Reflexiones sobre los fallecidos en España por Covid-19

Las reflexiones y propuestas planteadas a continuación sólo tienen como finalidad salvar vidas humanas: las vidas de los mayores. Vidas que se siguen perdiendo por los contagios que les afectan. Soy consciente de que habrá mentes miserables que pretenderán utilizar las conclusiones planteadas para uso político, y ello me ha llevado a repensar su publicación, pero es el sentido cristiano de la vida lo que me obliga a no callar, pues están en juego vidas humanas. Nadie tiene derecho a usarlo políticamente para atacar al contrincante o al opuesto ideológico, tampoco a usarlo libertina e irresponsablemente para poner en duda o desacatar las medidas que, para evitar el contagio entre los ciudadanos, se han puesto y se seguirán poniendo en marcha.

Esta enfermedad, Covid-19, no está en la naturaleza, la transportamos, contagiamos y sufrimos las personas, por tanto, sólo nosotros, los humanos, tenemos en nuestra mano su propagación o su contención, y como se deduce de los datos, aunque la sufrimos todos, sin discriminación de edad o sexo, prácticamente sólo morimos los mayores.

Ante esta situación, intentar usar este informe o sus reflexiones para que quienes no tienen riesgo de muerte por causa de la edad, se sientan liberados para no cumplir las medidas que detienen el contagio o inducen a ello, irresponsablemente se acercan a la calificación de homicidas, pues de sus actos se puede derivar la muerte de otros. Igualmente, merecen mi repulsa quienes siendo mayores ponen en riesgo su vida al no acatar las medidas que para evitar el contagio son dictadas, pues su probable muerte si resulta contagiado, generará sufrimiento y daños social y económico, a quienes se esfuerzan por combatir la enfermedad, en el fondo para salvarles a ellos.

1. Introducción

Aunque no son despreciables los sufrimientos que la Covid-19 está produciendo en las personas hospitalizadas, lo cierto es que las dos cosas más duras que se nos presentan son las muertes y el desastre económico que se avecina.

No es mi intención ofrecer ninguna solución global al tremendo problema que tenemos, pero si ofrecer una reflexión sobre las muertes producidas, no con ánimo de crítica, ni siquiera para intentar predecir su evolución. El único interés de estas reflexiones es evitar muertes, pues las muertes son consecuencias irreparables. Los problemas económicos, con buena voluntad, trabajo y colaboración entre todos se podrán superar.

No se trata tampoco de analizar o criticar las medidas tomadas hasta el momento, sino de complementarlas con detalles que puedan ayudar a reducir al mínimo posible las muertes que se están y van a seguir produciéndose.

Al plantear medidas para salir de esta tremenda situación, todos coincidimos, sin lugar a duda, que ha de ponerse por delante la situación sanitaria, pero no olvidemos que el factor determinante de la sanidad es la muerte.

No se trata de ofrecer previsiones matemáticas de la evolución futura, se trata de ofrecer reflexiones soportadas en los datos oficiales que, analizados con toda sencillez y humildad, puedan ayudar a plantear medidas adicionales a las que se están tomando pero que puedan ayudar a reducir las muertes.

El análisis que se ofrece pretende incidir en la muerte de personas de edad elevada, tema que no es nuevo, ni original, y que de forma general se está hablando desde el principio de la aparición de la enfermedad, pero quizá la revisión que se ofrece con los datos concretos y actuales, a esta altura de la pandemia, puede darnos alguna luz que ayude a reducir las muertes en el futuro, máxime cuando se estima que una gran parte de la población no ha sido contagiada, quizá por el hecho del confinamiento, pero que podrá serlo en el futuro inmediato.

Continuamente se dice que, desde el punto de vista sanitario, las personas mayores somos el principal grupo de riesgo, está plenamente asumido y conocido, pero quizá si cambiamos el punto de vista de vista y lo vemos no desde la probabilidad (el riesgo) sino desde los hechos podría cambiar algo. Así los hechos, que a continuación se documentan, nos dicen que las personas mayores son prácticamente los únicos que mueren.

Si en la crisis de 2008 los jubilados ayudamos a aliviar en parte los problemas familiares, ahora tenemos otra ocasión para volver a hacerlo, pero esta vez evitando nuestro contagio, que resulta ser el más mortal.

Es importante insistir en que las reflexiones y medidas propuestas no pretenden ni sustituir ni poner en duda la validez de las medidas que se están aplicando, sino complementarlas ayudando a reducir el número de muertes, que, como se ve más adelante, corresponde casi únicamente a las personas de mayor edad.

2. Los datos

El Ministerio de Sanidad (en adelante MS) emite un documento titulado “Enfermedad por SARS/Cov/2 (Covid-19)[1]” que actualiza diariamente, documento responsabilidad del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Dicho documento contiene los datos oficiales sobre la evolución y efectos sanitarios de la enfermedad, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico.

A partir de la actualización nº 52, correspondiente al 23 de marzo se ofrecen datos de los fallecimientos acumulados, segregados por franjas de edades. Estos datos se dan en aquellos fallecimientos que llevan información sobre la edad y no corresponden numéricamente a los fallecimientos que en el mismo informe se dan como datos del día. Así, tomando como ejemplo los datos ofrecidos el día 4 de abril, en el informe segregado por edades de dicha fecha se reflejaban 17.178 fallecidos[2]

La tabla 1, modelo de tabla facilitada por el MS, correspondiente a su informe del pasado 4 de mayo, nos refleja los 17.178 fallecimientos registrados segregados por edades en decenios.

Tabla 1. Tabla del MS correspondiente al 4 de mayo. Fuente: Ministerio de Sanidad. https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/China/documentos/Actualizacion_95_COVID/19.pdf

La representación de la tabla anterior por grupos de edad podemos verla en la gráfica 1, la cual nos muestra que el 86,4% de las personas fallecidas, según dicho informe, tenían 70 años o más, y el 98,5% si contabilizamos desde los 50 años en adelante. Es decir, sólo el 1,5% de los fallecidos tenían menos de 50 años.

Gráfico 1. Distribución por grandes grupos de edad de los afectados en España por Covid-19 acumulados a de 4 de mayo de 2020. Fuente: Ministerio de Sanidad y elaboración propia.

Esta baja incidencia (casi nula) con resultado de muerte por debajo de los 50 años, no significa que éstos no sufran los efectos del virus, pues el 15% de los que han sufrido hospitalización y cifra similar de los que han necesitado cuidados en UCI, pertenecen a este grupo de edad.

En la búsqueda del máximo respaldo a las reflexiones que se plantean, se ha trabajado sobre algunos aspectos que pudieran plantear dudas sobre las cifras anteriores, tal cual es que la cifra de fallecidos de 17.178 personas sobre la que se ha elaborado la distribución de la tabla 1, es inferior a la cifra total de fallecidos hasta ese día que, según el mismo informe, ascendía a 25.428 personas como se indica en la tabla 2. La explicación reside en que no siempre se facilita la edad de las personas fallecidas[3], por lo que nos quedarían dudas sobre el grupo de edad al que corresponden las 8.250 personas sin edad identificada.

Por otro lado, es reconocido por el propio CCAES que esta cifra de 25.428 personas en dicho día, así como la correspondiente en los informes diarios, no se corresponde con la cifra real de fallecidos, pues únicamente se trata de personas fallecidas diagnosticadas con prueba PCR, y así se nos plantea el problema de conocer la cifra real de fallecidos y su distribución en los grupos de edad.

Tabla 2. Datos ofrecidos en el informe diario del MS correspondiente al día 4 de mayo de 2020. Fuente Ministerio de Sanidad. https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/China/documentos/Actualizacion_95_COVID/19.pdf

Dado que el objetivo de este trabajo no es conocer el número exacto de fallecidos con causa en el Covid-19, sino su distribución según grupos de edad, se plantea utilizar para ello el método propuesto por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) en su Documento de Trabajo 2020/05, titulado Encajando el puzle: Una estimación rápida del número de infectados por COVID/19 en España a partir de fuentes indirectas[4], en el cual se plantea una metodología para estimar el número de fallecidos en España debidos al Covid-19 a partir de los datos ofrecidos por el informe MoMo[5]

Dicho informe MoMo, emitido por el Instituto de Salud Carlos III, recoge la mortalidad diaria según consta en su página web: “La información sobre mortalidad diaria por todas las causas se obtiene del Registro General de Registros Civiles y Notariados del Ministerio de Justicia, distribuidos entre todas las Comunidades Autónomas y que incluye las 52 capitales de provincia. Durante el año 2020 el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) en España incluye las defunciones por todas las causas procedentes de 3.929 registros civiles informatizados, que representan el 92% de la población española. Las estimaciones de mortalidad esperada se realizan mediante modelos restrictivos de medias históricas basados en la mortalidad observada del 1 de enero 2008 hasta un año previo a la fecha actual, procedente del Instituto Nacional de Estadística”.

El informe MoMo, facilita una información similar a la gráfica 2 en la que, según se explica en el propio documento, se representa la mortalidad observada (línea negra) y el resultado de la mortalidad esperada (línea azul), con sus intervalos de confianza al 99% (banda gris). En una situación normal la mortalidad observada debería mantenerse dentro de dicha banda y solo salir de ella muy puntualmente (aproximadamente 1 de cada 50 días).

Gráfico 2. Mortalidad por todas las causas observada y esperada. España, diciembre 2019 hasta 03 de mayo de 2020. Fuente: Instituto de Salud Carlos III. https://momo.isciii.es/public/momo/dashboard/momo_dashboard.html

A partir de esta información gráfica, MoMo ofrece datos numéricos como se muestra en la tabla 3, que recoge datos del exceso de mortalidad sobre los grupos de población. Dicha tabla muestra el número observado de defunciones en el periodo en consideración, el número esperado de ellas (de acuerdo con el modelo discutido más arriba) y el exceso de defunciones (la diferencia de las dos columnas anteriores) tanto en términos absolutos como porcentuales.

Tabla 3. Tabla de defunciones observadas y estimadas facilitada por el sistema MoMo entre el 17 de marzo y el 3 de mayo de 2020. https://momo.isciii.es/public/momo/dashboard/momo_dashboard.html. Fuente: Instituto de Salud Carlos III.

La consideración del exceso de defunciones como fallecidos por Covid-19 puede considerarse como límite superior, pues esa cifra puede comprender fallecimientos por otras causas. En este sentido es muy interesante la reflexión que se hace en el documento de FEDEA citado en páginas anteriores.

La información desagregada por edades que facilita la tabla 3 (<65, 65-74 y >74) plantea el problema de no coincidir en la forma con la presentada por el MS (en décadas), lo que impide una comparación directa, aunque ya se aprecia que las cifras dadas de 30.864 como exceso de defunciones estimadas difiere bastante de la de 25.428 presentada por el informe de la misma fecha del MS y por supuesto de la cifra de 17.178 fallecidos que, segregados en décadas, presenta el mismo informe del MS.

Así utilizando el “Procedimiento para la desagregación del número estimado de fallecidos por COVID/19 en grupos de edad decenales” propuesto el documento anterior[6], y aplicando la metodología asociado a la primera de las estimaciones propuestas en dicho documento, obtenemos la tabla 4 hasta la fecha del 3 de mayo de 2020.

Es de resaltar que el número total de fallecidos (33.548) es superior al de exceso de defunciones expresado en la tabla 2 del informe MoMo para esta fecha, y ello es debido al ajuste 1/0,92 correspondiente ya que, como se ha dicho, el citado informe sólo cubre al 92% de los registros civiles del país.

Tabla 4. Estimación de fallecidos por Covid-19 desde el 17 de marzo hasta el 3 de mayo. Fuentes: Ministerio de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III y elaboración propia.

A partir de aquí, la primera y alarmante conclusión que puede obtenerse es la elevadísima cifra para la estimación de fallecidos con edades de 70 años y más, el 92,7 %!. Por otro lado, resulta igualmente sorprendente que las personas con menos de 50 años representan únicamente el 0,65%!

Los gráficos 3 y 4 ilustran los datos anteriores tanto en valores absolutos (gráfico 3) como en términos relativos (gráfico 4).

Gráfico 3. Estimación de fallecidos en España por Covid-19 desde el 17 de marzo hasta el 3 de mayo 2020 distribuidos en porcentajes de tres grupos representativo de edades. Fuente: Ministerio de Sanidad y elaboración propia.

Gráfico 4. Estimación de fallecidos en España por Covid-19 desde el 17 de marzo hasta el 3 de mayo 2020 distribuidos en porcentajes de tres grupos representativo de edades. Fuente Ministerio de Sanidad y elaboración propia.

El hecho de utilizar datos agregados (totales hasta la fecha) en las tablas y gráficos anteriores puede plantearnos algunas dudas sobre la validez de las afirmaciones anteriores en toda su extensión. Ello es especialmente relevante cuando se asignan a fallecimientos Covid a las cifras identificadas como exceso de fallecimientos, ya que comparan la mortalidad registrada con la estimada, que no deja de ser un número resultado de una simulación con un cierto intervalo de confianza.

Para aportar luz sobre esta cuestión se ha acudido de nuevo a los informes MoMo, que, a través de su base de datos, nos permite acceder a las cifras de mortalidad diaria segregada por género y grupo de edad (< 65 años, 65/74 años y 75 años y más). Así, como se presenta en la tabla 5, disponemos de los datos de mortalidad para los dos géneros en los tres grupos de edad en las fechas que se consideran relevantes para el análisis del efecto Covid-19.

Tabla 5. Fallecimientos producidos en España desde el 23 de abril hasta el 8 de mayo de los tres últimos años. Fuente: instituto de Sanidad Carlos III y elaboración propia. https://momo.isciii.es/public/momo/dashboard/momo_dashboard.html#datos

El gráfico 5 nos muestra la evolución, desde el 17 de marzo hasta el 8 de mayo de 2020, de la mortalidad total, de los 65 años y más y de los menores de 65 años, y de este último grupo se han representado también las cifras correspondientes al año 2019.

No ha de olvidarse que los valores tabulados y representados en el gráfico son datos de mortalidad por todas las causas, por lo que, siendo la enfermedad Covid-19 la causa excepcional en el período analizado, las diferencias entre las cifras de los años 2020 2019 para iguales fechas deban interpretarse como causadas por Covid-19.

Tanto del análisis de la tabla 5 y del gráfico 5, puede observarse el bajísimo peso que tiene la mortalidad de los menores de 65 años, aunque en el período entre finales de marzo y primeros de abril se observan valores un poco superiores en el año 2020, coincidiendo con la mayor incidencia de la enfermedad. Ahora bien, el detalle más relevante es que desde los últimos días de abril del presente año (2020) la mortalidad de los menores de 65 años es prácticamente la misma que ocurrió en los años 2018 y 2019, es decir, la incidencia de la enfermedad Covid-19 en ese grupo de edad es prácticamente nula. Ello debe interpretarse como que en esas fechas las muertes por Covid-19 en ese grupo de edad son prácticamente nulas, por tanto, si hay muertes por dicha enfermedad éstas corresponderían al grupo de edad de 65 años y más.

Gráfico 5. Evolución de la mortalidad en España en diversos grupos de edad desde 17 de marzo al 8 de mayo de 2020 y su comparación con la evolución en las mismas fechas del año 2019. Fuente Instituto de Sanidad Carlos III y elaboración propia. https://momo.isciii.es/public/momo/dashboard/momo_dashboard.html#datos

Lo anterior se verifica al observar la mortalidad de los mayores de 65 años en el mismo período de tiempo. Así en el gráfico 4, se observa que durante el año 2020 la curva de 65 y más sigue prácticamente a la curva de la mortalidad total, presentando su máximo en la época de mayor incidencia de la enfermedad, mientras que la curva correspondiente al año 2019 se mantiene bastante uniforme durante el mismo período de tiempo, y desde los últimos días de abril se aproxima a la curva del año 2020, que manteniéndose por encima de aquella se estabiliza, como se estabilizan en ese período las cifras de fallecidos facilitadas por los informes sanitarios.

Así, se corrobora la idea ya expresada de que en este período de “tranquilidad hospitalaria”, una vez pasada la brusca irrupción de la enfermedad, las únicas muertes que se producen corresponden prácticamente a personas del entorno de los 65 años y más. Lo cual no quiere decir que todos los enfermos de Covid-19 con esas edades vayan a fallecer, sino que las personas que fallecen corresponden a ese grupo de edad y prácticamente sólo a él.

3. Reflexiones

Como se ha planteado en la introducción, el objetivo de este pequeño documento no es sino llamar la atención sobre la concentración tan exagerada de muertes que se está produciendo en las personas mayores, aportando datos numéricos concretos. Ahora bien, dado que existe variación en los datos disponibles y que ello puede inducir a cierta confusión, y como consecuencia las conclusiones puedan derivar en generalidades, se ha planteado ir más allá de los sencillos datos que ofrece el Ministerio de Sanidad en sus informes diarios, para ir a obtener lo que puede considerarse un límite superior de los datos a través de los informes MoMo. No obstante, las reflexiones ofrecidas son en general válidas a partir de la simple observación de los datos del Ministerio, ofrecidos al principio, aunque a continuación nos referiremos a las cifras dadas en la tabla 3.

La asombrosa concentración de los fallecimientos en las edades superiores a los 70 años que alcanza el 92,73% y el 96,4% al considerar desde 65 años en adelante, junto con las bajísimas cifras para las edades inferiores a 50 años nos lleva a plantear de forma tajante las siguientes reflexiones.

a) La única forma de parar la mayor parte de las cifras de fallecidos está en evitar el contagio de las personas mayores.

b) Reducidas, o casi eliminadas las muertes de los mayores, puede considerarse eliminado, o reducido a la insignificancia, el efecto mortal de la pandemia.

c) Conseguido el objetivo anterior, el efecto de la pandemia se reduciría al sufrimiento hospitalario de los más jóvenes y a las consecuencias sociales y económicas, que por supuesto no son nada despreciables.

Estas reflexiones pretender ser un grito de alarma dirigido no sólo a los gobernantes, sino a toda la sociedad en su conjunto, ya que el comportamiento ciudadano, familiar y sobre todo personal de los mismos mayores, jugará un papel fundamental para evitar nuevas muertes.

Es de resaltar que los mayores, a los que esta sociedad nos reconoce haber puesto España en el lugar que disfrutamos, tenemos ahora la obligación de no hacer inútiles los sacrificios que todos, jóvenes y mayores, estamos realizando poniendo los medios necesarios para evitar nuestras muertes, que son las casi únicas que se producen.

4. Medidas propuestas

A la vista de los datos anteriores y supuestos razonablemente válidos, parece justo y necesario poner todos los medios, tanto por parte de la administración como individualmente por las personas, para evitar el contagio de los mayores, de 70 años en adelante o incluso desde los 65 (jubilados).

Sin medidas específicas dirigidas a este grupo de edad (genéricamente los mayores) NO se DETENDRÁ el número de fallecidos razonablemente alto que se está produciendo y que posiblemente seguirá durante la desescalada y posibles rebrotes, ya que como se ha dicho anteriormente la población ya contagiada y posiblemente inmunizada lo es en cifras muy bajas.

Así, se propone de forma urgente e inexcusable:

1. Revisión de las estimaciones realizadas en este documento y verificar la exactitud de las cifras.

2. Estudio urgente de las edades de todas las personas fallecidas tanto con pruebas PCR como con síntomas compatibles, con objeto de contrastar los datos aquí presentados para tener absoluta seguridad.

Una vez que las estimaciones sean por dadas por ciertas con las incertidumbres razonables, planteado por simple y elemental prudencia, se pide aplicar en el menor tiempo posible:

3. Plan de medidas con asimetría por edades, principalmente dirigidas a proteger a los mayores.

4. Invitar a los muy mayores a evitar exposiciones de riesgo e incluso a permanecer en internamiento voluntario durante el tiempo que las autoridades sanitarias consideren necesario.

5. Campañas intensas de información dirigidas a los mayores reseñando su responsabilidad de comportarse con absoluta prudencia, pues dado el riesgo de fallecimiento tras un contagio, con ello se arrastra al resto de la sociedad a mantener mayor severidad en las medidas sanitarias.

6. Animar a asociaciones y colectivos de mayores para que presionen a sus integrantes a comportarse con la prudencia pedida anteriormente.

7. En resumen, un plan para los mayores y de los mayores, plan que deberá contemplar las distintas situaciones: residencias, vida en familia o en soledad, entre otras.

Mi agradecimiento a Julio Álvarez Jiménez, profesor titular de la Universidad de Alcalá, por la ayuda prestada, y a los autores del documento de FEDAE:

  • David Martín/Barroso, (Universidad Complutense de Madrid y GRIPICO)
  • Juan A. Núñez/Serrano, (Universidad Autónoma de Madrid y GRIPICO)
  • Jaime Turrión, (Universidad Autónoma de Madrid y GRIPICO)
  • Francisco J. Velázquez, (Universidad Complutense de Madrid y GRIPIC)

 

De quienes he tomado su metodología y reflexiones para combinar las cifras del Ministerio de Sanidad y del Informe MoMo.

Madrid, 13 de mayo de 2020


Anotaciones a pie de página.

[1]https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/situacionActual.htm

[2]Datos obtenidos del análisis sobre 216.845 casos confirmados de Covid-19, notificados con información disponible de edad.

[3]La citada tabla 1 incorpora el pie de imprenta: “Datos obtenidos del análisis sobre 220.372 casos notificados con información disponible de edad y sexo. Los datos del total pueden no coincidir con la suma de hombres y mujeres porque en algunos casos no se dispone de la información del sexo, solo de la edad

[4]http://documentos.fedea.net/pubs/dt/2020/dt2020-05.pdf

[5]Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/MoMo/Paginas/MoMo.aspx

[6]Anexo 2 del documento de FEDEA.

Antonio Arenas AlonsoIngeniero Técnico Industrial en el ICAI
Cursó estudios de Oficialía y Maestría Industrial y en 1970 finalizó sus estudios de Ingeniero Técnico Industrial en el ICAI (Universidad Pontificia Comillas), en 1983 como Ingeniero Industrial, alcanzando el grado de doctor en 1999. Tras iniciarse como docente en las Escuelas de Formación Profesional Padre Piquer, en 1970 inició su actividad en el ICAI, primero como profesor de prácticas y posteriormente docencia en Medidas Mecánicas, Potencia Fluida, Mecánica de Fluidos, Turbomáquinas y Termodinámica. Tras ocupar diversos cargos de gestión en la Universidad Comillas, actualmente está jubilado y es miembro de número del Observatorio Industria 4.0.