, con el respeto y la garantía de la intimidad individual y colectiva.

Es obvia la dificultad de equiparar con total exactitud los textos de uno y otro articulado y por ello se asumen posibles discrepancias en la interpretación de los textos, pero es claro que las carencias enunciadas son coherentes con lo establecido en el primer artículo de la LO 3/2022, de clara orientación hacia la finalidad laboral sin referencia a la formación de la persona:

Artículo 1. Objeto y finalidad. La finalidad de la norma es regular un régimen de formación y acompañamiento profesionales que, sirviendo al fortalecimiento, la competitividad y la sostenibilidad de la economía española, sea capaz de responder con flexibilidad a los intereses, las expectativas y las aspiraciones de cualificación profesional de las personas a lo largo de su vida y a las competencias demandadas por las nuevas necesidades productivas y sectoriales tanto para el aumento de la productividad como para la generación de empleo.

Ahora bien, estas carencias podrían justificarse por el carácter específico de dicha norma, pero es de absoluta coherencia con los objetivos establecidos para la FP en la misma LOMLOE (Artículo 40), que también omiten los referentes a la formación cultural, en humanidades y valores.

Hecho que contrasta claramente con la referencia explícita que a la formación de la persona se establece en el RD 243/2022 sobre el bachillerato:

Artículo 4. Fines.

El Bachillerato tiene como finalidad proporcionar formación, madurez intelectual y humana, conocimientos, habilidades y actitudes que permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y aptitud. Asimismo, esta etapa deberá permitir la adquisición y el logro de las competencias indispensables para el futuro formativo y profesional, y capacitar para el acceso a la educación superior.

Antonio Arenas AlonsoDoctor Ingeniero del ICAI
Cursó estudios de Oficialía y Maestría Industrial y en 1970 finalizó sus estudios de Ingeniero Técnico Industrial en el ICAI (Universidad Pontificia Comillas), en 1983 como Ingeniero Industrial, alcanzando el grado de doctor en 1999. Tras iniciarse como docente en las Escuelas de Formación Profesional Padre Piquer, en 1970 inició su actividad en el ICAI, primero como profesor de prácticas y posteriormente docencia en Medidas Mecánicas, Potencia Fluida, Mecánica de Fluidos, Turbomáquinas y Termodinámica. Tras ocupar diversos cargos de gestión en la Universidad Comillas, actualmente está jubilado y es miembro de número del Observatorio Industria 4.0.