Resumen

En estos momentos de coyuntura, hablar en España de industria 4.0 es hablar también de fondos europeos para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que en el ámbito industrial se configura con las líneas estratégicas: transición ecológica y transformación digital.

Es obvio que el desarrollo de estas y las otras líneas del citado Plan se basa en las personas, sus capacidades y valores, y con especial relevancia en los profesionales con cualificaciones intermedias, personas con formación, capacidades y cualificaciones de nuestro subsistema Formación Profesional, principalmente de Grado Medio.

En el presente estudio se reflexiona sobre la situación de la población española en este segmento de los niveles profesionales correspondientes a nuestra Formación Profesional, ofreciendo datos con la intención de promover la toma de medidas que permita afrontar con éxito nuestro futuro inmediato.

Se trata de una reflexión en torno a la estructura profesional de la sociedad española, sin entrar en los contenidos, que necesariamente serán cambiantes con los avances tecnológicos e incluso externos a la formación reglada, cuando se trata de formación profesional continua a lo largo de la vida.

Tras contrastar nuestros datos actuales con los de otros países de nuestro entorno sobre niveles de formación alcanzados, la evolución de datos académicos de matriculación en dichos niveles y reflexionar sobre las posibles causas que han provocado la situación actual, se analizan las reformas legislativas ya aplicadas y en proceso y se proponen medidas en orden a conseguir los objetivos planteados por el CEDEFOP, que plantea para el 2030 la necesidad de incrementar, al menos en 10 puntos porcentuales, el número de ciudadanos con un nivel medio de cualificación (hasta alcanzar 32 % en España frente al 45 % de la Unión Europea).

(Artículo Elaborado a partir del encuentro Formación para el empleo e Industria 4.0 organizado por el Observatorio de la Industria 4.0 el 22 de abril de 2021)

1. Preámbulo

España se enfrenta a su despegue económico en los próximos años, para ello se cuenta con los fondos Next Generation de la Unión Europea, pero además de los fondos económicos (medios claramente fundamentales) es obvio que se hacen necesarios los profesionales que han de realizar el trabajo (medios igualmente imprescindibles). El éxito del despegue dependerá de los medios humanos, de los profesionales que en cada puesto ha de aplicar, manejar y utilizar correctamente los medios económicos y materiales, en el fondo de sus capacidades.

Así, al reflexionar sobre las capacidades necesarias para una exitosa aplicación de los fondos, no sólo ha de pensarse en investigación e innovación, sino, y, además, en desarrollo, producción y comercialización, en consonancia con ello, las capacidades requeridas y la cantidad de personas que se precisan (fundamentalmente asociadas a la Formación Profesional), que, en lógica empresarial, y en general habrán de ser en menor número cuanto mayor sea el nivel de cualificación.

Los análisis y reflexiones realizados se han abordado intentando dar respuesta a la pregunta: ¿Está España preparada para dar respuesta al reto que se plantea con los profesionales de cualificaciones intermedias que se necesitarán?

Una gran parte de la respuesta a esta pregunta ya está respondida en el artículo La formación de profesionales ante la Industria 4.0 [Arenas2019], publicado en ANALES de los Ingenieros del ICAI en noviembre de 2019, pero los efectos desoladores de la pandemia que estamos viviendo, la disponibilidad de los fondos Next Generation para combatirlos y la nueva legislación española en el entorno de la Formación Profesional (LOMLOE, el Real Decreto 143/2021, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral y la anunciada nueva Ley de formación Profesional), nos ofrece un nuevo escenario de reflexión en el que los planteamientos del citado artículo, adquieren especial relevancia y urgencia en su aplicación.

Resulta relevante la baja cifra de personas con nivel de Formación Profesional de Grado Medio (FPGM), la más baja entre los países europeos de nuestro entorno, de forma que, si pretendiéramos conseguir el porcentaje que tiene como media la UE23, deberíamos incrementar en más de 6 millones de personas. Aunque desde hace unos años se aprecia relevantes incrementos de alumnos matriculados en este nivel de estudios, únicamente con medidas adicionales de fuerte estímulo social hacia la Formación Profesional (FP) podría situarse España en unas cifras acordes al nivel de desarrollo pretendido.

Si bien el RD de reconocimiento de competencias por experiencia laboral es un camino para documentar las capacidades reales de los numerosos y muy buenos profesionales, es además de un acto de justicia, una medida con posible efectividad a muy corto plazo, sin embargo, las posibilidades reales de ser una solución definitiva son escasas, considerando las elevadas edades de una parte importante de los posibles implicados y los condicionantes económicos.

Sin embargo, la nueva Ley de Formación Profesional sí puede ser una medida de gran transcendencia si consigue romper con la percepción social de que la Formación Profesional es una puerta de salida, de abandono, del camino hacia la universidad a través del Bachillerato, y para ello se propone que la Formación Profesional de Grado Superior (FPGS) tenga una conexión natural y razonable con la universidad, principalmente en ramas de profesionalidad contrastada, además de incorporar a la FP objetivos culturales, artísticos, deportivos y en el fondo en valores, actualmente establecidos para el bachillerato y ausentes en la FP.

2. La situación profesional actual de la población española

A continuación, se ofrece un breve repaso a la situación actual, tanto desde el ámbito formativo como desde la ocupación y la empleabilidad, a modo de actualización de los datos más relevantes del citado artículo La formación de profesionales ante la Industria 4.0.

2.1 Ámbito formativo-académico. En el gráfico 1 tomado del informe Panorama de la educación de la OCDE [Panorama2020] encontramos la comparación en el nivel máximo de formación alcanzado entre la población española y otros países de la OCDE y la Unión Europea, con edades comprendidas entre 25 y 64 años (26.299.800 personas al finalizar 2019). Resulta relevante que, comparando España con la UE23, en 2019 había más del doble (38,7% frente al 18,3%) de la población con educación primera etapa de educación secundaria o menor (CINE 0-2)[1] como nivel máximo de formación alcanzado, y la mitad (44,8% frente al 22,7%) de quienes han alcanzado la segunda etapa de educación secundaria (CINE 3-4)[2]. Por otro lado, queda de manifiesto que en el nivel de formación terciaria (CINE 5-8, FPGS y formación universitaria), la cifra de población española es similar a las medias de la OCDE y UE, similitud que se mantiene en los 20 años del periodo analizado.

Así, queda puesto de manifiesto la clara problemática de España, por un lado, el excesivo número de ciudadanos con nivel de primera etapa de secundaria como nivel máximo de formación alcanzado, y por tanto sin cualificación profesional, y por otro lado un escasísimo número de ciudadanos con nivel de segunda etapa de secundaria, nivel en el que se sitúan quienes tienen la cualificación de FPGM.

Gráfico 1. Evolución del nivel de formación de la población adulta (25-64 años)

Fuente: Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE. 2020. Informe Español.

El mismo gráfico 1 nos muestra las evoluciones positivas experimentadas desde el año 2000, evoluciones que presentan dos matices:

  • En el nivel de primera etapa de educación secundaria o menor (CINE 0-2), esta evolución positiva no ha sido exclusiva de España, sino que también y en rangos similares la han experimentado la OCDE y la UE, manteniéndose así en el tiempo las diferencias relativas respecto a los otros países del entorno.
  • En el nivel de segunda etapa de secundaria (CINE 3 y 4), España experimentó un fuerte incremento de ciudadanos en la primera década del siglo XXI, para mantenerse sin apenas cambios en la segunda década.

Situado pues el problema de nuestra población en el escaso número de ciudadanos con los niveles CINE 3-4, y en el excesivo número de ciudadanos con niveles de formación CINE 0-2, los gráficos 2 y 3 nos ayudan a centrar con más precisión el análisis de la situación.

En el gráfico 2 vemos que, en el nivel CINE 3-4, en España, las personas con cualificación profesional, FP Básica (FPB) y Grado Medio (9,4%), son el 70,7% de las que tienen nivel fundamentalmente de Bachillerato y 4º curso de ESO (13,3%), que no cualifican profesionalmente. Esta ratio resulta inversa y con mayor distancia cuando se observa el promedio OCDE, 169% y UE23, 256,2%.

Gráfico 2. Nivel en detalle de formación de la población adulta (25-64 años)

Fuente: Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE. 2020. Informe Español.

Es de resaltar que si España aspirara a alcanzar la cifra del promedio UE de personas con cualificación profesional de niveles Básica y Grado Medio (32,8%), necesitaría incrementar en 6.154.153 de profesionales cualificados, triplicando el número actual.

Gráfico 3. Distribución de la población española de 25-64 años con cualificación profesional

Fuente: Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE. 2020. Informe Español y elaboración propia.

En el gráfico 3, en el mismo rango de edad (25-64 años) y a finales de 2019, encontramos la distribución según niveles de formación alcanzado de la población que cuenta con cualificación profesional en todos los niveles. En dicho gráfico, se observa no ya sólo la baja cifra de personas con cualificaciones profesionales medias y bajas, y las enormes diferencias con los países de la OCDE y UE23 ya analizadas, sino la inversión que se produce en España de las proporciones entre los diversos niveles, así tenemos más ciudadanos con FPGS (11,7%) que con FPGM (9,4%) y a su vez más ciudadanos con formación universitaria (26,9%) que con FPGS. Y agrupando en términos de ciudadanos con FP por un lado y con formación universitaria por otro, estos últimos superan en un 27,5% a los primeros, lo que no parece responder a las estructuras empresariales razonables que serán demandadas en el proceso de despegue económico que se avecina.

El gráfico 4, referido a la población activa 25-64 años en 2019T4 (21.413.300 personas), nos muestra un ligero incremento de la población con CINE 33 a 38 (9,8% frente a 9,4% de la población general) y un incremento sustancial, pero insuficiente, entre la población con edad 25 a 34 años.

Gráfico 4. Distribución de la población activa con edad 25-64 años y nivel de formación segunda etapa de educación secundaria con orientación profesional (CINE 33 a 38)

Fuente EPA 2019T4. Tabla 6363 y elaboración propia.

2.2 Empleabilidad actual y nivel de formación

Adicionalmente a las consideraciones anteriores, la situación laboral en España analizada a través de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) se observa un desajuste entre los niveles de cualificación de la población y los niveles demandados por las empresas. El gráfico 5 nos muestra que a finales de 2019 había 8.785.100 personas ocupadas que tenían nivel de formación terciaria (FPGS y universitarios), pero únicamente había ocupaciones de ese nivel para 6.646.540 personas, lo que representa que 2.138.560 estaban ocupadas en condiciones de sobrecualificación (o subempleo), es decir ocupadas en tareas de niveles inferiores.

Gráfico 5. Distribución de las personas ocupadas según Niveles de competencias requeridos y Niveles de Formación asociados

Fuente: Padres y Maestros, Núm. 385. Universidad Pontificia Comillas. EPA 2019T4. Tablas 4147 y 6347 y elaboración propia[3].

Llama la atención en este sentido, las declaraciones de la inmensa mayoría de las autoridades universitarias, acerca de las ventajas laborales de ser universitario, ya que se insiste en la idea de que hay mucho menos paro entre quienes tienen esta cualificación profesional que entre aquellos que tienen cualificaciones inferiores, lo cual sin dejar de ser cierto admite varios matices nada despreciables. Así, la mirada con otros ojos al gráfico 5 nos dice algo más y es que, ciertamente quienes tienen niveles de formación elevados (CINE 5 a 8) tienen menos paro que los colectivos con niveles inferiores (gráfico 6), pero si unimos los sobrecualificados de alto nivel de formación a quienes según el gráfico 6 están en paro, alcanzan una cifra próxima al 30% de los activos con dichas altas cualificaciones. Es decir que en torno a un 30% de las personas activas con alto nivel de formación no encuentran ocupaciones correspondientes a su nivel, y en esta situación un 10% se quedan en el paro y un 20% de ellos ocupan puestos de niveles inferiores desplazando hacia el paro a quienes deberían desarrollar estas tareas.

Gráfico 6. Distribución de las tasas de paro según niveles de formación

Fuente: EPA 2019T4. Tabla 6393 y elaboración propia.

3. Posibles causas de la situación actual

Centrando pues nuestro problema en la falta de profesionales cualificados con niveles de formación intermedios (FP), analizamos las posibles causas que, desde siglos atrás y particularmente desde la integración de la Formación Profesional en el sistema educativo con la Ley General de Educación de 1970, han mantenido a la Formación Profesional como estudios de segunda categoría, priorizándose como camino principal del sistema educativo al Bachillerato y su continuación en la universidad.

Esta situación de clara orientación hacia el Bachillerato de los alumnos que finalizan ESO lo pone también de manifiesto el citado informe de la OCDE: Estas diferencias se deben a que la mayor parte del alumnado español elige cursar Bachillerato, el cual tiene un propósito claro de preparación para estudios superiores, siendo menos los que optaron por una Formación Profesional de Grado Medio. La evolución de los últimos años en las tasas de acceso y titulación en ciclos formativos de Grado Medio no parece indicar que a corto plazo vayan a producirse cambios significativos en este nivel de educación.

Así, el informe Hacia el Crecimiento de la OCDE [GROWTH2021] en sus recomendaciones a España insiste en la necesidad de actuar con eficacia sobre nuestra Formación Profesional: Asegurar una implementación efectiva del plan para la modernización de la educación y formación profesionales (EFP). Esta recomendación realizada en 2021 es una más de las que nos vienen haciendo desde años atrás, tanto en el ámbito de la OCDE como en el de la UE.

Es claro que la inmensa mayoría de nuestros estudiantes acuden al sistema educativo con la intención de obtener una formación que les capacite para el ejercicio de una profesión, con la cual desarrollar de un trabajo que les permita una vida digna; así, cuando al finalizar la enseñanza obligatoria (16 años) se le presenta al joven la opción Bachillerato-universidad, formación con cualificación de alto nivel, o Formación Profesional de Grado Medio, formación con cualificación de nivel medio-bajo, orientada a la incorporación directa al mundo del trabajo, y con serias dificultades para alcanzar alguna vez las cualificaciones de alto nivel; resulta claro que no resulta nada atractivo para alumnos normales en edad muy temprana, 16 años, elegir esta última opción, la de FPGM, cualificación que se nos plantea como de vital importancia para nuestro desarrollo social a corto y medio plazo.

Gráfico 7. Evolución del número de alumnos matriculados en estudios de Bachillerato y FPGM

Fuente: Estadísticas de la educación Enseñanzas no universitarias. MEFP y elaboración propia.

Así el gráfico 7 nos muestra la evolución de los alumnos matriculados tanto en los dos cursos de Bachillerato como en los dos cursos de FPGM, y vemos que la relación entre ambos programas es prácticamente del doble de alumnos en Bachillerato que en FPGM, si bien se muestra una tendencia clara a crecer el número de alumnos matriculados en CFGM y una reducción del número de alumnos matriculados en Bachillerato. Esta tendencia al crecimiento de los alumnos matriculados en FP, tanto en FPGM como en FPGS, a pesar de ser tímida e insuficiente, es real y deseada y celebrada por los diversos gobiernos en los últimos años, hecho que se pone de manifiesto cuando al publicitar las cifras de matriculados año tras año se insiste en reflejar la similitud de las cifras de alumnos matriculados en Bachillerato y en FP, cifras que en la actualidad son superiores en FP que en Bachillerato. Pero este superávit en las cifras de FP oculta la realidad comentada anteriormente y reflejada en el gráfico 3, ya que se comparan las cifras de alumnos matriculados en los dos cursos de Bachillerato con las de los alumnos matriculados en seis cursos, los dos de FP Básica, los dos de FPGM y los dos de FPGS, siendo así cifras que no son comparables al recoger grupos de edades y condiciones de acceso totalmente diferentes.

Por otro lado, es de resaltar que no todos los alumnos matriculados en CFGM son alumnos recién egresados de ESO, sino que un número no despreciable son alumnos que vuelven a estos estudios después de haberse matriculado en Bachillerato e incluso en estudios universitarios.

Lo anterior queda reflejado al analizar las edades de los alumnos matriculados, así en el gráfico 8 se observa que los alumnos matriculados en FPGM en el curso 2018-19 tenían edades muy superiores a los que estudiaban Bachillerato, cuando las edades teóricas de matrícula en ambos programas son 16 y 17 años. Así, de los 631.227 alumnos matriculados en Bachillerato el 82,2% tenían la edad teórica, mientras que entre de los 322.736 alumnos matriculados en FPGM únicamente el 25,9% tienen la edad teórica, y entre los matriculados en este programa, el 38,7% tienen más de 20 años, resultando significativo que el 15,8% de aquellos tenían 25 años y más.

Gráfico 8. Distribución de las edades de los alumnos matriculados en Bachillerato y FPGM en el curso académico 2018-19

Fuente: Estadísticas de la educación Enseñanzas no universitarias. MEFP y elaboración propia

Un importante análisis sobre las características del alumnado de secundaria postobligatoria, en relación con sus decisiones tanto formativas como laborales a partir de la finalización de la ESO, lo ha realizado el INE a través de la Encuesta de Transición Educativo-Formativa e Inserción Laboral (ETEFIL) [ETEFIL2019][4], y cuyos resultados más relevantes para nuestro objetivo se presentan en el capítulo siguiente.

Así, del gráfico 9 tomado del citado informe ETEFIL, se desprende que de los alumnos egresados en ESO en el curso 2013-14, el 77,1% decidió seguir estudios de Bachillerato y únicamente el 9,4% eligió seguir estudios de FPGM. El resto abandonó definitivamente el sistema educativo (2,1%) o eligieron otros itinerarios (11,3%). No obstante, en los cinco años siguientes también estudiaron FPGM 4,3 % de los egresados tras haber iniciado o finalizado estudios de Bachillerato. Respecto de FPGS, la encuesta nos muestra que realizaron estos estudios el 21,7%, a los cuales accedieron desde FPGM únicamente el 5,8% y el 15,9% restante tras pasar por Bachillerato, resultando relevantes dos itinerarios: Estudios universitarios tras pasar por FPGM, 3,5% y estudios de FPGS tras pasar por estudios universitarios, 1,9%.

Gráfico 9. Trayectorias educativas hasta el año 2019 de los alumnos egresados de ESO en el curso 2013-14

Fuente ETEFIL-2019. MEFP

Si bien el gráfico 9 nos muestra la evolución académica de los alumnos que finalizaron ESO en el curso 2013-14, el cuadro 1 nos muestra la evolución temporal de los mismos (327.916 personas). En este cuadro se refleja el poco peso que representa la opción FPGM (13,0%) frente al Bachillerato (82,9%) en la elección de continuación de estudios. Asimismo, las significativas cifras de matriculados en CFGM a partir del curso 2016-17 y particularmente en CFGS a partir del curso 2018-19. Indicadores de que los estudios de FP se consideran como estudios de segunda oportunidad frente a los universitarios, tal como se comentó al analizar el gráfico 8.

Cuadro 1. Evolución temporal hasta el curso 2019-20 de los alumnos que en el curso 2013-14 finalizaron estudios de ESO

Fuente ETEFIL-2019.

A título de resumen el informe concluye que, en el período analizado, el 88,1% de los alumnos que promocionaron ESO había obtenido alguna titulación en los cinco cursos posteriores. El 72,3% había conseguido titularse de Bachillerato, el 14,8% en Ciclos Formativos de Grado Medio y el 14,3% en Ciclos Formativos de Grado Superior.

Cuadro 2. Evolución temporal hasta el curso 2019-20 de los alumnos que en el curso 2013-14 finalizaron estudios de Bachillerato

Fuente ETEFIL-2019.

La evolución temporal de los alumnos que finalizaron Bachillerato en el curso 2013-14 reflejada en el cuadro 2, nos muestra la cifra del 19,5% de ellos que se incorporaron a CFGS y mayoritariamente al Bachillerato (71,9%). También y de forma similar a lo evidenciado entre los alumnos que finalizaron ESO, se observa a partir del curso 2016-17 la posible incorporación a estudios universitarios de alumnos que primeramente han cursado CFGS, y el mantenimiento de cifras significativas de matriculados en CFGS a causa de alumnos que abandonan enseñanzas universitarias.

Ahora bien, esta realidad social no es fruto de la casualidad ni de una moda, una razón importante puede encontrarse al comparar los objetivos que tradicionalmente han sido planteados para la FPGM cuando se comparan con los que el Bachillerato. A título de ejemplo tomando la vigente y recién aprobada LOMLOE [LOMLOE], se recogen aquellos que se establecen para el Bachillerato (Art. 33), pero que no tienen reflejo en los establecidos en la misma Ley para la FPGM (Art. 40):

a) Ejercer la ciudadanía democrática, desde una perspectiva global, y adquirir una conciencia cívica responsable, inspirada por los valores de la Constitución española, así como por los derechos humanos, que fomente la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa y equitativa.

b) Consolidar una madurez personal, afectivo-sexual y social que les permita actuar de forma respetuosa, responsable y autónoma y desarrollar su espíritu crítico.

c) Afianzar los hábitos de lectura, estudio y disciplina, como condiciones necesarias para el eficaz aprovechamiento del aprendizaje, y como medio de desarrollo personal.

d) Dominar, tanto en su expresión oral como escrita, la lengua castellana y, en su caso, la lengua cooficial de su Comunidad Autónoma.

e) Expresarse con fluidez y corrección en una o más lenguas extranjeras.

f) Conocer y valorar críticamente las realidades del mundo contemporáneo, sus antecedentes históricos y los principales factores de su evolución. Participar de forma solidaria en el desarrollo y mejora de su entorno social.

g) Desarrollar la sensibilidad artística y literaria, así como el criterio estético, como fuentes de formación y enriquecimiento cultural.

h) Utilizar la educación física y el deporte para favorecer el desarrollo personal y social. Afianzar los hábitos de actividades físico-deportivas para favorecer el bienestar físico y mental, así como medio de desarrollo personal y social.

i) Afianzar actitudes de respeto y prevención en el ámbito de la movilidad segura y saludable

4. Actuaciones hacia una solución

Tras el reconocimiento de la mala situación actual y las posibles causas que nos han conducido hasta ella, se analizan algunas posibles soluciones y se proponen otras, que por supuesto no son ajenas a los planteamientos de las autoridades académicas, laborales y empresariales.

Un análisis preliminar nos lleva a concluir que invirtiendo esfuerzos en dotar de cualificaciones profesionales a una cifra importante de los ciudadanos cuya formación es CINE 0-2 para situarles profesionalmente en el nivel CINE 3-4, situaríamos a España en los niveles de la UE23 y OCDE. En este sentido apuntan las dos primeras actuaciones que se plantean a continuación.

Una primera actuación es trabajar en integrar una gran parte de los actuales profesionales del grupo CINE 0-2 en el grupo CINE 3-4, mediante un proceso de reconocimiento formal de sus actuales competencias, dado que en su mayoría se trata de grandes profesionales.

Una segunda actuación, en la misma línea anterior, es realizar la integración con formación adicional en estrecha colaboración con las empresas.

Si bien las actuaciones anteriores podrían tener un efecto de rápida cualificación profesional de un elevado número de ciudadanos sin ella, es claro que, si nuestro sistema educativo no se modifica, a medio y largo plazo no habremos resuelto el problema, y ahí se plantea una tercera actuación que debe jugar un papel relevante la Nueva Ley de Formación Profesional que actualmente se prepara.

4.1. El reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral y la formación continua

En este sentido resulta relevante el Real Decreto 143/2021, de 9 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral [RD143/2021]. Este reconocimiento y valoración de la experiencia profesional en términos de acreditación como módulos del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales, no sólo es un camino para documentar unas capacidades reales de los numerosos y muy buenos profesionales que han realizado un gran esfuerzo de actualización de conocimientos y de adaptación a las demandas laborales en unos casos por su cuenta propia y en otros con ayudas de las empresas, sino que es además un acto de justicia y auténtica medida para aplicar en los niveles intermedios una formación a lo largo de la vida, ya que con este reconocimiento y acreditación, esa elevada cifra de personas sin cualificación profesional volverían a estar integradas en el Sistema Educativo.

Ahora bien, como se reconoce en el citado RD, la tarea supone un reto de grandes dimensiones, ya que “del total de los casi 23 millones de españoles que conforman la población activa de nuestro país, 11.043.300 personas, equivalente a un 48,02 %, tienen un nivel de formación que no les capacita profesionalmente (o carece de documentos oficiales que lo acrediten)”. A continuación, expone que El Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP) estima para España en el año 2030 un “exceso de personas con un bajo nivel de cualificación (30 % en España frente al 15 % de la Unión Europea) y una necesidad de incrementar, al menos en 10 puntos porcentuales, el número de ciudadanos con un nivel medio de cualificación (32 % en España frente al 45 % de la Unión Europea)”, lo que implicaría un incremento próximo a los 6.000.000 de personas en éste nivel.

Continúa la exposición de motivos con un dato muy relevante que nos puede ayudar a visualizar la eficacia del reconocimiento de competencias, ya que desde que en el año 2009 en el que se implantó el RD 1224/2009 que ahora se modifica “las administraciones educativas y laborales han realizado 231 convocatorias, con un total de 266.646 plazas para diferentes unidades de competencia incluidas en las Cualificaciones Profesionales del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales. Si se compara con la cifra ya identificada de 11 millones de personas sin acreditación de su cualificación profesional, este procedimiento ha llegado al 2,42 % de los potenciales beneficiarios del mismo en 10 años.

Esta falta de eficacia en su aplicación es la que se pretende corregir con las modificaciones que se introducen con el RD 143/2021, modificaciones que simplifican procedimientos, amplían plazos y reducen requisitos, sin embargo, no parece esperable que se puedan conseguir resultados significativos que modifiquen sensiblemente las cifras anteriores, pensando no sólo en la posible falta de incentivos para los profesionales y las empresas, sino y también por las edades de la población afectada que según los gráficos 6 y 7 nos indican el elevado peso de la población mayor de 45 años, que en el caso de la población activa representan el 55,3% de este grupo CINE 0-2.

Gráfico 10. Distribución por edades de la población 25-64 con nivel de formación alcanzado CINE 0-2, inferior a segunda etapa de secundaria en el año 2019.

Fuente: EducaBase. MEFP. Explotación de las variables educativas de la encuesta de población activa.

Por otro lado, pasar del reconocimiento de unidades de competencias, que forman parte de una cualificación profesional, a la obtención del título de Formación Profesional correspondiente, normalmente requerirá completarlo con formación complementaria que difícilmente podrá ser obtenida sin el apoyo económico necesario para que la persona pueda reducir su actividad laboral en el tiempo necesario.

Gráfico 11. Distribución de la población activa con nivel de formación segunda etapa de educación secundaria con orientación profesional (CINE 33 a 38).

Fuente EPA 2019T4. Tabla 6363 y elaboración propia.

4.2. Actuaciones sobre el sistema Educativo

Más aún, si con las medidas de incorporación al nivel de formación CINE 3-4 a numerosos ciudadanos de niveles de formación inferiores mediante el reconocimiento de competencias profesionales adquiridas, se consiguiera invertir los ratios del gráfico 1 alcanzando las previsiones del CEDEFOP para el 2030, no debemos olvidar las causas que desde el pasado nos han traído a la situación actual, y estas casusas aquí se plantean como ligadas directamente al papel que nuestro a subsistema de Formación Profesional se le asigna dentro de nuestro Sistema Educativo.

4.2.1. Sugerencias para la Nueva Ley de Formación profesional

Son claros, evidentes y loables los grandes avances que a lo largo del tiempo se ha ido produciendo en el subsistema FP, reconocido por las empresas como formador de profesionales de buena calidad, pero la percepción social que de él se tiene no mejorará sustancialmente mientras se siga configurando dentro del Sistema como una puerta de salida hacia el mundo del trabajo del considerado como camino principal, Bachillerato-universidad, camino único para alcanzar las máximas cualificaciones profesionales de forma natural y planificada.

Las reflexiones y datos anteriores nos llevan a apoyar un sistema educativo en el que la inmensa mayoría de los ciudadanos circulen desde la formación obligatoria hasta la universitaria a través de la Formación Profesional (FP), lo que implica progresar a través de cualificaciones profesionales escalonadas, generando así una distribución de sus egresados más coherente con la demanda real.

Esta conexión razonable entre universidad y Formación Profesional no sólo aportará un gran beneficio para la potenciación del subsistema FP, sino que también ayudará a resolver la demanda de sentido práctico y aplicado que se produce desde las empresas para los egresados universitarios, ya que quienes accedan a los estudios universitarios desde la Formación Profesional de Grado Superior (FPGS), lo hacen no sólo con una formación académica de claro sentido aplicado, sino tras un elevado tiempo de presencia en las empresas que es intrínseco a su condición de FP. En este sentido es de resaltar el proyecto de RD sobre Ordenación de las Enseñanzas Oficiales en el Sistema Universitario Español, sometido a consulta pública [OSU2021], que establece como uno de los objetivos principales “robustecer las capacidades de empleabilidad que confiere la formación recibida en diferentes títulos, a partir de las competencias y conocimientos asumidos, o mediante las prácticas académicas externas en unos casos, o de la formación dual, en otros”.

La Formación Profesional como camino de formación aplicada que, recorrido en paralelo al camino académico (el ahora diseñado como camino único), permitiría alcanzar las máximas cualificaciones profesionales (universitarias) de forma escalonada, cubriendo todos los niveles profesionales desde el más bajo hasta el más alto. Este camino ha de ser lo suficientemente atractivo para que por él circule la inmensa mayoría de los ciudadanos, y por esto debe ser de formación completa de las personas no obviando la formación en humanidades, cultura y valores, educación de la que no pueden excluirse el arte, la filosofía, idiomas y cuantas materias de corte transversal se imparten en Bachillerato con los mismos fines, pues será el camino llamado a configurar la gran masa ciudadana.

En esta normalización de la FP como camino de formación aplicada, es bien recibida la nueva LOMLOE en la que se establece “que los alumnos y alumnas que superen un ciclo formativo de grado básico recibirán el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria, que permitirá el acceso a cualquier enseñanza postobligatoria”, haciendo así de la FP Básica sea considerada como de Segunda Oportunidad para quienes abandonaron la Secundaria Obligatoria.

Es de resaltar que si la inmensa mayoría de la sociedad española circulara hacia la universidad a través del camino aplicado y escalonado de la Formación Profesional se puede pronosticar una reducción del fracaso escolar, no sólo en los niveles de secundaria, sino y de forma relevante en el propio nivel universitario, consiguiendo un ahorro económico que probablemente permitiera extender la gratuidad de la enseñanza al mismo nivel universitario.

En este sentido cabe resaltar que la tasa bruta de abandono global en el sistema Universitario Español en el curso 2016/17 fue del 33,3% [CRUE17-18], y no se debe olvidar que existe un porcentaje en torno al 20% de alumnos que una vez finalizados sus estudios superiores cursan estudios de FP en la búsqueda de una mayor empleabilidad [Arenas2019].

4.2.2. Las profesiones STEM

Por otro lado, en el ámbito de las ingenierías y en general en los estudios STEM, de transcendental importancia frente a la Industria 4.0, es clara la reducción de demanda que de estos estudios se está produciendo entre los estudiantes universitarios, ya que como puede verse en el cuadro 3 del informe Datos y Cifras del Sistema Universitario Español [SUE19-20], el número de estudiantes matriculados en la Rama de conocimiento Ingeniería y Arquitectura, en los últimos 5 años se ha reducido un 24,2% y un 41,8% en los últimos 15 años, cifras que en los estudios STEM (Ingeniería, Arquitectura y Ciencias) representan una reducción del 17,8 % en los últimos 5 años y del 39,7% en los últimos 15 años.

Cuadro 3. Evolución del número de estudiantes matriculados en Grado y 1º y 2º Ciclo por rama de enseñanza

Fuente: Datos y cifras del sistema universitario español.2020-21. Tabla 4.3.1.

En contraste con estos datos se observa en el gráfico 11, tomado de [Panorama2020], que en el año 2018 los nuevos estudiantes en CFGS (ciclo corto de educación terciaria) en materias STEM, representan en España el mayor porcentaje (29,0%) respecto a otros campos de estudio, y con una posición muy significativa respecto a otros países de la UE23 y de la OCDE. Este interés de los alumnos por las materias STEM en FP debe considerarse como un aliciente para potenciar la FP como campo de futuras vocaciones hacia la ingeniería y en general hacia las materias STEM.

Gráfico 12. Distribución por campo de estudios de los nuevos matriculados en educación terciaria ciclo corto (FPGS)

Fuente. Panorama de la educación Indicadores de la OCDE 2020. Gráfico 1.19. Ministerio de Educación y Formación Profesional.

El panorama anterior, pensando en una universidad que además de su gran papel en la generación y transmisión de pensamiento, es formadora de profesionales de alto nivel, refuerza la necesidad de potenciar esa conexión entre universidad y FP, para hacer que la formación de profesionales en cualquier campo sea un continuo desde los niveles más bajos de profesionalidad, pero ello resulta especialmente importante en el campo de la ingeniería.

Así, y de forma loable ya se están manifestando diversas universidades, en número aún reducido, planteando diversas formas de conexión entre estudios de FP y Grados, principalmente en áreas de ingeniería, con esquemas que van más allá de las tímidas y poco efectivas acciones de reconocimiento de estudios reconocidos en el Real Decreto Real Decreto 1618/2011, de 14 de noviembre, sobre reconocimiento de estudios en el ámbito de la Educación Superior [RD1618/2011], que, de forma explícita, trata a los estudios de FPGS como Educación Superior, que junto a los estudios universitarios configuran la educación terciaria en las clasificaciones internacionales.

5. Interacción e implicación sistemática del tejido empresarial en la acción formativa

El reciente informe Hacia el Crecimiento de la OCDE [GROWTH2021] en sus recomendaciones a España en relación con la educación y habilidades nos recomienda: Promover la cooperación con las empresas, desarrollando tales iniciativas como Centros de Excelencia Vocacional, para ayudar a identificar necesidades de habilidades y colocar a los estudiantes de FP en empresas.

Es claro y contundente el importante papel que juegan las empresas en la formación de los profesionales que necesita nuestra sociedad. Por un lado, en la formación reglada, mediante el asesoramiento y las prácticas externas: las materias de interés profesional, las habilidades, las relaciones profesionales y una parte de las sociales, la responsabilidad y la ética profesional, y en el fondo la madurez personal.

Ahora bien, este papel de las prácticas externas ha de ser perfectamente medido y evaluado durante el tiempo en que los alumnos se encuentran dentro del sistema educativo, al cual corresponde no sólo su formación en habilidades básicas, sino su formación como ciudadanos cultos y con valores, que ciertamente en parte pueden ser adquiridos en la estancia empresarial.

No se debe olvidar que, si bien el hacer fija la habilidad, el saber por qué se hace ancla fuertemente esa habilidad adquirida, y el saber por qué se hacen las cosas corresponde al ámbito académico, y en nada contribuye a ello la repetibilidad y la monotonía propia del trabajo que vendrán más allá del periodo que corresponde al sistema educativo.

Pero, por otro lado, no menos importante, en la formación continua, tanto en su impartición directa en la empresa como en colaboración con los centros de formación reglada. Es esa colaboración la que en estos momentos puede ayudar de forma relevante a conseguir que un importante número de profesionales sin cualificación (CINE 0-2) consigan ésta, no sólo documentalmente, sino y sobre todo con la adecuada actualización para afrontar el futuro inmediato. Cobra especial relevancia la formación específica sobre productos y equipos de determinadas empresas que por su amplia utilización social y profesional se configuran como núcleos básicos de formación profesional.

En este contexto tiene sentido citar aquí la propuesta de Campus Profesional realizada en 2010: Así se sugiere que las universidades establezcan acuerdos de colaboración con uno o varios centros de formación profesional, creándose un campus profesional configurado con la universidad, los centros de formación profesional y las empresas colaboradoras de éstos, en el que se desarrolle un trabajo cooperativo con mutua confianza. [Arenas 2010]

Y continúa: De este campus profesional saldrían grandes ventajas para todos los implicados, así la universidad contaría con canteras de futuros alumnos con conocimiento de su trayectoria. Los centros de formación profesional generarían un atractivo muy importante al ofrecer a sus egresados la posibilidad de continuar estudios universitarios con el pleno reconocimiento de los conocimientos y valores adquiridos. Las empresas, ya colaboradoras de los centros de formación profesional, podrían ampliar sus relaciones y posibilidades de colaboración con la universidad

Esta idea de aproximar la investigación, la formación y la empresa vuelve a ser formulada y apoyada legislativamente en la LO 4/2011 de economía sostenible, [LO4/2011] planteada para apoyar la recuperación en la crisis de 2008, y que dedica su disposición adicional primera a la colaboración entre la formación profesional superior y la enseñanza universitaria. Así establece: El Gobierno, en el ámbito de sus competencias, promoverá la colaboración entre la enseñanza de formación profesional superior y la enseñanza universitaria, aprovechando los recursos de infraestructuras y equipamientos compartidos, creando entornos de formación superior, vinculados a las necesidades de la economía local, y ubicados en los campus universitarios.

6. Conclusiones

España se enfrenta a un periodo de cambios profundos sociales, económicos y laborales para el que presenta muy bajas cifras de personas con cualificaciones profesionales de niveles intermedios (FP).

En el enfoque a corto plazo se plantea imprescindible afrontar el reconocimiento de la experiencia laboral, con decididos esfuerzos económicos y personales, a través de la formación continua, en una clara y decidida colaboración entre empresas y centros de formación reglada.

En el enfoque a medio y largo plazo se propone una decisión clara y determinante de hacer que la Formación Profesional deje de ser puerta de salida para convertirla en un camino de formación aplicada, con una conexión natural y razonable con la universidad; camino paralelo al actual y más académico del Bachillerato.

Si tomáramos como referencia el modelo alemán en formación reglada con una población 25-64 años con ratios:

  • 30% ciudadanos con Formación Superior
  • 50% FPGM
  • 20% sin cualificaciones profesionales

¿Tiene sentido que el 50% de dicha población no reciba la formación cultural, social, ciudadana, idiomas, en valores, etc. que se establecen como diferenciadores entre el Bachillerato y FP, aparte del 20% que no ha alcanzado cualificación profesional?

Con el esquema educativo actual ¿es posible combinar esta formación humanística con la formación en habilidades que se reclama con aplicación cada vez más inmediata? ¿Se precisa de cambios más profundos que afecten a todo el sistema educativo?


Anotaciones a pie de página.

[1]El acrónimo CINE corresponde a la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación [CNED2014].

[2]En España, la primera etapa de educación secundaria se corresponde con los tres primeros cursos de la ESO y la segunda etapa de educación secundaria se corresponde con el curso de 4.º de ESO, Bachillerato, Formación Profesional Básica y Ciclos Formativos de Grado Medio o equivalentes. Para más información

consultar la clasificación CINE 2011 de la UNESCO.

[3] https://revistas.comillas.edu/index.php/padresymaestros/article/view/16031.

[4]Se trata de la segunda edición de una encuesta realizada por el INE sobre alumnos del curso 2013-14 (la primera edición ETEFIL-2005 se realizó sobre alumnos del curso 2001) y en el que según se define en su página web, “La Encuesta de transición educativa-formativa e inserción laboral tiene como objetivo proporcionar información sobre la trayectoria educativa posterior de las personas que han realizado estudios de educación secundaria y formación profesional, así como los diversos aspectos de su proceso de inserción laboral, es decir, la transición desde la educación y la formación al mercado de trabajo. Se investigan cinco colectivos independientes que en el curso 2013-14 se graduaron en ESO, se titularon en Bachillerato, terminaron Ciclos Formativos de Grado Medio y Ciclos Formativos de Grado Superior y aquellos que en el curso 2013-14 abandonaron los estudios de ESO”.

Referencias.

[Arenas 2010]. La Formación Profesional en el Pacto por la Educación. Anales de la Asociación de Ingenieros del ICAI. https://revista-anales.icai.es/web/n_2/pdf/seccion_9.pdf

[Arenas2019]. La formación de profesionales ante la industria 4.0. https://www.icai.es/articulo-revista/la-formacion-de-profesionales-ante-la-industria-4-0/

[CNED14] Clasificación Nacional de Educación 2014 (CNED-2014) Introducción y aspectos generales. INE 2016.

https://www.ine.es/daco/daco42/clasificaciones/cned14/CNED2014_capitulo0.pdf

[CRUE17-18]. La universidad Española en Cifras.2017-2018. CRUE. https://www.crue.org/wp-content/uploads/2020/02/UEC-1718_FINAL_DIGITAL.pdf

[ETEFIL2019]. Encuesta de Transición Educativo-Formativa e Inserción Laboral (ETEFIL).http://www.educacionyfp.gob.es/servicios-al-ciudadano/estadisticas/laborales/transicion.html

[GROWTH2021]. Economic Policy Reforms 2021: Going for Growth. OCDE.

https://www.oecd.org/economy/growth/Spain-country-note-going-for-growth-2021.pdf

[LOMLOE]. Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

https://www.boe.es/boe/dias/2020/12/30/pdfs/BOE-A-2020-17264.pdf

[LO4/2011]. Ley Orgánica 4/2011, de 11 de marzo, complementaria de la Ley de Economía Sostenible. https://www.boe.es/boe/dias/2011/03/12/pdfs/BOE-A-2011-4551.pdf

[OSU2021]. Proyecto de RD sobre Ordenación de las Enseñanzas Oficiales en el Sistema Universitario Español. https://www.ciencia.gob.es/portal/site/MICINN/menuitem.8ce192e94ba842bea3bc811001432ea0/?vgnextoid=37b337e3c9ba1710VgnVCM1000001d04140aRCRD&vgnextchannel=cedcb3c383f85610VgnVCM1000001d04140aRCRD

[Panorama2020]. Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2020. https://www.educacionyfp.gob.es/inee/indicadores/indicadores-internacionales/ocde.html

[RD143/2021. Real Decreto 143/2021, de 9 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio.

https://www.boe.es/boe/dias/2021/03/10/pdfs/BOE-A-2021-3700.pdf

[RD 1618/2011]. Real Decreto Real Decreto 1618/2011, de 14 de noviembre, sobre reconocimiento de estudios en el ámbito de la Educación Superior. https://www.boe.es/buscar/pdf/2011/BOE-A-2011-19597-consolidado.pdf

[Skills2020]. Skills_forecast_2020_spain.https://www.cedefop.europa.eu/files/skills_forecast_2020_spain.pdf

[SUE19-20]. Datos y cifras del Sistema Universitario Español. 2019-2020. https://www.ciencia.gob.es/stfls/MICINN/Universidades/Ficheros/Estadisticas/Informe_Datos_Cifras_Sistema_Universitario_Espanol_2019-2020.pdf

Antonio Arenas AlonsoIngeniero Técnico Industrial en el ICAI
Cursó estudios de Oficialía y Maestría Industrial y en 1970 finalizó sus estudios de Ingeniero Técnico Industrial en el ICAI (Universidad Pontificia Comillas), en 1983 como Ingeniero Industrial, alcanzando el grado de doctor en 1999. Tras iniciarse como docente en las Escuelas de Formación Profesional Padre Piquer, en 1970 inició su actividad en el ICAI, primero como profesor de prácticas y posteriormente docencia en Medidas Mecánicas, Potencia Fluida, Mecánica de Fluidos, Turbomáquinas y Termodinámica. Tras ocupar diversos cargos de gestión en la Universidad Comillas, actualmente está jubilado y es miembro de número del Observatorio Industria 4.0.